Orgulloso de ser quien soy

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Entré en mi habitación, enfurecido con el mundo, con todo el resto del mundo. No me entendían, ¿dónde están tus padres? Preguntaban en tono de burla. Había soportado esas burlas desde niño, porque siempre hay buenas personas pero los niños pueden llegar a ser verdaderamente crueles. Empecé a romper las cosas, fruto de mi frustración y de mi impotencia. En uno de esos golpes a mi estantería tiré una foto, una foto de ellos, una foto conmigo en la que se reflejaba su felicidad, nuestra felicidad, felicidad de la cual ya no me acuerdo, aunque lo intente. Era sólo un bebé cuando ellos murieron así que no podía esperar recordar gran cosa.

Recojo la fotografía del suelo, el marco estaba roto pero no me di cuenta y en un intento de acariciar el cabello rosa de mi madre me corté, pero en ese momento me daba igual, que mi sangre saliera de mi dedo como la suya salió, ni siquiera lo sentía así que no hice mucho caso. Me tumbé en la cama observando la fotografía, notando como poco a poco la tristeza me inundaba y llegaba a mis ojos en forma de lágrimas "debes ser fuerte" me decía mi abuela cuando era pequeño y los echaba de menos, tantas y tantas veces me lo repitió... Pero ya estaba harto de ser fuerte, necesitaba ser débil por una vez, necesitaba volver a llorarlos, volver a llorar sobre su fotografía, sobre su tumba, sobre su recuerdo que tan débil se conservaba en mi. Intentaba recordar alguna cosa de aquella noche, de la noche de su muerte, deseaba con todas mis fuerzas recordar las últimas palabras que ellos dirigieron hacia mi, las últimas palabras que me dijo mi padre antes de marchar hacia la batalla de aquel 2 de mayo de 1998. Las últimas palabras de aquella madre que se fue a luchar con su marido sabiendo que quizás sería la última vez que vería a su pequeño. No le guardaba rencor por ello, los admiraba, más que a cualquier otra persona, admiraba su recuerdo, admiraba aquella infinidad de historias que mi padrino y mi abuela me habían contado sobre ellos. La abuela me contó cosas sobre mamá, ella y su torpeza que al parecer había heredado yo y Harry me contó cosas sobre papá, sus dotes para DCAO que tanto intentaba imitar, me pasaba horas ojeando sus libros, para sentir que mis manos estaban tocando algo que las suya habían tocado, y así, de algún modo, tocar sus manos. Deseaba sentir esas caricias de madre que tanto me faltaron en mi vida pero que a la vez, tanto se intentaron imitar, de la abuela, de Ginny, de Hermione, de Molly, hasta se Fleur, se lo debía todo, eso era indudable pero, no era lo mismo, quería sentir por una vez esa sensación del calor de una madre abrazándote al tener una pesadilla, esas que tanto visitaban mis sueños, necesitaba eso, dormir al lado de ellos al tener miedo, celebrar mi cumpleaños con un padre hacinado fotos a cada movimiento que des y una madre emocionada por ver a su niño crecer, algo que, ellos nunca verían. Pero tanto como necesitaba el amor y el cariño de una madre también necesitaba el cariño de un padre, sus enseñanzas, sus broncas, sus consejos y sus juegos, necesitaba aquella figura paternal que tanto había buscado, es cierto que mi padrino Harry siempre a estado allí, cuidándome como si fuera su propio hijo, es cierto que Ron y todos los Weasley también estaban, pero no estaba el, no estaba aquel hombre-lobo al que tanto miedo le daba que heredada su "problema", pues no, no lo heredé pero para mi hubiese sido todo un privilegio, un don que conservar, siempre he deseado ser como ellos y eso no cambiaría por nada, no me avergüenzo de ser su hijo, lo digo con orgullo. Soy Edward Remus Lupin Tonks, hijo de Remus John Lupin y de Nymphadora Tonks (un nombre que me encantaba por cierto) los cuales murieron en la batalla de Hogwarts para que pudiera vivir en el mundo que vivimos, un mundo sin maldad. Se lo agradezco, de verdad que sí pero a veces he llegado a pensar que el mundo me daría igual si los tuviera a mi lado, pero ese pensamiento es incluso egoísta.

Aprieto la fotografía contra mi pecho, con las lágrimas de dolor por no tenerlos saliendo de mis ojos sin cesar, con en mi mente un sólo pensamiento, un sólo deseo, que de esa fotografía salieran ellos, encontrar en ella aquel amor incondicional y especial que me faltó por la muerte de mis padres, sentir, por un sólo instante que estoy con ellos y ellos están conmigo. Soy Edward Remus Lupin Tonks, huérfano de la guerra y orgulloso hijo de Remus John Lupin y Nymphadora Tonks.

Soy Edward Remus Lupin TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora