Apenas había comido en esos días, era primavera allá en su corazón, mientras sentía el mío envejecer esperando a que algún día se fijara en mí. Caminé un paso, dos, tres, hojas crujientes y amarillentas adornando el camino al edificio donde teníamos Inglés. La sensación de querer verlo para confirmar que no sentiría nada al día siguiente se anudaba a mis labios <<mentiroso>> repitió mi mente cuando lo vi en la máquina expendedora y su presencia tiró de mí como un imán.
–Ayer tuve una cita con Astrid–su sonrisa iluminó toda su cara y mi corazón cayó al piso, ahí bajo sus pisotones.
–¿Y qué tal?– <<hipócrita>>volvió mi mente
–Salimos a cenar y luego a ver el show de luces y agua en Xintiandi y... ¿estás bien?
No, quieres que sonría y me sienta feliz por ti mientras me desmorono esperando a que sientas algo, y pensé en las hojas crujientes que había encontrado fuera, así estaban mis sensaciones, así me había hecho sentir él en menos de dos meses, odio la gente que influye en mí con tanta facilidad, jamás deseé tanto como aquel día tener un cinturón de seguridad agarrando mis sentimientos.
–Sí, solo un poco cansado.–me obligué a sonreír, me fui esperando desaparecer, vértigo y algo más cerraban mis ojos y mi cuerpo se desvaneció, sentí sus manos agarrarme pero mis oídos estaban tupidos, mis sentidos comenzaron a fallar.
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Historias que nunca escribiré
RomanceBienvenid@ a estas escenas incompletas de amores que pueden suceder todos los días, cerca de ti o incluso tú mism@. Disfruta.