Tenía que ser muy cuidadoso, pensó Craig acostado en su cama mirando las estrellas de plástico en su techo que había pegado junto con Tweek hace dos años, era una situación sumamente delicada, no se necesitaba tener muchos años para darse cuenta de aquello, Craig con sus trece y pronto catorce años sabía perfectamente que se hallaba en una cuerda floja, cualquier paso en falso y caería.
El cielo ya había oscurecido, se había quedado toda la tarde en el hospital con Tweek hasta que los padres de este llegaron, Craig no podía ni verlos a la cara sin querer gritarles miles de cosas, sin embargo, se contuvo "cuerda floja" pensó, tenía que actuar como si no supiese que estaba ocurriendo. Ahora la pregunta es ¿Qué podía hacer?
Lo primero que pensó quedó descartado, no podía acusar a los padres de Tweek con las autoridades, Tweek le había hecho jurarlo, además quizá eso sólo pusiera al rubio en una situación de estrés en demasía y dados los acontecimientos de hoy Craig tenía que proceder cuidando no enloquecer o meter en una situación potencialmente peligrosa para Tweek.
Lo siguiente que se le ocurrió parecía ser lo más viable, pero aun así había problemas de por medio como un hueco argumental en la historia de un escritor, lo más esencial era la difícil, se trataba acerca del psiquiatra, lo primero sería aliviar el trastorno de ansiedad de Tweek, y si este desarrollaba la suficiente confianza con él podría comentarle su situación, un adulto y un experto podían ofrecerle una solución que Craig no podía.
A pesar de que la idea era lógica y buena, había un problema de alguna manera, aunque lograra conseguir una cita al final un adulto tendría que llevarlos, ¿Los padres de Tweek? Obviamente no eran una opción ¿Sus padres? Parecía lo más adecuado, no obstante, ¿Cómo explicarles manteniendo sus promesas? Más importante aún ¿Cómo pagarlo? Craig ya había husmeado en sus ahorros y también investigado sobre algunos precios estándar para ese tipo de servicio, aunque Craig ahora se sentía agradecido de ser una persona ahorradora y prudente, aún con ello sólo podría pagar unas cuatro consultas, estaba más que claro que Tweek necesitaba más de cuatro, un proceso que podía tardar años. Y él no era un adulto ¿Cómo conseguiría tanto dinero?
Frustrado, como estaba Tucker no llegaría a ninguna parte, así que tomo el teléfono dudando por un segundo, podía confiar en Token, de eso estaba seguro, pero... de alguna manera se sentía mal, como si estuviese rompiendo la confianza de Tweek, se repitió así mismo nuevamente que lo que hacía sería por el bien de Tweek. Marcó.
—¿Craig? —preguntó en forma de saludo el afroamericano, lo cierto, es que no era muy común que Craig tuviera la disposición a llamarlo, la mayoría de las veces ellos eran quien iban atrás del estoico muchacho.
—Token, necesito ayuda— habló sin rodeos.
—¿Ajá?
—Es respecto a Tweek.
—Oh— murmuró Token con cierto atisbo de preocupación— ¿Pelearon?
—¡No! Él está en el hospital.
—¡Oh dios mío! ¿Esta bien? ¿Estás bien?
—Sí Token, afortunadamente llegamos a tiempo... yo necesito ayuda con eso. Tweek necesita ayuda, pero yo no... necesito consultarlo con alguien. — trató de verbalizar, las palabras salieron torpemente, Craig realmente no era bueno comunicándose, Token suspiró.
—Podemos vernos mañana en mi casa antes que vayas donde Tweek, me imagino que lo verás mañana.
—Así es, ahí estaré, adiós.
Suspiró sintiéndose más ligero, quizá por fin podría ir a dormir.
Como Token prometió lo espero tranquilamente en la mañana, Craig entró su casa agradecido por el favor, Token lo llevó a su cuarto y simplemente se sentó esperando que Craig comenzara a hablar.
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Los idiotas del café y el espacio
FanficCon la adolescencia entrando a sus vidas y con ello las hormonas, Craig y Tweek se encuentran en la encrucijada de descubrirse así mismo, pero como toda pareja juntos emprenderan este difícil camino que es el descubrimiento personal. Ah, si tan sólo...