[...Porque le amo con mi alma. Sus ojos verdes parecieran guardar todos los misterios del mundo, y no hay forma de poder quitarles la vista de encima. A veces creo que Dios decidió guardar todos sus secretos en ellos porque sabía que él es la mejor caja con candado. ¡Ay, si me vieras! No comprendía el dicho de volverse mantequilla hasta que lo conocí. Me derrito por él, pero no se lo digas jamás. Aunque quizás lo sabe, porque creo que él todo lo sabe.
Matthew, querido primo, ¡Son tan pocas las veces que sonríe! Pero cuando lo hace, es como si se iluminara el mundo. ¿Alguna vez me entenderás? ¿Entenderás la dicha de la que soy partícipe? Es como si todo te hace cosquillas y el pecho se vuelve cálido. Me hace explotar.
¿Entenderás cómo exploto de dicha por saber que existe y es mío? ¿Qué el destino me lo dio? Saber eso, que estaremos juntos para la eternidad me da fuerza y vida para seguir luchando, sin importarme que mis padres se nieguen a mis sentimientos, ni menos conseguir doblegarme y que mi corazón se rebaje y desista de amarlo.
Nuestro lazo es fuerte. Es resistente. Eterno. La unión con Arthur es hasta el fin de mi existencia y más allá. Porque es mío, solo mío. Nadie puede quitármelo. Nadie es demasiado fuerte para ganarme.
Estoy seguro que nació para estar a mi lado, y yo nací para estar al suyo. Estamos condenados a vivir un amor que no es bien recibido ni aceptado pero ¿Crees que me preocupa? Sólo con su compañía puedo ser feliz, no importa si viviese en tierras lejanas y oscuras.
Y me hace sentir invencible e inmortal.
¿Acaso algún día podrás entender lo que siento, primo? ¿Podrás comprender lo que es tener a disposición la existencia de la única persona a la cual dispones de tu corazón y alma?
Fragmento. Carta dirigida a Matthew Williams de Alfred F. Jones. (16 años)]
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Capítulo 1: "EL CANARIO NUEVO"
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Elizabeta era la encargada de despertar al niño. Sacarlo de los brazos de Morfeo, quien le contaba extraordinarias aventuras del futuro, y le decía, en un eco desde las nubes "Serás grande, muy grande".
Alfred no creía que los sueños dijeran cosas del futuro, pero le encantaba pensar que fuese así. Se imaginaba como un valiente soldado de algún reino lejano.
― Vamos, joven... Tiene que levantarse ― Lo zamarreó suavemente. Era necesario, porque si no, los adorables ojos azules que tanto amaba Elizabeta, no se abrirían hasta el mediodía. Esos mismos ojos que se cerraban con molestia por los rayos del sol.
Se sentó con lentitud sobre su lecho.
— ¿Qué sucede Elizabeta? Es temprano...— Gimió desperezándose. La muchacha abrió por completo las cortinas, iluminando el pijama del pequeño que parecía brillar.
La ventana daba a los árboles del jardín, llenos de flores por la dulce primavera. Una golondrina observaba desde la ventana con curiosidad. Se echó a volar cuando Elizabeta alzó una mano para tocarla, olvidando que las separaba una muralla transparente de vidrio.
― Su padre llegará cerca del mediodía, ha enviado un mensajero ― Al escuchar lo predicho, Alfred abrió esos pedacitos de cielo de golpe. Salta como un gato, consiguiendo hacer un eco suave contra la madera.
― ¡Padre llegó! ― Sonríe y pareciera que el sol se condensó en esa curva grande y blanca.
Sale corriendo hasta la bañera, que sabe, estará lista con agua tibia para que él tome su baño. Comienza a hacerse un caminito de ropa.
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Supermassive Black Hole
FanfictionTener de esclavo al superviviente de una extinta tribu celta es algo exótico. Problemático es además enamorarse de él. Pero a él no le importa porque, acabará con quién se interponga entre ellos. Sin importar de quién se trate.