[...Hermano, no puedo refrenar todo el odio que le tengo. Lo maldigo aunque una señorita como yo no debiera. Pero no puedo controlarme ¿Y sabes? ¡No quiero hacerlo! ¡Es detestable!
Lo detesto hasta un límite inimaginable, hasta el punto en que sería infinitamente feliz con que él desapareciera de la tierra que pisamos. No quiero escuchar reprimendas de tu parte, tú no me comprendes, no soy exagerada ni cruel ¡Es que si los vieras! Cuando llegues de Europa en dos meses serás testigo. Mi corazón se triza con solo recordar.
Él me ha quitado lo que más quería. Alfred. Él y sus hechizantes ojos verdes lo han atado, como una especie de brujería ¡A él, mi prometido! Vincent no exagero, realmente Alfred parece atontado, no existe más en su mundo más que ese tipejo salido de algún mundo bárbaro y desconocido.
Alfred tenía que ser mi príncipe, mi esposo, mi futuro. Pero llegó él. Como una bruja envidiosa, ha destrozado nuestra hermosa historia y lo ha dejado ciego, lo ha dejado sordo y lo ha vuelto un tonto. Una marioneta en sus manos.
¡Y Alfred debía estar en las mías!
No sabes cómo le deseo lo peor, desde el fondo de mi alma, que se pudra, que se queme, que lo maten. Sin moverse, sin luchar ni hacer algo, sólo quedándose como un estúpido perro que sigue fielmente a su amo, sin decir una palabra, sin siquiera insinuársele. Tan desabrido y serio que me da asco. Y aun así, con todos los defectos y pocas virtudes que puedo hallarle, Alfred sigue prendido de él, a veces pareciera que el perro no es otro que él.
Vieras como le mira, como le habla, como le sonríe ¡A un simple esclavo! Hace todo con una devoción y un cariño que la piel se me pone de gallina. Es tan puro. ¿Y el otro? ¿Crees que hace algo? Se queda como un estúpido, incómodo, mirándole con disculpas en los ojos. Es una tortura. El amor de mi vida se desvive por alguien quien ni siquiera parece quererlo de vuelta.
¡Un mísero esclavo!
Yo debería ser tratada tan dulcemente y no él. Yo debería estar recibiendo todo el amor que un simple esperpento, que ni siquiera es libre, recibe..."]
Fragmento. Carta dirigida a Vincent Von Maesschaleck (18 años) de su hermana Emma Von Maesschaleck (14 años)
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"Gritos.
Corre a ver qué sucede.
A cada paso, las piedras del bosque se hacen más filosas, pintándose de rojo. Las hojas de los árboles comienzan a agrandarse y enredarse con su cuerpo, abrazándolo, pérfidas, malignas.
Un llanto ahogado. Puede sentir la garganta destrozarse.
Se zafa con desesperación de los brazos verdes y ásperos, y sigue corriendo. O eso intenta. Los árboles amarran sus manos como cuerdas, liberando el rojo de la carne, el mismo rojo que estaba en su espalda azotada, lacerándole la piel.
El suelo se mancha.
Los gritos se acentúan.
Voces desconocidas.
¿Qué está pasando?
Da manotazos, quitándose las cadenas que lo aprietan y lo dejan ciego.
Se lanza de nuevo a esa loca carrera.
Dentro de él algo le golpea en las entrañas, eso es, lo que la gente dice, terror.
Corre más rápido que el viento de la tormenta. Más rápido que los pájaros. Más rápido que los zorros y que los demonios.
Los tambores de guerra que su padre toca, para la luna, retumban en su cabeza.
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Supermassive Black Hole
FanfictionTener de esclavo al superviviente de una extinta tribu celta es algo exótico. Problemático es además enamorarse de él. Pero a él no le importa porque, acabará con quién se interponga entre ellos. Sin importar de quién se trate.