Presentaciones

1.3K 130 0
                                    

La habitación estaba tenuemente iluminada por tres piedras que colgaban de una columna en el techo, dejándome ver muy poco de la habitación.

-¿Hay alguien aquí?-pregunte.

No obtuve respuesta así que me adentre en la habitación cerrando la puerta detrás de mi. No veía a nadie y pensé en que tal vez estuviera en mi habitación aunque eso no tenía sentido porque recuerdo haberla cerrado antes de irme.

Estaba adentrado en mis pensamientos cuando algo o más bien dicho alguien me derribó.

El ataque fue tan repentino que termine en el suelo con el labio inferior sangrando gracias a que me lo mordi y un pequeño cuerpo sobre mi espalda.

-¿Quién eres? -preguntó una voz femenina amenazante.

-Si te quitas te lo diré- dije mientras intentava levantarme.

-No me voy a quitar si no me dices quien eres.

Esta chica tenia una peculiar forma de presentarse no se por que no se me había ocurrido antes a mi.

-Ya te lo dije quítate y te diré quien soy.

-No lo haré, puedes decirlo sin que me quite.

Esta bien mi paciencia se estaba acabando asi que en un movimiento rápido la quite de encima y me puse de pie, la chica comenzó a correr pero no se me iba a escapar tan fácilmente, me abalance sobre ella abrazando su cintura para así dejarla en el suelo como ella lo hizo conmigo.

-Que buenos modales tienes preciosa, que nadie te dijo que es de mala educación atacar a las personas antes de saludar- esta estaba un poco aturdida por la caída así que aproveche para voltearla rápidamente y sentarme en su estómago así no podría huir o golpearme.

-¡Quítate de encima!- me grito realmente furiosa y quizo golpearme pero tome sus muñecas inmovilizadolas por encima de su cabeza.

-No lo haré porque tu tampoco lo hiciste cuando te lo pedi.

Estaba realmente furiosa lo notaba en sus ojos y en sus mejillas que ahora estaban rojas. Aunque debo admitir que sus ojos eran realmente hermosos, de un color verde oscuro como el de su cabello.

-¿Quién demonios eres y que haces aquí?- dijo intentando zafarse de mi.

-Me llamo Evan y desde ahora seré tu nuevo guardia-dije y por la cara que hizo vi que la idea no le agrado para nada.

-Excelente justo lo que me faltaba-dijo en tono sarcástico.

-Veo que no te agrada la noticia de tenerme aquí.

-Para nada, ahora quítate de encima pedazo de idiota- me puse de pie y le extendi mi mano para ayudarla a levantarse.

Ella no aceptó mi ayuda y se puso en pie por su cuenta quedando frente a mi. Era unos veinte centímetros más baja que yo como de un metro sesenta , pero aún así logró darme un buen puñetazo en la mejilla. Quede sorprendido por la fuerza con que lo hizo y confundido del porqué de ese golpe.

-¿Y eso porqué?- la mire confundido.

-Eso fue por no quitarte cuando te lo pedí- explicó aunque en ese caso ella también recibiría uno muy bueno de mi parte por tampoco haberse quitado.

-Auch- me queje pero el dolor ya se estaba esfumado- aún no se tu nombre y ya estas golpeandome.

-Lo tenías bien ganado así que no te quejes.

-Esta bien ya no me quejo- levante mis hombros quitándole importancia, aunque realmente esperaría para poder vengarme- ahora que ya me caíste encima, provocaste que me sangrara el labio, me insultaras y me golpearas ¿podrías decirme tu nombre?.

Me limpie la sangre que corría desde mi labio hasta mi barbilla con mi playera.

-Mi nombre es Malaika- me contesto mirando hacia la puerta sin darle importancia a mis quejas.

-Ángel-dije recordando el significado de la palabra.

-¿Qué?- preguntó volviendo a prestarme atención.

-Tu nombre significa ángel, en las viejas lenguas.

-¿Tu cómo sabes eso?- estaba sorprendida por mi conocimiento.

-Mi abuelo me enseñó... Él me enseñó muchas cosas- dije nostálgico por que su recuerdo aún me dolía.

-¿Y él dónde esta?

-Murió.

Abrió un poco su boca para decir algo pero al final se lo pensó bien y la cerró, le dedico una mirada a la puerta para después avanzar hacia ella.

-¿A donde vas?

-Devuelta a mi habitación.

Ya estaba cerca de la puerta cuando se detuvo, pensé que era para decirme lo que hace un momento no pudo pero no lo hizo solo tomó aire y salio de la habitación.

Me quede solo, con el labio partido y la luz amenazando por extinguirse. Ya no tenia nada más que hacer aquí así que salí rumbo a mi habitación y ya en ella mire el reloj que marcaba las nueve en punto.

Ya era tarde y aunque no tenía sueño decidí acostarme e intentar no pensar, solo dejaría que mi cuerpo se relajara y poco a poco el sueño llegaría a mi.

Bueno pero solo llegaría por un corto tiempo.

Reina De Dos CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora