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Sentados en la acerca fría de la calle por la que pasé por primera vez hace tres años.
En un medio circulo, nosotros cinco, más adolescentes que nunca.
Eras el único chico del grupo, creo que eso te gustaba desde siempre.
Ese día, milagrosamente, salimos antes de cenar. Estabas fuera porque tu hermano dijo que había llegado, sonreíste y los buenos años pasaron por mis ojos como recuerdos lindos.
Jugamos verdad o reto.
2 verdades iba eligiendo y pasaba desapercibida o eso creía.
Hasta que por fin me tocó Reto. Recuerdo haber dicho que me den uno fácil.
Mi prima sonrió maliciosa y me retó a besarte. Se me heló la sangre, mi corazón latía a mil.
Nuevamente sonreíste y me dí por vencida.
Me acerqué y agarre con mi palma tu mejilla.
Con tu mirada segura sabía que pensabas que sería algo timido.
No la pensé dos veces y fui a por ti.
Pegué mis labios contra los tuyos, no me devolviste el beso pero luego reaccionaste y te relajaste. Sonreías contra mi boca y tus manos acariciando mi espalda.
Cuando nos separamos, sonreí victoriosa y ví tu rostro. Estabas sorprendido y con chispas en los ojos. Me mirabas con amor y curiosidad.
Solo sonreí.
Mi tía salió y nos llamó para cenar.
Fue ahí la última vez que te sentí tan cerca, porque el día siguiente era el adiós del cual estabamos acostumbrados.
Recuerdo haberte visto a traves de la ventana del taxi con una expresión dolida y una pequeña sonrisa.
Atiné a mirar de frente.
Siempre era doloroso verte quedarte.
Siempre era doloroso dejarte ahí y no poder verte.
Simplemente era doloroso dejarte.

Aveces me inspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora