De vuelta a casa

677 45 0
                                    

Después de aquello volvimos a casa donde los mayores nos estaban esperando junto a unas tazas de chocolate caliente que, si no tenías en cuenta el tiempo que habíamos pasado en el cementerio, podría parecer que eran exactamente las mismas que cuando salimos. Nos aparecimos en medio del salón y lo primero que noté fue el peso de una pequeña pelirroja encima mío.
- ¡Teddy! -gritó la pequeña Lily Luna saltando encima y abrazandome. Seguramente ya se habrían enterado todos los de la casa porque, seamos sinceros, con la cantidad de primos que tenían allí no puedes tener un secreto sin que a los 5 minutos ya haya pasado cinco veces por las orejas de todos. La abracé fuerte y le hice unas cuantas cosquillas riendo, pero mi cabeza no estaba para jugar con la pequeña, tenía que hablar con Harry. Vi como Vic me ponía una mano en el hombro dándome apoyo con esa sonrisa que tan loco me volvía y se fue hacia sus padres, los cuales le tendieron una taza y le preguntaron como había ido todo. Yo vi a mi padrino algo ocupado intentando quitarse de encima al pequeño Albus, que como ya era habitual, se había subido encima de la espalda de su padre y no iba a bajar hasta que no jugaran a recrear la batalla por la cual estaba llorando yo hacía... No os voy a decir el tiempo porque, sinceramente, no se cuanto tiempo habíamos pasado en el cementerio ni sé a que hora había empezado a llorar desconsoladamente pero cálculo que habían pasado unas 2 horas desde que había pasado todo. "Es curioso como cambia el ambiente en esta casa en tan poco tiempo" pensé analizando mis opciones mientras seguía teniendo el pequeño monito pelirrojo enganchado a mi y jugueteando con mi pelo azul. Harry estaba demasiado ocupado además de que ya me había ayudado antes y quería que pasara un buen rato con su hijo, Hermione era la que normalmente me ayudaba con los problemas al ser, a mi parecer, la más comprensiva y la que me aportaba soluciones o teorías más lógicas, pero teniendo en cuenta que allí no estaba busqué con la mirada a la que había sido como mi madre en todos esos años, una persona a la que quería casi como tal. Justo en ese momento se me acercó Ginny, la que estaba buscando. Le puso una mano en la cabeza a su hija en forma de caricia-
-Lily, cariño ¿porque no vas a jugar con Dominique o Louis? Supongo que Teddy querrá descansar. -la joven niña le sonrió a su madre y después de despedirse de mi con la mano salió corriendo hacia sus primos los cuales ya se habían apuntado a las insistencias de Albus.
-¿Como estás? Te veo mala cara -me dijo ella con expresión de preocupación. Quizás tenía un sexto sentido de madre ya que realmente ella era lo mas parecido que tenía a lo referido a una madre o también podía ser que estaba bastante blanco, era lo normal, acababa de "hablar" con dos muertos.
-No te preocupes -le dije seguido de una sonrisa. Es cierto que podría haber hablado con ella pero primero prefería hablar con mi abuela, quizás le gustaría saber la noticia- ¿Donde está James?
La pelirroja me miró con cierta desconfianza sumada a su preocupación, pero sabia que si pasaba algo ya esperaría el momento indicado para contárselo así que se inclinó un poco hacia mi dejándome un suave beso maternal en la mejilla y me acarició el pelo como a Lily antes de responder.
-Está en su habitación, seguramente aburrido y esperándote -yo me reí levemente ante eso y ella se giró sin dejar de dedicarme su sonrisa. Subí a grandes zancadas las escaleras y recorrí el pasillo de la planta superior hasta llegar a la puerta de la habitación de James Sirius, el hijo mayor de Harry y Ginny y el que era hasta el momento mi mejor amigo, mi hermano postizo. Entré en la habitación de golpe y lo pillé tumbado en su cama, en calzoncillos y ojeando una de sus múltiples revistas de Quidditch.
-Me encanta este recibimiento, cariño -le dije bromeando y riendo ante aquella visión mientras cerraba la puerta tras de mi- pero la casa está llena de gente
-Esperemos a esta noche, mi amor -me dijo siguiendo la broma antes de guiñarme el ojo y echar a reír. Se incorporó un poco para dejarme espacio en la cama. Avancé hasta esta y cogí una pequeña pelota de goma antes de sentarme en el sitio disponible y empezar a lanzarla contra la pared de en frente, hacia do que esta volviera a votar hacia mi y repetir el proceso.
-He hablado con mis padres -le dije de sopetón, sin parar el movimiento de la pelota ni quitarle los ojos de encima a esta
-Si claro, y yo tengo un Thestral amarillo en el armario llamado Frankie -me dijo el, claramente sarcástico y soltando alguna que otra risilla sin apartar la mirada de su preciada revista.
-Va en serio -le dije serio con una sinceridad notable en mi voz, parando esta vez el movimiento de la pelota y lo mire para ver su reacción. El chico bajó la revista para mirarme, con la boca algo abierta por la sorpresa y sin hablar, indicándome que quería que prosiguiera con la explicación.
-Estaba hablando con su tumba como hago siempre y de golpe sentí algo extraño, que no había sentido antes pero fue agradable. No supe lo que sucedía hasta que sentí que me hablaban.
-¿Y que te dijeron? -me dijo el, interesado en lo sucedido.
-Pues que eres malísimo en Quidditch y que tengo que asistir al menos una vez al curso a clase de Transformaciones -le dije al principio serio, antes de echarme a reír y volver a centrar mi atención a la pelota y el movimiento que había vuelto a iniciar. Sentí como la revista que tenía James en la mano impactará contra mi nuca acompañada de un "eres imbécil" de mi mejor amigo. Esto me hizo reír más y respondí:
-¿Que quieres que me digan? Que me quieren y que le diga a Vic lo que siento.
Al decir eso me di cuenta de que me tenía que haber callado lo ultimo ya que se incorporó aun mas quedando cerca de mi, mirándome con una amplia sonrisa divertida.
-¿Les estabas hablando de mi prima? -me dijo medio riendo, a lo que yo no respondí nada, pero noté como me ruborizaba un poco y las puntas e mi cabello se volvían rosas, en momentos como ese odiaba ser metamorfomago.
Después de unos segundos en los que en la habitación solo se oía el botar de la pelota y la resonante risa de James decidí hablar para así, ya de paso, cambiar un poco el tema:
-Debería contárselo a mi abuela ¿no?
A James le costó un poco dejar de reír, pero me siguió mirando con la sonrisa divertida entes e contestar:
-Por supuesto, mañana es Navidad ¿vendrá a La Madriguera con todos, no? Díselo allí
Yo asentí y cambié la dirección de la pelota para que fuera directa a la cabeza de James, el que al recibir el impacto se echó a reír y se me tiró encima empezando a pelear amistosamente.

Soy Edward Remus Lupin TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora