7: Noche de brujas, besos hechizados.

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-Qué aburrido–el grito de Damien hizo estruendo en la sala de estar, salí a encontrármelo con el cuerpo pintado de un verde radiante y el traje negro y morado apretado a su cuerpo marcando sus nacientes pectorales, según él estaba disfrazado de Chico Bestia de Jóvenes Titanes–¿Vienes o te quedarás esperando a que el príncipe no-encantador te invite?

Arrugué la nariz negando.

–Muy gracioso, sabes que nunca sé que ponerme en Halloween, supongo tu pequeño Andrew está vestido de rosa pastel esperando a que lo rescates de las garras de tu ex.

–¡Oh vamos! Andrew sabe como defenderse solo.–su celular sonó con una foto sonriente de él siendo besado por un chico rubio.–Hablando del diablo, me voy... "Hola, si ya..."

–Que disfrutes–dije ondeando un adiós a su espalda.

Corrí a la cocina y tomé una cerveza, a fin de cuentas podía tener mi propia fiesta de Halloween en mi dormitorio, regresé a la sala de estar, encendí el viejo altavoz bluetooth de Damien y viajé por mi lista de música "bailable", últimamente Not Today de BTS me erizaba la piel. Di un buen trago para casi atorarme con el líquido gaseoso y ahí comenzó mi desastrosa coreografía, luego me dejé llevar, giré y moví mis caderas a mi estilo acompañando todo con mi pequeña risa, giro de nuevo y tropiezo con un par de ojos que me miran perplejos y felices a la vez, Kim con dos cajas de pizza y sodas.

Mierda.

Puse fin a mi corto momento privado mientras él dejaba las cajas y la bolsa con las sodas sobre la mesita.

–¡¡Damien tenía razón!!

–¿Damien qué?–pregunté desconcertado

–No importa, esto me gusta más que el cuatro ojos que veo todos los días, sigue.

–Que te jodan Kim, ¿qué quieres?

–Noche de brujas, que tal si vemos una peli de terror.

–No quiero–dije empujándolo hacia la puerta descaradamente. 

–Oh vamos, incluso traje tu favorita, The Conjuring.

Me apasionan las películas de espíritus, no había podido ver The Conjuring por falta de bolas, lo admito. El se hizo espacio sobre el pequeño sofá de dos plazas, observé sus piernas largas y su espalda ancha, ¿por qué todos a mi alrededor son puras feromonas? Damien, Louis y Kim, este último destacaba por ser el más alto de los tres y el más insoportable.  

–No sabía que podías bailar así–añadió insertando el dvd con la saga.

–Por dios, es solo mímica–respondí sentándome en el espacio que se suponía mío.

–¿Listo?

–Sí.

Se sentó junto a mí, haciendo comentarios estúpidos y erutando el alfabeto, asqueroso, habían corrido varios minutos de la película cuando su mano alcanzó mis hombros, me sentí incómodo y traté de huir casi cayéndome del sofá para ser salvado por la misma mano que estaba rechazando. Enrojecí, y me dejé llevar, a fin de cuentas, me gustaba Kim, desde el primer día.

–¿Me tienes miedo?–no pude detectar emoción alguna en su voz, gruesa y pausada.

–¿Qué dices?

–Veo como me evitas, me rechazas y sabes que esta atracción entre nosotros nos trae locos–añadió en seriamente.

–¿Atracción? Hay algo mal en tu cabeza.–intenté perderme en la pantalla mientras mi corazón se agitaba empujando el sudor sobre mis manos.

¿Por qué me seguía mintiendo a mí mismo? Pero no podía simplemente darle el derecho de destruirme, si había llegado a este punto era por Jared, sería tan fácil dejarme arrastrar por sus palabras de papel y terminar quemado en cenizas por algo que jamás iba a ofrecerme porque pertenecía a mi gemelo.

–Entonces, ¿por qué no me besas y me demuestras que no te gusto?–de nuevo con eso–¿Por qué no lo admites, eh? Me gustas Jared, mira–tomó mi mano, posándola en sus jeans donde su entrepierna estaba abultado y duro–¿Dime que no te gusto y ponemos fin a todo aquí?

Yo era malo en mis decisiones, incluso estar en esta universidad era todo un error, junto con la farsa de hacerme pasar por Jared solo para enseñarle una lección a su ex-novio, el mismo que estaba empujándome a decidir aceptar mis sentimientos o dejarlos ir como antes lo había hecho, no esta noche, lo besé, a fin de cuentas él me lo había ordenado. 

Sus labios estaban hambrientos por los míos, tomó mi nuca tirándonos suavemente, besó mi cuello y gemí, mi primera vez besando a Kim, pensé que podría levantar más barreras y que jamás este momento llegaría, pero ahí estaba, besando al asiático que se suponía debía odiar, cediendo en las garras del enemigo, ¿qué pasaría el día después?




Historias que nunca escribiréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora