11: Sentimientos nevados

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Nunca fui de los que amé socializar, me abruma estar en un grupo, pero Karla me necesitaba, era su fiesta de cumpleaños y eso significaba que también estaría Derek con su aura felina seduciéndolas a todas, había apurado mi tercer Martini mientras él seguía tratando de impresionar a una pelirroja que llevaba una saya cuando afuera se te congelaban hasta los pedos.

Rodé los ojos y empecé a anotar mentalmente cada uno de sus defectos<<idiota>>dije para mí, pero salió en voz alta.

–¿Quién?

Volteé y su aroma me golpeó y el nudo en mi estómago se enredó más, esta vez era Shawn regalándome su mirada azul, los chicos caucásicos no me atraían o eso seguía repitiéndome cada segundo que tenía a Shawn alrededor con su nariz perfecta y su sonrisa de Hollywood.

–¿De qué hablas?–respondí sonriendo.

–El idiota, ¿soy yo?–curvó su cabeza y ahí de nuevo sus hoyuelos matadores.

–¡Oh por dios! El mundo no se revuelve alrededor de ti, entiéndelo.

–Tienes razón–admitió haciendo una pausa–Tus orejas están rojas y frías.

Añadió cubriendo mis orejas con sus manos, esa sensación tibia y confortante a la cual podría acostumbrarme, mis ojos se dispararon hacia los suyos que ya estaban en mí, inconscientemente me levanté para verlo mejor, ni si quiera notamos cuando la música había cambiado a melodías tan cliché como ese momento, en que pensamos que nadie nos miraba, igual estaba casi oscuro.

Shawn siempre tuvo un aura brillante a su alrededor, tal vez de cierta manera sentía ese magnetismo hacia él, el chico que sabe cuándo y qué hablar, o sus dos pistolas de gimnasio con las que sostenía mis orejas de elfo, no sé, eran los Martinis, debía estar borracho cuando me acerqué a sus labios y fundió los suyos en míos, desesperante, no, estaba hambriento y mordió mi labio inferior

 –Besas bien pequeño duende–susurró mientras me abrazaba

–Obvio–sentí su risa en mi oreja y sonreí también.

Historias que nunca escribiréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora