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Me ajusto la camiseta negra mientras me miro en el espejo por última vez. Cuando me pongo el pelo rojo hacia un lado, escucho a mi padre llamarme. Cojo mi mochila y bajo las escaleras para ver a mi padre dejar preparado mi desayuno: cereales, un plátano y zumo de naranja.

—¿Estás nerviosa? —me pregunta papá mientras yo me como mis cereales y él lava los platos.

—Un poco, pero también estoy emocionada. He estado rodeada de sirenas demasiado tiempo —digo y mi padre suelta una risa.

Una vez termino mi desayuno, mi padre me lleva en coche hasta mi nueva escuela.

—¿Tienes tu collar? —me pregunta y me da un vistazo rápido mientras sigue conduciendo.

—Siempre. Si no lo llevara, sería una sirena ya. Una muerta porque no hay ninguna fuente de agua por aquí. —Me río mientras sujeto el collar que cuelga de mi cuello con la mano.

El edificio de mi escuela es bastante grande y es de un amarillo gastado. Mi padre frena el coche a pocos metros de la entrada y yo salgo. Me despido con la mano y camino hacia la entrada, recibiendo múltiples miradas de estudiantes que aún no habían entrado al recinto. Debe ser por mi brillante cabello rojo.

Durante el día recibo varias miradas (otra vez), incómodos saludos y raros discursos cuando me toca presentarme enfrente de mis compañeros de cada clase —sin mencionar que soy sirena, por supuesto.

Entro a la clase de biología y veo un asiento libre al lado de una chica con el pelo marrón y una chaqueta de cuero muy mona que sonríe mientras escribe en su móvil.

—¿Está ocupado? —le pregunto. Ella me mira. Sus ojos marrones me observan con asombro—. ¿Qué? ¿Tengo algo? —pregunto asustada.

Ella sonríe y sacude la cabeza.

—No, y puedes sentarte. Es por tu pelo, me fascina —me dice, hipnotizada.

—Oh, gracias. Me llamo Ana —le comento.

—Katherine. Dime la verdad, te tiñes el pelo, ¿verdad? —me pregunta Katherine. Yo niego con la cabeza—. No puede ser —me dice antes de que el profesor entre.

+

El timbre que marcaba el final de la comida sonó hace casi diez minutos, pero como mi taquilla está tan lejos del comedor, he tardado casi seis en llegar. Además, he estado investigando la escuela todo el día para encontrar mi clase de historia mundial.

Por fin llego a la oficina principal y le pregunto a la secretaria dónde está. Me muestra una sonrisa brillante y me dice que camine hasta el final del pasillo y gire a la izquierda.

Sigo sus instrucciones y finalmente llego a la clase. Escucho a la profesora gritar.

—Ryan Butler y Justin Bieber, habéis estado hablando estos últimos diez minutos. ¿Podéis dejarme pasar lista, por favor? —les riñe.

Abro la puerta de la clase y todos los ojos se posan en mí tan pronto como entro.

—¿Sí? —pregunta la profesora de pelo oscuro con una cola de caballo.

—Siento llegar tarde. Soy nueva y me he perdido —explico mientras camino hacia ella.

—Está bien, Anastasia... ¿Vinova? —me pregunta, examinando el papel con mi información.

—Quiere decir nueva vida en latín —le digo.

—Oh, interesante. Veamos dónde puedes sentarte. Mira, hay un asiento libre justo detrás de Ry...

Se oye una risotada cuando la profesora intenta asignarme un sitio detrás del chico rubio con ojos azules que se ríe con un amigo que tiene al lado.

—Ya es suficiente —murmura la profesora—. ¡Ryan Butler, ponte en el sitio que tienes detrás!

—¡¿Qué?! Sra. Miller, no es justo —se queja el chico.

—¡Muévete! ¡Ahora! Anastasia, siéntate ahí. —Sonríe después de observar a Ryan.

El chico de ojos azules empieza a murmurar algo para sí mismo mientras coge su mochila y se sienta detrás. Su asiento estaba cerca, así que cuando me senté y la profesora empezó a hablar, miré a Ryan, que se veía cabreado.

—Siento haberme quedado con tu sitio, Ryan —me disculpo en un susurro.

Su estado cambia completamente una vez que me mira y me ofrece una gran sonrisa.

—No te preocupes.

Cuando empecé a escribir lo que la profesora estaba escribiendo, que era básicamente lo que íbamos a estudiar durante el curso, sentí una mirada desde la izquierda.

Miro de lado y veo a un chico con cabello castaño y con el codo apoyado en la mesa, tapando un poco su cara con la mano.

Sigo escribiendo y me doy cuenta de que el mismo chico que viste una chaqueta de cuero mira de mí a Ryan varias veces. Le dice algo a Ryan con los ojos.

Ignoro sus miradas y sigo escuchando. Cuando la profesora escribe en la pizarra, Ryan me da un toque en el hombro. Le miro y él me mira con una sonrisa juguetona.

—Sabes mi nombre, pero yo no me sé el tuyo.

—Ana. —Le sonrío y me vuelvo a girar rápidamente, viendo al chico de cabello castaño mirarme.

El timbre suena y empiezo a recoger todo mientras la clase y la profesora se van rápido de clase. Como soy tan torpe a veces, olvido cerrar mi mochila y una vez que me levanto, todo se me cae al suelo. Por suerte, Ryan y el chico en chaqueta de cuero aún no se han ido.

—Ya lo hago yo, hombre —le dice el chico observador y Ryan asiente y se va de la clase.

El chico de chaqueta de cuero camina hasta mí y me ayuda a recoger mis cosas.

—¿Estás bien? —me pregunta. Asiento.

—Gracias —le digo cuando me da una libreta.

—Anastasia, ¿verdad? —pregunta.

—Solo Ana —le corrijo y él sonríe.

—¿Solo Ana? —vuelve a preguntar, frunciendo el ceño. Yo asiento—. Yo soy Justin. —Me ofrece su mano y me ayuda a levantarme. Salimos y él se despide—. Bueno, Solo Ana, ha sido un placer conocerte. Ya nos veremos.

Y se pierde entre la multitud antes de poderle responder.

Something Fishy → j.b → spanish versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora