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Busque mi ropa en la habitación y me vestí, mientras trataba de recordar que había pasado pero no funcionaba, mi mente estaba totalmente en blanco.

No me quedaba de otra más que despertar a Raúl, lo moví para que se levantase y comencé a decir su nombre hasta que abrió los ojos.

~Buenos días cariño.

*Buenos días, cariño, porfa vístete que necesito hablar contigo.

~De acuerdo, pero nada bueno pasa cuando las mujeres dicen "necesito hablar contigo" -Se rió-

Me reí de igual manera y salí de la habitación para dejarlo cambiarse.

Cuando ya me encontraba afuera pude ver la sala hecha un desastre, pobre de Isma que le tocaría limpiar esto, y hablando del rey de Roma, este mismo salía de la cocina.

Isma: Buenos días bella durmiente -rió-

Se acercó con los brazos abiertos.

*Buenos días Isma.

Lo abracé, este me felicitó y le agradecí por ello.

Le pregunté por lo demás, pero me dijo que solo nosotros nos habíamos quedado.

Raúl salió luego de nuestra charla, despeinado, soñoliento y con las llaves del coche en las manos.

~Isma, buenos días, ya nos vamos gracias por todo fue una gran noche -sonrió-

Estos se chocaron la mano y se abrazaron.

Isma: No hay problema Raúl, cuando quieras.

Me despedí de Isma y Raúl me tomó de la mano para salir al estacionamiento.

Raúl abrió el coche, entramos y puse en marcha el coche hacia casa.

~Y, ¿De que querías hablar?

*Cierto casi lo olvido, quería preguntarte...pues...sobre ayer.

~¿Sobre que exactamente? No olvides que ayer fue un día donde pasaron muchas cosas.

*Dímelo a mi*

*Es sobre qué pasó con nosotros.

~No te entiendo cariño

*Ok, ya no le daré más vueltas al asunto, ¿Qué fue exactamente lo que hicimos? ¿Por qué desperté desnuda?

Raúl me miró sorprendido.

~¿Es en serio que no recuerdas lo que hicimos?, no se te ocurre algo muy obvio.

Sonrió muy pícaramente.

*No puede ser Raúl, lo hicimos.

~Claro que lo hicimos cariño, era parte de mi regalo.

Lo miré confundida.

~Te dije antes de tu cumpleaños que tenía regalos para ti, una era tu fiesta sorpresa y el otro regalo era yo.

Ambos nos miramos y nos reímos.

*De acuerdo Raúl, Al menos usaste protección, ¿cierto?

~Ehh...No recuerdo mucho, pero yo creo que si.

*Raúl, ya en serio.

~Bueno, si usé, ¿Contenta?

*Contenta no, Tranquila -reí- No quiero una bendición.

Raúl parqueo el auto afuera de casa.

~Una bendición tuya y mía no estaría mal.

Me miró con una sonrisita y salió del auto.

¿Qué acababa de decir?

Querido RaúlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora