-¿Cuántos años se supone que tienes Hiro Hamada?-
Honney y los chicos recorrían la habitación de la rubia de un lado a otro buscando respuestas.
-Besaste a tu compañero de cuarto, ¡Que loco!-
-¿Cómo se sintió pequeño demonio?-
-No sabía que Hiro bateara para el otro lado-
-¡Gogo!-
-¿Qué?, Solo decía-
*-Chicos, porfavor no necesito de esto ahora-*
Del otro lado se encontraba el joven Hiro tumbado en la cama con el teléfono pegado al oído.
No sabía cómo todo se había venido abajo y (según él), lo de aquella noche solo había sido un impulso, algo que creía, sería un bonito detalle.
Pero ¿Desde cuándo darle un beso a otro chico sin saber casi nada de él, es un bonito detalle?.
Rodó una y otra vez quejándose con persistencia.
-No sé que hacer Honey, posiblemente me corran-
-Hiro, no lo tomes a mal pero ¿¡Qué demonios pasaba por tu cabeza!?, ¿Al menos pensaste en lo que sentiría el chico?-
-Honey yo-
-Honey vamos no seas tan dura, ¿recuerdas cuando besaste a Tadashi en un impulso también?, es lo mismo-
-¿Besaste a Tadashi?-
-No, es distinto, como sea Tadashi era chico y yo su opuesta, Hiro besó a otro chico-
-¿Qué insinuas?-
-Antes de que empiecen a atacarme, no me refiero que sea malo, me refiero al hecho de que el chico debe estár confundido ahora, e incluso asustado o en peor caso enojado o asqueado, leí que México lamentablemente es uno del los primeros lugares en homofobia en el mundo, Hiro podría...-
Y el teléfono chirrió avisando el toque de colgar.
Todos miraron a Honey con desaprobación.
Mientras que del otro lado Hiro jalaba sus cabellos con desesperación.
Tapó su cuerpo con las sábanas, no saldría de ahí, pensaba en hacer pequeños microbots con pelusa con los cuales haría un camuflaje que lo ayudaría a pasar desapercibido con el moreno.
-Que idea tan más ridícula-
Pensó en voz alta tomando su rostro.
¿Cómo lo vería a la cara a él y a su posible enojada familia?
Apretó los labios lastimandolos al morderlos con fuerza. Solo esperaba que el moreno lo perdonará cuando lo viese.
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- ¿Qué se supone que debo hacer?, No puedo solo ignorarlo-
Un moreno recorría con nerviosismo el féretro dedicado a su abuelo, pensaba en el extranjero, en como con descaro lo había besado, y en como se supone que lo vería desde ahora en adelante.
-No, no me mires así- señalaba la foto de su abuelo- tú no sabes nada de nada ruquito.
Se sentó en el suelo esperando que su respiración se aligerara un poco, sosteniendo su pecho y agachando la cabeza.
¡Eso es!
Se mudaría a ese féretro, tal vez con trabajos metería unas cuántas cositas, como su cama, su ropa, una estufa, su guitarra a Dante y unas cuantas chucherías más.
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Sabes una cosa (Higuel)
Fiksi PenggemarSabes, sabes una cosa, yo a ti te quiero que sin ti me muero si estás lejos.