Capítulo Cinco.

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Me desperté todo adolorido, no sólo me dolía la cara, haber pasado no sé cuánto tiempo en el piso frio había hecho que mi cuerpo también me doliera, me levanté, de tanto llanto mis ojos estaban pegados, me los froté un poco, me dirigí al baño, tenía que tomar una ducha y taparme sino me resfriaría. Me metí al baño y no pude evitar ver mi rostro en el espejo... mis ojos hinchados, rojos, mi labio partido y mis mejillas con pequeños,  pero muchos puntos rojos, no cabe duda de que se pondrán morados, pues mi piel estuvo a punto de reventar, me apoyé con ambas manos en el lavabo y volví a llorar, no sabía si Tae estaba en casa, pero no quería que escuchara mi llanto, cerré la puerta del baño y cubrí mi boca para que no me llegara a oír.

Abrí las llaves de la ducha, esperé hasta que estuviera caliente y me metí, seguí llorando, el agua limpiaba mis lágrimas también, me bañé, a la hora de lavarme la cara lo hice con sumo cuidado, mi cara me dolía muchísimo, me quedé más tiempo del habitual, pero tenía que salir, así que cerré las llaves y me puse una toalla en la cintura y con otra me seque la cabeza, el espejo estaba empañado, pero ya no era necesario volver a verme,  abrí la puerta y salí, me quedé congelado al ver a Tae, estaba sentado en mi cama, con una pequeña gasa en la frente donde ayer tenía sangre, no me moví, sólo lo veía, hasta que se levantó y me hice para atrás.

-Te he lastimado mucho.

-.....

-Mandé a pedir analgésicos para el dolor.

Giró a ver la caja con medicamentos que estaban en la cama, vi la caja y después a Tae. Se acercó un poco más, bajé la mirada, mis ojos se aguaron y con mi cabeza dije que no reiteradas veces, pero él no me hizo caso, se acercó hasta lograr abrazarme, traté de zafarme de su agarre, pero él me sujetó con más fuerza y firmemente. No quería hacerlo enojar más, así que dejé de resistirme.

-Lo lamento. Pero ¿te das cuenta de tu falta? Woo te vio casi desnudo. Sabes que eso no puede ser. Ya te dije lo celoso que soy ¡y no escuchas!

Tae cada que decía una palabra se tensaba más, y subía el tono de voz, sentí miedo, pensé que querría golpearme nuevamente.

Se separó de mí y estaba caminando como león enjaulado por toda la recámara, no me miraba, solo caminaba, se jalaba el cabello, cerraba los ojos y los abría volviendo a caminar, realmente estaba muy encabronado, sabia que se estaba conteniendo, me entró miedo, pero yo no dije nada, poco a poco me fui acercando al closet para tomar mi ropa y vestirme, ya me había enfriado, tomé unos pantalones holgados, me los puse sin ropa interior y una playera negra, me quedaba algo holgada también, terminé de vestirme y me quedé ahí nuevamente plantado. Tae se sentó en la cama y me hizo una seña con la cabeza para que me sentara a su lado, no quería, no quería ni verlo, pero aun así caminé despacio y me senté, pero alejado de él.

-Te quiero junto a mí.

Respiré profundo, soltando poco a poco el aire y me acerqué a él.

-¿Entiendes tu falta?

-...Si.

- ¿Me vas a desobedecer?

- No.

- Cuando te diga que no salgas, no saldrás, pero para evitar esta situación nuevamente, te voy a encerrar cuando yo salga. ¿Entendiste?

-...Si...

Estaba a punto de llorar nuevamente, no se me hacía justo que me tratara así, no era un perro como para que me encerraran. Esto no me estaba gustando nada, yo solo quería saber que él estuviera bien.

-Tómate la medicina. Me voy a la oficina, ayer no terminé algunos pendientes.

-....

Tae salió sin cerrar la puerta, tomé la caja de la medicina y la aventé. Me dejé caer en la cama, abrí las cobijas y me metí en ellas y me quedé dormido.

Puro de corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora