Me tomó por sorpresa, como primavera que florece de repente, él me enredaba en sus juegos cada vez que estaba aburrido y mi corazón corría noventa millas tirándome a un año luz de distancia—Dos semanas—me repetía una y otra vez como un idiota. Saqué el celular del bolsillo delantero de la mochila, tomé aire y lo volví a liberar mientras mis dedos jugueteaban dudosos de abrir la sesión en la máscara anaranjada, habían pasado dos horas desde que no entraba y ya sentía los labios resecos, Melissa me había prohibido hacerlo, pero yo era masoquista y testarudo, pulsé en la aplicación y vi como el punto rojo de las notificaciones hizo que mil átomos dentro de mí se dispararan.
—¿Qué tal tu fin de semana?
—Genial ¿Y el tuyo?
—Acabo de despertar—Eran las cinco de la tarde, mi mente viajó a todas las posibles cosas que él pudo haber hecho durante de la noche, pero se estancó ahí donde sus labios y los de alguien más se enredaban.
—Imagino que alguien tuvo una noche larga.
—Eh, Digamos que un poco.
—¿Un poco? Ha ha ha— No éramos nada, ni nos conocíamos, había escuchado su voz y él la mía una sola vez, entonces ¿Por qué estaba irritado? ¿Por qué me dolía el pecho si acababa de tener un día genial con la esperanza de que él no escribiera? —¿Qué planes tienes para hoy? —Fingí contra mi voluntad y pasaron varios minutos antes de recibir una respuesta, borré la conversación y su mensaje se aferró de nuevo.
—Terminar de rellenar los taxes y hacer un poco de trabajo.
—Anoche tomé mojitos, disfruté de comida española, pero no estabas tú.
—Es sólo cuestión de tiempo. Dos semanas.
No sé que me irritaba más, si la espera o si la forma en la que nuestra conversación iba muriendo—En serio me buscarás en dos semanas cuando regreses, apenas te conozco y se me aprieta el corazón cuando me escribes, y espero por tus mensajes religiosamente, sonrió a la pantalla como un tonto y muerdo mis labios pensando en cada posibilidad de lo que ocurra en dos semanas, mi corazón se estruja cuando intuyo que eres seco, y se retuerce cuando pasan horas y no responde. Es como si me buscaras cuando estás aburrido, cuando los demás peces del océano no pican tu carnada, sabes que yo estaré ahí, a la espera y eso me molesta. Me mutila que estúpidamente me esté quemando por un idiota.—Podría haberle contestado eso, pero solo nos habíamos conocido dos días atrás.
—Aha—me limité a responder y volví a quedar en leído.
¿Valdría la pena esperar dos semanas? No lo sé
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Historias que nunca escribiré
RomanceBienvenid@ a estas escenas incompletas de amores que pueden suceder todos los días, cerca de ti o incluso tú mism@. Disfruta.