Ellos están contigo

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Victoire llevaba ya un rato escuchando tras la puerta, el padrino Harry la había llamado para que viniera, en esas ocasiones ella conseguía calmarme antes de que el viniera y tuviéramos una de esas charlas deprimentes para el resto pero medianamente reconfortables para nosotros, ya sabéis, de huérfano a huérfano.

Victoire se levantó del suelo lentamente sin despegar su espalda de la puerta de mi habitación, armándose de valor antes de entrar en la habitación donde yo seguía sollozando sin despegar aquella imagen de mi pecho, sin deshacerme de aquellos pensamientos, aquellos deseos, aquellas ilusiones. Victoire entró en la habitación intentando evitar que sus lágrimas salieran de sus ojos al verme a mi en ese estado, cerró la puerta tras de ella y se dirigió a sentarse al filo de la cama sin decir nada, sólo me puso una mano sobre mi brazo formando pequeñas caricias en éste. Noté el tacto de su mano sobre mi brazo, intenté sonreír pero se me hizo imposible, las lágrimas seguían saliendo con fuerza y formaban largos ríos sobre mis mejillas y acababan empapando mi cojín.

- Los necesito -conseguí decir con la voz cortada aún sin poder abrir los ojos

-Lo sé -dijo ella intentando secar las lágrimas con su mano acariciando mi cara- pero ellos no querría verte así

Abrí los ojos y mi visión era borrosa a causa de las lágrimas que nublaban mi vista. Aparté la fotografía que tenía apegada a mi pecho y la observé. Era cierto que no les hubiese gustado verme así pero también lo era que los necesitaba a mi lado.

-Me gustaría que estuvieran conmigo -dije aún con la voz muy cortada y con algún que otro quejido provocado por mi llanto.

-Ellos están contigo -dijo Harry apoyado en el marco de la puerta de la habitación. Victoire de giró de golpe al oírlo e intuyó que era un momento en el que era mejor que ella se fuera, por mucho que me ayudara su presencia era un momento como ya he dicho antes, de huérfano a huérfano. Ella se levantó y después de darme otra caricia así intentando secar mis lágrimas que en aquel momento parecían infinitas y darme un beso en la frente se dirigió a la puerta donde Harry ya avanzaba a pasos lentos hacia mi, que parecía que no me daba cuanta de lo que sucedía en mi alrededor. Harry apoyó una mano en el hombro de Victoire y asintió levemente con una ligera sonrisa antes de decirle en voz baja:

-Gracias, ves abajo, la tía Ginny a hecho chocolate caliente

Después de decirle eso Harry se acercó a mi y Vic salió de la habitación. Yo me incorporé sin dejar de mirar la imagen y vi por el rabillo del ojo como el se sentaba a mi lado.

-No están -dije en un susurro cortado- están muertos... ¡Muertos! -grité soltando toda mi frustración, haciendo que las lágrimas salieran con más intensidad, maldiciendo el mundo que me rodeaba, maldiciendo la guerra que me los arrebató y sobretodo maldiciendo aquellas personas que los mataron. Harry se quedo un momento callado hasta que cogió mi cara entre sus manos haciendo que lo mirara-

-Están muertos sí -dijo tajante- pero eso no quita que no puedan estar contigo. Ellos están siempre aquí, en cada abrazo que recibes, en cada sonrisa que se dibuja en tu rostro, en cada lágrima, siempre están contigo, te rodean y te protegen, y ellos siempre perdurarán en las mentes de quienes los quisieron, en sus corazones y sobretodo, en tu corazón -dijo mirándome a los ojos y esta vez poniendo una de sus manos en mi pecho. Mientras el hablaba yo lo escuchaba atento y con dolor, mis lágrimas salían algo más calmadas pero sin pararse, lágrimas que desde que entre en la habitación se habían ido convirtiendo desde lágrimas de rabia hasta lágrimas de tristeza. Me quede un momento callado, bajando la cabeza hasta acabar apoyandola en su hombro e intentando asimilar todo lo que me había dicho. Suspiro y volviendo a levantar la cabeza y secando mis lágrimas digo:

-No es lo mismo, tu me entiendes padrino, quiero que estén aquí, poder abrazarlos, poder hablarles y aunque sea una vez, despedirme...

Soy Edward Remus Lupin TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora