Conociendo a Killer Bee y Nii Yugito

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Respiro. Mirando las hojas moverse, mientras el viento movía ligeramente los mechones sueltos de su cabello, Uchiha Naruto se mantenía de pie, a la espera de la llegada ANBU. Sabía que pronto en la aldea de la nube, se notificaría lo ocurrido en el bosque y el Raikage no tardaría en mandar a su escuadrón de élite. Sin duda, el inmenso moreno usuario de Raiton, estaría sin duda preocupado.

Levemente, bajo el rostro, encontrándose con la espalda de una joven de cabello rubio trenzado. Nii Yugito, se mantenía dando la espalda al traidor de la hoja, mientras curaba las heridas causadas durante el enfrentamiento. No había podido hacer nada en contra del Dúo Inmortal de Akatsuki, y casi se llevaban su vida. Si eso hubiera llegado a pasar, el grupo de nunekin hubiera contado ya con cuatro bijuus en su poder. Habrían tenido un gran respaldo, y todo se hubiera puesto ligeramente a favor del grupo de nubes rojas.

Nadie quería eso.

El nieto de Madara y Hashirama, alzó el brazo hacia el cielo, apuntando hacia el sol. Se había convertido ya en un gran shinobi. Había vengado a su familia y recuperado el pergamino de los Senju del altar. Todo iba sobre ruedas. Sumado a que había llegado a tiempo para salvar a una Jinchuriki de las garras de Akatsuki, su moral aumentaba. Aún no había usado ni la mitad de su poder actual. Pero sin duda, aquel que se hacia pasar por Madara, su abuelo paterno, le ocasionaría más de un problema.

Cerró levemente el ojo derecho a causa de los rayos del sol. El izquierdo era tapado por su mano, y no sufría ceguera alguna.

Yugito:te gusta la calma-no era ninguna pregunta. Sin darse la vuelta, aún con vendas en sus manos, la Jōnin decidió hablar con su salvador. No por nada le debía literalmente la vida. Estaría en deuda con el el resto de su vida-. Gracias por salvarme.

Ya esperaba esas palabras. Era el protocolo que seguía la gente cuando era ayudada. Debían mostrar agradecimiento hacia la persona que los ayudaba.

Naruto:tu rescate era parte de mi cometido-directo, sin fingir no intentar ocultar nada, el joven de cabello oscuro habló con la verdad saliendo de su boca. Tampoco era bueno mintiendo en estos casos, ni creía que fuera útil, más ahora que dentro de poco la zona acabaría llena de ANBU de Kumo, listos para matar a aquel que osó atacar a una de sus kunoichis-; pero aún así, de nada. Fue un placer ayudarte.

Sinceridad. La sinceridad que se oía en su voz, bañaba el tono monótono que usaba. Había perdido mucho la costumbre de hablar con gente. Orochimaru y Satsuki no contaban. Habían pasado estos dos años en contacto con ambos, y ayudando al Sannin de las serpientes con algunas de sus misiones.

Respiró calmadamente. Tendría que esperar junto a la Jinchuriki del Nibi. Esperaba que los ninjas mandados por el Raikage, no tardarán mucho. No tenía mucho tiempo que perder.

Con estruendo, ramas rotas y hojas caídas, un inmenso hombre de cabello trenzado rubio, el uniforme Jōnin de la nube y unas tres espadas en su espalda, cayó al frente de ambos, ganándose una mirada de reojo del moreno y una alegre de la rubia de ojos chocolate. Ambos ojos del inmenso hombre, eran ocultos por unas gafas de sol negras. No podía ver el brillo que ocupaba la mirada del recien llegado.

Yugito:¡Bee-sensei!-exhaló la mujer al ver quién llagaba a su rescate. Unos segundos después, un escuadrón ANBU llegó al lugar. Los enmascarados, mantenían sus brazos flexionados, rozando con sus manos los mangos de sus tantos.

Bee, movió sus piernas flexionadas y se lanzó a por el Uchiha. El brazo cruzó la mejilla del joven. Había apartado el rostro, esquivando el ataque.

Movió el brazo, aún intentando dar en el rostro del Uchiha de cabello moreno con reflejos castaños. Pasó a través de él. Asombro había en el rostro del shinobi de Kumo. ¿Acababa de atravesar la cabeza de su enemigo, como si fuera un fantasma? No pudo pensar, atar cabos. Recibió un codazo en pleno estómago, obligando a su cuerpo a encorvarse al frente. Con un quejido, fue movido varios metros hacia atrás por el golpe. Naruto seguía ligeramente agachado, con las rodillas flexionadas y el codo colocado en apuntando hacia Bee. Los mechones tapaban ligeramente su ojo derecho mientras, con el rostro monótono de siempre, volvió a su pose de inicio.

El nieto de  LeyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora