Alex y Marian Sanders son los hijos de Gema y Lion Sanders.
Esta vez seguiremos de cerca los pasos de Alex, el hijo mayor de la pareja que protagonizó la precuela de esta historia. Veremos como huye, pelea, juega y hace de las suyas mientras descubr...
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Cuando logro explicarles la situación a mis padres ellos asienten comprendiendo que no es que vaya a presentarles a mi novia ni nada parecido, mi madre intenta no reírse ante mi forma de ponerlos al día y mi padre asiente y sonríe con orgullo. Sinceramente no los entiendo, pero en fin, ellos son alienígenas.
- Lamento molestarles a estas horas, pero su hijo ha insistido en que reponga fuerzas antes de volver a mi casa... es que me he perdido y ha venido a ayudarme a pesar de haberse puesto en problemas, lo siento mucho.- dice Megan, ni siquiera me había dado cuenta de que había dejado de pegarme.
- Tranquila, puedes quedarte el tiempo que necesites, y por supuesto Alex te acompañará cuando tengas que irte.- dice mi madre sonriendo con calidez.- soy Gema, la mamá de Alex.
- Yo soy Lion, es un placer conocerte, espero que te sientas como en casa.- dice mi padre, será fantasma, ni siquiera dice su nombre completo.
- Yo soy Megan, el placer es todo mío.
- Y yo soy Mari.- dice la pequeñaja bajando por las escaleras para venir corriendo hacia ella.- tengo 7 años.
- Hay por Dios, que mona que eres, que guapa y adorable.- dice cogiendo a mi hermana en brazos.- ¿Me dejas comerte?
- No, a mí solo me come papi.- dice Mari muy seria.
- A mí tampoco me deja, tranquila.- le digo riéndome.- Mari, se buena con ella, es amiga mía.
- ¿No es tu novia?
- ¿QUEEEEE? NO CLARO QUE NO.- decimos los dos a la vez sonrojándonos.
Mis padres rompieron a reír con ganas mientras mi hermana nos miraba confundida, está demasiado puesta en el tema para tener solo 7 años, quisiera saber quien le ha hablado sobre novios y esas cosas.
Llevo a Megan a la cocina para darle un vaso de agua o de lo que ella prefiera y así que se reponga ya que no tengo ni idea de cuánto llevará caminando, sola y de noche por esas calles llenas de idiotas que piensan con la cabeza de abajo.
Tras un rato voy con Megan por la calle, ya está menos cansada y más relajada, hasta parece que va con más confianza a mi lado. Sonríe hablando de lo alocada pero amable que le ha parecido mi familia y yo solo puedo darle la razón en todo lo que dice, mis padres no son los más convencionales ni los más tranquilos, pero son buenos y amorosos conmigo y con mi hermana... es todo lo que puedo pedir. Además cuando quieren son geniales.
- Gracias por acompañarme a casa, Alex.- me dice Megan cuando ya nos encontramos frente a la puerta.
- De nada, ha sido un placer, pero ya sabes nada de ir de noche por calles desconocidas.- le digo sonriendo, casi burlándome de ella.
