Un barco surcaba las tranquilas aguas que separaban las islas del Archipiélago del Dragón, al noroeste de la gran masa de agua que ocupaba el centro del globo conocidas como el Mar Central. La quilla cortaba la superficie del mar como una cuchilla bien afilada, y las velas blancas hinchadas por el viento lo impulsaban veloz hacia su destino. Había cientos de pequeñas islas, muchas de ellas sin nombre y despobladas, pero aquel navío había partido de una de las principales, Cuerno del Dragón. La nave era pequeña, pero con suficiente capacidad de almacenaje para dedicarse al transporte de mercancías, y estaba tripulado por drakens.
Estos furrs vivían en el Archipiélago del Dragón y se decía que estaban emparentados con los dragones, aunque no se parecían en nada a aquellas antiguas criaturas que asolaron el mundo en la antigüedad. Los dragones eran enormes bestias escamosas, andaban a cuatro patas y tenían gigantescas alas membranosas, sus colmillos y garras eran formidables, pocas armas lograban atravesar la armadura de sus escamas y devoraban toda la magia que encontraban a su paso.
El capitán del barco era un adulto, Darroc, uno de los pocos que sobrevivieron a la terrible epidemia que azotó el archipiélago diez años atrás. Al igual que en todos los drakens tenía el pelaje de un solo color pero de distintas tonalidades, tenía el pelo de la cabeza castaño oscuro y el mismo color le bajaba por la columna y se le iba aclarando hacia la cara, el pecho y el vientre. Tenía una cicatriz en el lado izquierdo del rostro y un parche negro le tapaba el ojo del mismo lado. Más que un honrado capitán parecía un pirata e incluso lo habían llegado a confundir con uno. Llevaba la ropa típica de los marineros, pantalones anchos y un chaleco sin mangas, aunque algunos tripulantes usaban taparrabos. Estaba sobre la cabina de popa, con los brazos cruzados mientras el timonel, a su lado, manejaba el timón del Marí, que era el nombre de la embarcación. Una vez más, su mirada se dirigió hacia el joven pasajero que había aceptado llevar en su viaje a Escama del Dragón, una de las pequeñas islas centrales. El joven se llamaba Toru. Un draken azul y estaba peligrosamente inclinado fuera de las barandas, encaramado sobre el mascarón de proa mirando hacia el horizonte, esperando ver aparecer la isla de un momento a otro; la espuma del mar rociaba su cara, cosa que no parecía importarle. En uno de los brincos que dio la nave, estuvo a punto de precipitarse al mar y el capitán empezó a maldecir entre dientes, bajando los escalones que llevaban a la parte superior de la cabina. El resto de los marineros, todos muy jóvenes, recién cumplida la mayoría de edad, lo miraron pasar y sonrieron divertidos, pues sabían que Darroc era un buen capitán, aunque pareciera un cascarrabias; viéndolo plantarse con las piernas separadas y los brazos cruzados mirando hacia el mascarón donde estaba Toru.
—¡Grumete! ¡Creo que dije que no te quería ver fuera de la cocina! —Le gritó.
Toru se volvió sobresaltado, le sonrió y se deslizó aterrizando de pie junto a él. Los drakens no eran muy altos, los machos rara vez superaban el metro cuarenta y las hembras el metro treinta. Pese a ello eran rápidos, ágiles y más fuertes de lo que su corta estatura podría hacer pensar.
—Lo siento capitán Darroc, estoy impaciente por desembarcar. Quería ver si ya se veía la isla. —Explicó.
Toru tenía los ojos azul cobalto y su pelo, revuelto por el aire, era del mismo color; el resto de su cuerpo estaba cubierto por pelaje de tonalidades azules, más oscuro por la espalda y clareando hacia la parte delantera. Iba vestido con un taparrabos de piel blanca y un chaleco de cuero.
—¡Te dije que no llegaríamos hasta la tarde, con suerte! —Le recordó con un gruñido, señalando la portilla que llevaba hacia las cocinas. —Hicimos un trato, no te cobraría nada por el pasaje si trabajabas como ayudante del cocinero. ¡Ahora vete a preparar la comida de la tripulación! —Ordenó, alzando un puño amenazante.
ESTÁS LEYENDO
La Magia de los Dragones.
FantasyToru, junto a un grupo de furr, serán elegidos por los dioses como paladines del Bien, al igual que los antiguos Héroes que salvaron a los humanos de la aniquilación por parte de los dragones oscuros. Esta aventura dará comienzo cuando Toru busca re...