prólogo

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La noche estaba serena, la luna por alguna razón no salió esa noche, hacia un frio terrible el cual te calaba hasta los huesos y Camille temblaba torpemente a pesar de llevar puesta una gran chaqueta de cuero negra.

-Camille apúrate -dijo la señora Brooks la madre de Camille, ya que se le hacía tarde para ir con sus familiares y llegar antes de la cena de navidad, en esta ocasión el padre de Camille no iba a llegar junto con ellas sino, que las alcanzaría luego, porque le había surgido una reunión de último momento.

Camille salió de la casa y en seguida una gran oleada de aire frío se golpeó su mejilla, subió rápidamente al auto, al igual que su madre, la cual iba delante en asiento del conductor y ella en unos de los asientos de atrás, pues pasarían a buscar a su tía Laura y no quería cambiarse de asiento, Bárbara se aseguró de que Camille llevara puesto el cinturón de seguridad y a ver que ya lo tenía puesto aseguro el de ella y emprendieron el viaje.

-Mamáqué quieres que te regale para navidad?- Preguntó una Camille de ahora 12 años curiosa.

- No es necesario Camille, el mejor regalo me lo diste hace doce años, el mejor regalo que me diste fue que llegaras a mi vida un día como hoy, feliz cumpleaños otra vez amor - Su madre tenía la mirada fija en ella, Camille giro un poco su cabeza para ver un auto acercándose a gran velocidad.

- Mamá mira al... solamente logro articular eso antes de que un fuerte golpe impactara contra el auto haciéndola - Callar y darse un gran golpe en la espalda y en la cabeza, Camille pudo ver como el vidrio del parabrisas se incrustaba en el pecho de su madre, dejándola muerta al instante, pero la inocente Camille se iba a acercar a ella para ver si seguía viva cuando el auto recibió otro impacto haciendo que se golpeara la cabeza dejándola inconsciente y en seguida el auto empezó a arder en llamas.

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Camille despertó, ya habían pasado dos días desde el accidente, miro todo a su alrededor, las paredes eran totalmente blancas, miro a su brazo derecho donde tenía el cale el cual provenía del suero, lo cual hizo que se acordara de todo lo que había sucedido. Intento quitarse el suero, pero en seguida entro un doctor, en su brazo izquierdo tenía una venda pues se había zafado la muñeca, el doctor venia seguido por dos enfermeras.

-donde está mi mamá - pregunto Camille con la voz rasposa, ya que no había tomado agua durante esos dos días que había pasado en el hospital, su garganta dolía. Un sollozo se escapó de su garganta a ver la cara que pusieron las enfermeras, una de las cual traía una aguja con lo que parecía ser un calmante, que fue directamente al suero.

Luego de minutos los ojos de Camille se volvieron mucho más pesados, el doctor y una de las enfermeras salieron de la habitación, dejando a Camille con una sola enfermera en la habitación.

- Mi mamá quiero verla- dijo con la voz estrangulada soltando un gran sollozo, la enfermera la miro con pena y llevo su mano hacia la cabeza de camille masajeando su pelo.

- Tu madre está en un lugar mejor -la enfermera hizo una mueca antes de continuar -ella está en el cielo-.

- No, no no eso no puede ser- dijo Camille pasando sus manos por su cabello desesperadamente- ella no puede dejarme lo prometió no no, ella... Es mentira -se sentó rápidamente en la camilla y con un rápido movimiento tomo a la enfermera por el cuello de su camiseta - donde está mi mamá- pregunto Camille mirándola a los ojos y apretando más su agarre. La enfermera estaba estupefacta, ya que supuestamente su compañera le había sedado, además estaba muy sorprendida de que una niña de 12 años tuviera tal fuerza, al instante entraron el doctor y la enfermera, alejando a la enfermera de los brazos de Camille, la pantalla hacia un gran ruido pues, camille estraba demasiado alterada.

De repente camille empezó a ver todo negro y perdió la fuerza y la poca estabilidad que le quedaba, cuando el pictrómetro empezó a sonar, reduciendo el ritmo de su corazón.

-La perdemos, rápido el gel -gritó el doctor a la enfermera, una le quitó la bata a Camille dejando su pecho libre para untarle el gel y el doctor procedió rápidamente -vamos uno, dos, tres - hizo la mismo tres veces, pero obtuvo el mismo resultado.

-La perdimos -dijo el doctor llevando la mano a su frente para retirar el sudor que tenía, tratando de estabilizar su respiración, una de las enfermeras se acercó dónde estaba Camille y en seguida gritó:

-Doctor está respirando- rápidamente el dirigió su vista a la pantalla.

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