Las resacas sirven para arreglar las cosas... A veces

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Ah, la cálida luz del sol, para muchas personas la luz del sol era símbolo de que a pesar de todo lo malo o "nublado" que pudiese estar el día, al final la vida nos sonreiría y nos cubriría con su maravilloso calor. Pero claro, los dos chicos que se hallaban en esa habitación no eran la mayoría de las personas y menos después de lo ocurrido en la madrugada.

Craig despertó con molestia gracias a los rayos del sol directamente en sus ojos, bostezó queriendo moverse, pero encontrándose con algo pesado en su costado que se lo evitaba, giro la mirada para mirar le mata de pelo rubio apoyada en su pecho mientras dormía profundamente, Craig suspiró al menos el rubio estaba teniendo un sueño de horas que probablemente no tenía hace mucho tiempo.

Sintiendo un poco de pena por despertarlo Craig prefirió quedarse un momento más mirando al chico con el que dormía abrazado, miró como nunca lo había hecho fijándose en cada pequeño detalle de Tweek, en sus pestañas largas y rubias, sus parpados que parecían muy suaves al tacto (decidió no arriesgarse a despertarlo) esos labios regordetes y rosados entreabiertos dejando ver un poco de los lindos dientes e incluso un pequeño rastro de saliva que a Craig le pareció enternecedor.

Pero quizá, lo que más hizo que el corazón de Craig se llenará con una sensación cálida fue la expresión de Tweek llena de una paz infinita, en ese momento Tweek no estaba nervioso, angustiad, triste o molesto. No, en esos momentos Tweek parecía una muñeca de porcelana, Craig quería ver más de este Tweek pacifico... mucho, mucho más.

Sin embargo, eso pronto fue olvidado por los recuerdos, lo mejor que Craig pudo hacer era pararse con cuidado, el rubio seguía dormido, esperaba que lo estuviese por un poco más de tiempo, primeramente porque por lo que había oído una resaca no era nada bonita y segundo porque él mismo tenía que poner sus pensamientos en orden antes de tener que enfrentar lo que había pasado, y por supuesto hablar con el rubio sin temor a que este enloqueciera o peor, sin que Craig enloqueciera.

Con cuidado bajo a la sala de estar, sus padres ya se habían ido a trabajar y debido a que era día escolar Ruby ya estaba en el colegio, Craig agradeció haberle dicho a su madre que se ausentaría ese día (la inflamación en su boca producto de el ajuste de ligas en sus frenillos lo estaba jodiendo un poco) como Craig rara vez se quejó su madre lo dejó descansar y ahora con la casa sola era hora de ponerse en marcha.

Puso una jarra de café como pudo, o más bien dicho como había visto a Tweek hacerlo un par de veces en su casa, esperaba que si quiera fuese comestible porque era lo único que podría obtener hoy antes de estar en condiciones para presentarse en su propia casa, Craig realmente no sabía mucho de cocina como Tweek, pero consideró que unos emparedados de Nutella eran suficientes por ahora, luego pensaría en que excusa inventar para poder comprar algo.

Un grito producto de su cuarto le hizo saber que el pandemónium se estaba desatando, en realidad todavía no estaba seguro de cómo proceder, tenía que hablar con él, no obstante, no debía ¿Regañarlo? Después de todo él no era sus padres... pero se preocupaba más que ellos. A fin de cuentas, Craig era sólo un adolescente que quería saber qué coño estaba haciendo ahora ¿Era la señal de un final? Ni siquiera se suponía que debían tener esta especie de problemas ¿No? Eran sólo... niños, a fin de cuentas.

Lastimosamente los niños en South Park nunca tendrían una infancia o adolescencia como todos la esperarían, con pesadez subió las escaleras para encontrarse con un rubio desorientado con el rostro verde, antes de que pudiera decir algo Tweek gruñó al ruido y trató de silenciarlo con la almohada.

—¿Qué tal te va? —trató de saludar casualmente Craig en lo más bajito que pudo.

—Mátame ahora y acaba con mi sufrimiento —gimió Tweek, Craig abrió los ojos un poco impresionado ante el tono ronco de su voz, no debería gustarle, pero se escuchaba... endemoniadamente genial— ¿Qué mierda hago en tu casa? ¿Qué mierda pasó? ¡Ah Jesús! ¡Mi cabeza!

Los idiotas del café y el espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora