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— ¿Papá hace cosas malas?

— ¿Por qué preguntas eso?

—Bueno... el siempre tiene ese gesto de villano

— ¿A qué te refieres?—pregunté con solo un poquito de gracia al verle con sus cejitas fruncidas—.

—Sí, hay una caricatura que me gusta mucho, y el villano de ahí siempre tiene la expresión de papá

— ¿Crees entonces que tu papá es un villano?

—Por eso te lo pregunto a ti

—Pues... yo no lo creo, Kenneth...

—No me llames Kenneth, se siente como si me regañaras...

—Pero ese es tu nombre

— ¡No es cierto, yo soy Kenny Tucker!

— No me digas... ¿Eres un Tucker como yo?

—Sip, soy un Tucker, como tu nombre. Así me gusta muchísimo más

—Será como usted ordene, joven Tucker

Y en respuesta sonrío ampliamente, después, sus delicados bracitos me abrazaron con fuerza. Soltando una ligera risilla y acurrucándose en mi pecho mientras yo daba ligeras caricias a esa alborotada cabellera rubia. Le escuche soltar un pequeño suspiro, a la par que su cuerpecillo se había relajado, y de inmediato sabía que se quedo dormido. Ya había pasado en varias ocasiones que el pequeño rubio caía dormido al instante con tan solo acurrucarse conmigo.

Me acomode entre tantos almohadones coloridos en aquella amplia cama. Era tan grande para un niño pequeño. Ventajas de ser hijo único, consentido por su padre con tal de que no molestara en absoluto. Todo lo que el rubiecillo quisiera, lo obtenía. Aunque era muy diferente a un niño mimado, Kenny siempre procuraba no causarle muchas molestias a nadie, solo conmigo tenía esa actitud infantil y feliz.

Un sonido interrumpió mis pensamientos. Enseguida tome el celular que deje a un lado de la cama, contestando rápidamente antes de que el incontrolable ruido despertara al bello durmiente.

—A sus órdenes, señor—escuche aquella voz cargada de seriedad. Las caricias hacia el pequeño terminaron, mirándole esta vez con frialdad— Sí, claro, está conmigo señor. Como ordene, lo dejare aquí y partiré enseguida

La llamada termino y guarde el móvil en mis pantalones. Hice a un lado el pequeño cuerpecillo que enseguida abrazo un almohadón. Siempre hacía eso cada vez que nuestros cuerpos se separaban. Buscaba algún tipo de reemplazo mío.

Le mire con seriedad.

Ese chiquillo me molestaba, me asqueaba, quería matarle ya mismo, a él y a su maldito padre y así adueñarme de todo lo que ahora poseía, volverme amo y señor de todo, pero sabía que debía ser paciente. Después de todo es mi trabajo, y yo disfruto de él.

Ya era tiempo de irme, pensaba dejar al chiquillo así tal cual. En esa enorme habitación fría, solo, como siempre; Pero algo en mi pecho se agito, como impidiéndome ser demasiado cruel. Solté un bufido de molestia. Lo que hacía por ese engendro.

Camine hacía el enorme ventanal, lo cerré e hice lo mismo con las cortinas, después camine hacia la cama nuevamente, arropando el pequeño cuerpecillo para que no pasara frío alguno. Y de manera inconsciente, un beso fue depositado en su cálida frente.




La última canción [Crenny]Where stories live. Discover now