Capítulo 4: Ginger.

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Gracias al resfriado falté dos días al instituto y no lo pasé del todo aburrida, pero pasé más horas sola en casa y pocos fueron los minutos en los que me divertía, hoy es viernes y como estoy ya un poco mejorada del resfriado estaba justamente despidiéndome de tía Estephany, para empezar la caminata hasta el instituto.

No puedo negar que he pensado varias veces en el encuentro que tuve con aquel chico y la verdad es que fui muy brusca con él, porque él no me había hecho nada y no tenía intenciones de hacerlo, porque desde que me tuvo cerca pudo haber accionado, pero, sin embargo, fue todo lo contrario él me ayudo a darme cuenta de  lo que hacía y de que no estaba bien, aunque siempre lo supe, pero esa parte siempre prefería ignorarla.

A poca distancia de mi pude visualizar el instituto, saqué mi teléfono de uno de los bolsillos traseros de mi pantalón y vi la hora, por lo que me apresuré y caminé más rápido, estaba subiendo el primero de cinco escalones en la entrada del instituto, cuando una voz femenina gritó mi nombre interrumpiendome, giré sobre mis talones encontrándome con la chica del otro día, la del pelo multicolor. No me acordaba bien de su nombre, pero si recordaba que empezaba por G, de seguro era como Georgina, Gina, Gioder o espera ya lo tengo era G-Gisel, no, no lo creo ¡ah! ya recordé se llama  Ginger.

— ¿Te acuerdas de mi cierto? — asentí levemente —  ¿como estas?

—eeeh... Supongo que bien  ¿y tu?

— Bien gracias a Dios ¿vamos?—  seguí sus pasos hasta adentrarnos al instituto y no pude evitar preguntarle...

— ¿como lo haces?, es decir como haces para ser así de confiada y conseguir amigos tan rápido, por ejemplo, yo, me conociste el otro día y hablamos y aquí estas conversando conmigo ¿Cuál es tu truco? — llegué al grano rápidamente antes de que me convirtiera en un vómito verbal.

— Ninguno, solo soy sociable, deberías intentarlo y tú compañera o amiga ¿No asistirá a clases hoy? — preguntó mirando el grupo de chicos que venía caminando.

— No, bueno la verdad es que paso mis recesos sola, aquí no hablo con nadie al menos que sea para un trabajo o algo similar.

— ¿Como puedes vivir así? — dijo poniendo una cara de tristeza falsa, pero, alégrate  pues, siendo así me quedo contigo — y no fue una pregunta sino más bien  una afirmación.

-— No te he pedido, ¿Y si no quiero que me acompañes?  — le pregunté mirándola.

—Claro que quieres, de lo contrario ni siquiera hubieras hablado conmigo y me hubieras ignorado, como a los chicos que desprecias a cada momento. Lo siento pero los rumores corren rápido — rodé los ojos y me crucé de brazos — Sí lo sé soy insoportable, pero, ¡AHORA SERÉ TU NUEVA COMPAÑERA! y la única también, porque no tienes más. — suspiré, definitivamente ella  era todo lo contrario a mí — ¿Quieres que sea tu nueva compañera sí o no? — preguntó mirándome con una ceja alzada  esperando mi respuesta, al ver mi cara de desinterés.

— Sí — no pude evitar rodar los ojos otra vez.

— Es que nadie puede resistirse a mi, soy todo un  encanto — dijo echando un mechón de su pelo hacia atrás.

— Creo que quisiste decir que nadie se puede resistir tu ego — tosí falsamente — pero si ya somos "Compañeras", "amigas" o lo que sea, necesito que me prestes tus apuntes de los últimos dos días, no asistí porque estaba enferma.

— Vaya que eres rápida, más despacio compañera — dijo riéndose, la verdad,  creo que si a partir de hoy ella va a ser mi compañera de seguro que voy a quedar vizca de tanto rodar los ojos — te los doy después de clases o en el receso.

— Okey, gracias — caminé hasta mi casillero y  abrí el bolsillo pequeño de mi mochila para sacar la llave del pequeño candado que aseguraba mis cosas, ya que para mí no era del todo seguro solo poner una contraseña que cualquiera se pueda aprender y sacar mis cosas.

