Viernes 6 de enero 2014
Me levanté con un dolor de cabeza tremendo como si no hubiera dormido ni diez minutos, el hospital estaba más lleno de gente que de costumbre, se oían risas, se respiraba alegría en aquellos pasillos.
Me apeteció dar una vuelta por la planta y ver a esa gente sonreír a causa de las visitas que habían recibido. Al salir de mi habitación oí un alegre : "feliz día de reyes" dicho por una niña de unos 10 años, ahora entendía el por qué de tanta gente, venían a traerle regalos a sus seres queridos.
Mi regalo fue un dolor de cabeza enorme, y un folio arrugado con la cara de aquel cirujano.
Después de felicitar a todos los pacientes con los que me topaba fui a mi habitación, quería asomarme al balcón y dejar que el aire rozara mi cara. Desde aquellas alturas se veía todo lo que había visto solo en fotos o postales, se divisaban calles alegres con niños corriendo y estrenando sus nuevos juguetes, se respiraba paz y alegría.
Me quedé un buen rato observando las vistas hasta que el sonido de las bisagras de la puerta principal me hicieron volver a la realidad.
Era Romina, venía a cambiar las sábanas y ponerme otro vendaje nuevo.-¿Qué tal se encuentra hoy el señor interrogador?- Dijo riéndose refiriéndose a mi actitud del día anterior.
-Pues no muy bien, pero hoy es su día, no hay más preguntas- Le respondí imitando la voz de los actores de las películas de acción.
No pudo contener la risa.
-¿Qué le pasa "Don Quejica", que le duele?- Dijo sin apenas aire debido al largo tiempo que estuvo riéndose.
-Me duele un poco la cabeza "Doña pone vendas"- Dije devolviéndole la broma.
Me miró con cara de nostalgia, algo sabía, debía entrar en confianza con ella si quería sacarle algo sobre Carlos, el cirujano de mi operación.
-¿Y la nariz no le duele? ¿Puede respirar normal?- Preguntó evitando el tema de mi dolor de cabeza.
-Si por respirar normal usted se refiere a silbar por la nariz pues sí, respiro de perlas-.Le respondí con ironía.
Se volvió a reír.
-Buenos dejémonos de ironías y procedamos al cambio de la vendas-. Ordenó.
-Vale, pero ten cuidado, trátame con cariño- Dije con cara de asustado intentando sacarle una carcajada.
Despegó la venda de mi cara cuidadosamente.
-Así me gusta-.Le dije en tono de broma.
-Ahora viene lo divertido-.Dijo echándose la mano derecha a su bolsillo.
-¿Qué?, ¿Divertido?-.Vi como asomaba un bastoncito para los oídos de su bolsillo.
-¡Vamos... no me jodas!-.Exclamé imaginándome que hurgaría con él dentro de mi nariz.
Sonrió de una forma muy pícara.
-A esa cara me refería cuando dije "lo más divertido"- Respondió con cara de satisfacción.
Siguió adelante con el procedimiento, era desagradable notar ese bastoncito dando vueltas dentro de mis fosas nasales que aún estaban doloridas.
-¿Todo bien Romina?- Dije sin apenas vocalizar dado a que tenía sus muñecas apoyadas en mis labios.
-Si, todo bien, pero aún te quedan unos días aquí aguantándome-.Dijo con cara de pena.
-Entonces no serán tan malos- Respondí mirándole a los ojos.
Noté que mi respuesta le impactó, se puso roja, no dijo nada solo sonrió y salió de la habitación.
Ahora que estaba solo, no sabía que hacer, me senté en la camilla y tiré cuidadosamente mis vaqueros al suelo. Oí el ruido de un cristal en el bolsillo trasero y me acordé de aquel amuleto o pieza de coleccionista.
Le eché un vistazo, supuse que me lo habría puesto Romina en la mano cuando estaba inconsciente para darme buena suerte o algún motivo parecido. No le puse atención solo lo mire por los dos lados y lo volví a meter en el bolsillo.
Salí de aquella caja de zapatos con camilla en la que dormía y me dirigí a la habitación del señor que me encontré ayer por el pasillo.
Al acercarme a la puerta oí que estaba reunido con su familia y no quise molestarle, así que fui a la sala de espera donde estaban los familiares que esperaban a que sus seres queridos ingresados comiesen o le cambiasen la ropa.
Dentro de aquella sala me encontré a María, la chica de la limpieza cuyo nombre ponía en una placa de metal situada en el bolsillo de su camisa.
-¡Hola María!,¿Qué tal?-.Dije en voz alta provocándole un susto dado a que llevaba auriculares con música y seguramente no me esperaba allí.
-Lo siento si la he asustado- Me disculpé aguantándome la risa.
-No se preocupe me suele pasar mucho en este trabajo- Respondió.
-Quería preguntarle por que lleva su nombre en una placa, ¡no creo que se olvide!- Exclamé con cara de ignorancia.
-Es para que la gente sepa nuestro nombre y así nos pueda llamar- Me explicó.
-¿Y.. si la veo de espaldas.. la tengo que llamar "Hospital Sanitario la Cruz"?- Le pregunté haciendo referencia a lo que ponía en la parte trasera de su camisa de trabajo.
-Me llamo María de la cruz, "Maricruz" es como me llama la gente, así que si no lo escucho bien puede que responda por "Hospital Sanitario la Cruz"-.Dijo riéndose.
-Tienes razón suenan igual- Respondí con toda la ironía que podía expresar con mis ojos.
Me despedí de ella, no quería entretenerla en su oficio.
Me senté en unos de los sofás de la sala, en el que estaba más cerca de la ventana para ser exacto, me puse a pensar en las posibles respuestas que me dieran la solución a mi pregunta de porqué me pasé dos días sin conocimiento.
Saqué la hoja con la información sobre Carlos, leí que sus denuncias habían sido por no estar atento a su trabajo y realizar mal las intervenciones, "Que hacía trabajando un tipo así en un hospital", era la frase que repetía en mi cabeza cada vez que miraba su foto, tampoco entendía por que Romina me escondía la verdad.
Se estaba haciendo de noche, en cinco minutos se acabaría el horario de visitas y podría ir a la habitación de aquel buen hombre para preguntarle como le había ido el día.
Me levanté aturdido a causa de una punzada en la frente , no veía nada, solo manchas de color grisáceo y un pitido insoportable en los oídos. Oí una voz que parecía ser la de Romina diciendo "Ayúdenme a agarrarlo antes de que caiga", y un segundo después de esta frase pude notar dos brazos fríos sujetándome por mis axilas.
Noté un golpe en mi rodilla derecha acompañado de una insensibilidad general, todo indicaba que me volví a desmayar.
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CAMPOS DE CEREZOS
Short StoryAlex, un joven moreno y alto como otro cualquiera siente los nervios de una operación nasal a la que tiene que acudir por el bien de su salud, al llegar al hospital conoce a Cloe una chica de su edad. Alex pierde la memoria y no recuerda a Cloe pero...