Al día siguiente me tocaba clase de educación física a primera hora, como siempre escapé de casa lo más rápido posible de casa, a veces mis padres llegan a ser repulsivos con el amor que se dan por las mañanas. Dejé a mi hermana en el colegio y corrí con ganas para llegar a tiempo a clase.
Veo que Megan no va a hacer la clase con la típica excusa de todas las mujeres, la regla, el profe deja que tome notas de la clase y demás. Yo en esas cosas de chicas no me meto, he visto a mamá caerse al suelo por los dolores que ese suceso natural provoca, y eso que mi madre aguanta muy bien el dolor, es la mujer más fuerte que conozco.
Al profe le da la venada de hacer dos equipos para jugar al brillé (balón prisionero) o como queráis llamarlo. Uno de los capitanes de equipo va a ser uno de los que peor me caen de clase, el otro es un compañero al que apenas le hablo. Genial, me dejarán para el último seguro, que viva el instituto.
Para mi sorpresa el tipejo al que apenas le he hablado me elije el primero cuando le toca, no sé por qué lo ha hecho, pero al menos mi autoestima se enorgullece de ello. El partidito comienza, mi equipo está compuesto por los que juegan al fútbol y otros deportes, eso nos da algo de ventaja en fuerzas, pero la mayoría de ellos tienen los reflejos en la nuca. Unos 10 minutos después solo quedo yo en mi equipo, cosa que no me sorprende demasiado, pero al menos esperaba que la mayoría de los contrincantes ya hubieran sido eliminados, cosa que no ha sucedido. Ganamos o mejor dicho, gané, he eliminado a todos los del otro equipo yo solito a base de esquivar, dar saltos y volteretas en el aire.
Paso de la celebración y las burlas de los otros yendo a donde tengo la mochila, la sed me mata y tengo hambre, hacer tanta tontería en el aire ha vaciado mi estómago. Megan me mira de reojo pero intento no mirarla haciéndome el loco, bebo agua y después me echo un poco por el pelo para refrescarme. De repente noto como alguien me revuelve el pelo sin permiso, cosa que solo pueden hacer los miembros de mi familia y Yaris, aunque él también cuenta de mi familia... En fin.
Me giro rápidamente para ver a Diana sonriendo como una idiota, odio a este tipo de chicas, se la pasan coqueteando todo el jodido día, pero igual hay que soportarlas.
- Diana... no vuelvas a tocarme el pelo.- le dijo tajante y frío.
- No puedes ser tan presumido, a todos os gusta que os toquen el pelo.
- Sí, pero la mayoría prefiere que no sea el de la cabeza.... Por cierto, tu hermano está jodiendo a mi hermana en el colegio, si la vuelve a tocar te juro que le hago el niño volador.- le dijo mientras guardo la botella de agua de nuevo en la mochila.
- Mi hermano es un angelito, perdona que te lo diga.- me dice haciendo la de "porque yo lo valgo" o esa mierda que hacen las niñatas con el pelo.
- Bueno... yo ya te lo advertí, o tu hermano deja a mi hermana en paz o seré yo el que lo ponga en su sitio.
Con la misma me subo a las gradas y me siento tranquilamente, son los minutos de juego libre que nos da el profesor y la verdad es que no me apetece moverme más hasta la hora de comer.
Siento como alguien se sienta a mi lado sin decir ni una sola palabra, miro de reojo para ver a Megan vistiendo una camiseta bastante sencilla, encima de la misma va un suéter de punto con un entramado cuanto menos curioso y un pantalón vaquero normalito. He de admitir que la sencillez le queda demasiado bien.
- ¿Tienes una hermanita pequeña?- me pregunta con calma.
- Sí, tiene 7 años.- le digo mirando a la cancha.
- Seguro que es adorable, se nota que la quieres mucho.
- Bueno después de todo soy el hermano mayor, tengo que protegerla.
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LOS PASOS DE MIS PADRES (amar o no amar 2)
أدب المراهقينAlex y Marian Sanders son los hijos de Gema y Lion Sanders. Esta vez seguiremos de cerca los pasos de Alex, el hijo mayor de la pareja que protagonizó la precuela de esta historia. Veremos como huye, pelea, juega y hace de las suyas mientras descubr...