Miré mi horario, me tocaba Química con el profesor Smitt, saqué todo lo que iba a necesitar y lo coloqué en mi mochila, luego fuí hasta donde se encontraba   Ginger unos casilleros después del mío y la verdad no sé ¿cómo no la había visto antes? La verdad es que no me lo explico.

Ella estaba terminando de entrar los libros en su gran  bolso morado que combinaba perfectamente con su cabello de colores.

Al contrario de mí, mí mochila era negra y no combinaba ni  con el uniforme ni con mi cabello porque en definitiva mi pelo no es negro, sino rojo. El uniforme del instituto es una camisa blanca, una corbata azúl marino (que aplíca tanto para las chicas como los chicos) y una falda o pantalón azul al igual que la corbata, con lo que sí combinaba mi mochila era con el pañuelo negro que tenía amarrado a mi muñeca, tapando todas las cortadas que me he hecho. Algunas son solo marcas pero otras no, así que prefería no dar explicaciones, el pañuelo me ayudaba bastante porque lo sujetaba de tal forma que parecía más un simplemente un adorno para complementar y ya.

— ¿Que clase te toca ahora? — preguntó pasando su mano por mi pelo — me gusta, es muy lindo  —dijo refiriéndose a mi cabello, que hoy lo estaba sujeto en dos  trenzas, que llegaban hasta mi cintura.

— Química. Gracias... ¿y a ti? — pregunté.

— Literatura ¿y que te toca luego?

— Matemáticas — contesté recordando lo que decía mi horario.

— A pues, nos veremos a segunda hora — pasó por delante de mi, dándome la espalda — nos vemos luego compañera  — movió su mano en forma de adiós y yo hice lo mismo y en seguida sonó el timbre y me apresuré para llegar a  el salón de Química primero que el profesor, de lo contrario me quedaría fuera, porque después de que él entra al aula  cierra la puerta para que nadie más lo haga y ya varias veces me he quedado fuera.


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Era la hora del almuerzo, me había sentado con ella en la hora de matemáticas y fue un error, pues, la maestra Carter nos mandó a callar tantas veces - a Ginger que me estaba hablando, aunque no le prestara totalmente  atención - que hasta nos amenazó con sacarnos de la clase, hasta se sorprendió de mi parte, pues yo solo suelo hablar para contestar  algo de la clase o ir a la pizarra.

— ¿Conoces a Gabriel y a Fernanda? —preguntó Ginger, negué y ella continuó — es el único chico rubio del equipo de futbol y la chica nerd de tercer  año — explicó y asentí sabiendo de quienes estaba hablando — los encontré  teniendo sexo en el último  cubículo del baño de los varones  — dijo para después darle una mordida a su sándwich y yo casi escupo el refresco que me estaba bebiendo — Fué una situación bastante incómoda, pero si lo hubieras visto estaban más rojos que un tomate — río, definitivamente ella era un desastre totalmente colorido, así como su cabello, como un arcoíris.

Ella estaba riendo parece que estaba recordando la escena y yo le seguí riéndome nerviosamente, pues, me sentía realmente incómoda hablando de tema, aunque fuera  de la vida de otra persona. Seguí tomando mi refresco hasta que la escuché hablar y me tensé.

—¿Por qué te pones ese pañuelo?—  preguntó señalandolo y entrandose a la boca el último pedazo de su sándwich.

—Simplemente lo uso porque me gusta — respondí nerviosa.


— ¿Y no te molesta? Digo aunque sólo faltan dos meses para navidad está haciendo calor todavía. — explicó.

— No, no me molesta. Eres muy preguntona y chismosa,  además ¿Que hacías en el baño de... — dije tratando de cambiar el tema y fijé mi vista al frente, pero  en ese momento sentí que me dió un míni paro cardíaco, estaba totalmente paralizada, hasta creo que el color abandonó mi rostro y mi pulso empezó a acelerarse más de lo normal. Ginger siguió mi mirada y luego regresó su vista hacia mi confusa.

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¿Qué será lo que Camille vió?

😮😮😯😯




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