Dicen que nadie puede lograr entrar en el corazon de una doncella de la diosa Diana, diosa de la luna. El gobierna un imperio,el se ve asi mismo como conquistador del mundo. Pero ¿Lograra conquistarla? ¿Lograra lo que todos creen imposible?
12/11/20...
Todo ya estaba dicho y la decisión del sultán ya estaba tomada, estaba buscando el momento preciso para declarársele a Alexandra, estaba muy nervioso.
Mientras la aludida, se la pasaba entrenando con Mustafá, recuperando el tiempo perdido con su hermano y recibiendo las clases de la madre sultana. Noto que ella la miraba con otros ojos, tenían un brillo de satisfacción, como si hubiera hecho algo que ella había esperado por mucho tiempo. No le tomo importancia.
Se dirigía a los aposentos de la madre sultana, como todas las mañanas.
Las hatun que escoltaban la puerta le abrieron la puerta con una sonrisa. Todos estaban muy raros desde hace algún tiempo.
-Madre-saludo con una reverencia y noto que el príncipe estaba con ella- şehzade Mustafá, ¿como esta?
-Hola Alex, le estaba contando a la abuela que mi padre, el sultán y yo nos iremos- dijo muy emocionado.
-¡¿Se van?!- exclamó algo asustada, luego se sonrojo por haber perdido los papeles frente a la Valide.
-Siéntate Alexandra- dijo la madre sultana, complacida con la reacción de la joven- que Mustafá nos cuente de su viaje.
Señalo uno de los cojines a su lado, y Alexandra se sentó.
-Nos vamos al palacio de Edirne, y tú si quieres puedes ir con nosotros- exclamo el şehzade con alegría.
- ¿Yo?- dijo algo nerviosa
-¿Por qué no?-respondió la madre sultana- Te hará bien salir del palacio, por lo que Mustafá me conto irán de caza.
¡CAZA! La simple mención de eso la hacia sonreír, hace tanto tiempo que no cazaba...
-¿Así?-pregunto una Alexandra de diez años con un arco apuntando al blanco.
-Muy bien- alabo Diana- ahora respira profundo y dispara.
La niña soltó la bocanada de aire que estaba acumulando y disparo la flecha, que dio justo en el centro. Radiante de felicidad se arrojó a los brazos de su mentora que la recibió feliz.
Esa noche hubo una celebración de todas las cazadoras, felices porque su miembro más joven empezaba el camino por la caza y veían un futura grande en ella.
-¿Alex? ¿Alexandra?- el pequeño príncipe pasaba las manos por el rostro de la cazadora.
-Ah... si- Alexandra sacudió su cabeza- ¿Está bien que yo viaje con ustedes? Tal vez al sultán no le guste.
-No seas boba querida- dijo la madre sultana riéndose- A mi león no le fastidiara que viajes con ellos, es más le agradara y mucho- susurro lo último.
-¡Y me vas a poder enseñar a usar el arco!- exclamo Mustafá feliz.
-Me retiro, informare al sultán y prepararé todo para el viaje- dijo la madre sultana que salió con su séquito de criadas.
Al llegar a las puertas de los aposentos del sultán se encontró con Ibrahim, y supo que su hijo estaba ahí.
-Hasoda Başi- saludo.
-Madre sultana-respondió el- Anunciare al sultán que quiere verlo.
Al entrar a los aposentos de su hijo, le dio la grata noticia y nunca lo vio mas feliz.
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Como dijo, la madre sultana se encargó del viaje y de que Mahidevran no interfiera en sus planes. Tuvo que hablar con ella para que no haga un berrinche porque no iría con ellos. Este viaje era de su hijo, Mustafá y Alexandra.
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Alexandra vio sorprendida como todo el palacio parecía que dio un vuelco de la noche a la mañana, todos estaban muy ocupados gracias al viaje de cacería y noto como la sultana Mahidevran la mirada con odio.
Paso una semana, y Sümbül ağa entro a su cuarto y anuncio
-Señorita Alexandra, todo está listo, el sultán la espera.
Asintió y fue a la entrada de palacio donde estaba la madre sultana, la sultana Hatice y la sultana Mahidevran para despedirlos. Subió al carruaje con Mustafá y el sultán subió a su caballo.
Después de un largo viaje llegaron al palacio de Edirne, una edificación muy hermosa, rodeada de un frondoso bosque. Respiro el aire puro, y sintió que la paz llegaba a su corazón. La naturaleza siempre fue su elemento.
-Puedes instalarte, luego cenaremos juntos-dijo el sultán con una sonrisa-Mustafá ve con tu Lala.
Alexandra se instaló y estaba observando por la ventana, sentada en el diván que no sintió como su puerta se abría. El sultán ingreso, ella sorprendida se puso de pie.
-¿Su majestad?- pregunto asombrada y con un ligero rubor en sus mejillas.
-Ya no lo puedo aguantar y probablemente no tendré el valor después-respondió confundiendo a Alexandra- ¿Podemos hablar?
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Hola! lamento tanto demorar con las actualizaciones, pero la escuela me mata y mi madre que no quiere que mucho tiempo frente una pantalla, como no sabe que escribo no puedo decirle nada.
