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-Formen grupos- dijo el profesor de Lingüística. Eso fue como lanzar una bomba; "Busquen refugio".

Miro a mi alrededor, buscando refugio, y ya todo lugar estaba ocupado.

Era como una escena de película donde volaban los escombros y la gente buscaba a sus seres queridos para refugiarse. Había que moverse rápido o no quedarían botes para salir del Titanic.

Mientras el maestro continuaba hablando de la clase, yo notaba cómo los demás se ponían de acuerdo para unirse; las miradas lo decían todo. A mi derecha, un grupo ya estaba completo; a mi izquierda, igual; delante, igual; detrás, igual.

Me quedaría sola?

Con tantas personas en este curso... Y aun así me quedaría sola?

Empezaba a sentirme excluída.

Si bien tenía algunas caras conocidas en el aula, incluso ellos ya habían formado sus grupos.

Entró un chico, apresurado y tarde, al aula llena de estudiantes. Entre tantas cabezas y pares de ojos, logró encontrar, con la vista, y desde la puerta, un espacio disponible para sentarse. El chico terminó de entrar y se sentó en un asiendo atrás y a la derecha.

-Ya formaron los grupos? -pregunta el profesor.

-Por qué no los asignó usted?! -pienso.

Justo cuando iba a llamar la atención y exponer que estoy sola, sin grupo, sin compañía y en soledad, miro hacia atrás, hacia donde estaba el chico que acababa de llegar; lo miro, y no sólo me encuentro con los dos ojos que esperaba ver, sino con cuatro; quien estaba a su lado también me veía e hizo una pregunta.

-Tienes grupo?

Por su puesto que no, estoy sola, todos los demás tienen compañía menos yo.
No me quiero quedar sola.
Y tú, tienes grupo? Necesitan a alguien más? Puedo barrer, puedo hacer muchas cosas.
Inclúyanme, por favor.

-No -respondí.

-Ellos necesitan a otro integrante -dijo.

Yo, emocionada y aliviada, daba gracias al universo, a Dios, a mi familia, a la vida... Pensé en el discurso que guardo para cuando sea Miss Universo.

Cuando volteé a ver a aquellos que me habían salvado de la soledad estudiantil, a un par de asientos a la izquierda, estaban las dos semiconocidas con las que doy la materia de Psicología General; eso me alivió. Por lo menos, iba a estar con dos personas a las que ya he visto antes.

ENAMORADA EN SILENCIO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora