III. LOS PASOS DE UN GUERRERO

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Advertencia del capítulo: Esta vez, considerando que es un universo paralelo y que no tiene mucho sentido "Estados Unidos de América", USA, o como quieran denominarle, será llamado "Reino de América del Norte" y estará conformado por América y Canadá que nosotros conocemos. Pero solo son fines prácticos.

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"...Estoy atado por cuerdas tan fuertes y gruesas que apenas y me permiten moverme a más de un paso de él. Son como hilos. Hilos que nos mantienen cosidos el uno al otro. Es una esclavitud del alma. Es una fuerza superior a mí, como si estuviéramos fusionados. Y ya no puedo escapar. ¿Sabes que es no poder escapar? ¿Dejar de ser libre? ― Sus ojos verdes se oscurecían con tristeza, reflejados en la pupila azulina y variante ― Con él, comprendí que es odiar. Odiarlo. Odiarlos. Odiarme. Mi sangre llamaba a la destrucción... ¿Venganza es la palabra? Pues, venganza es lo que deseaba. Los hube deseado a todos muertos para así poder ser libre. Muertos, como la familia que el demonio me robó.

Arrancó un puñado de pasto silvestre y lo apretó en su puño. Intenta recordar momentos de su pasado.

No pudo.

Las cosas cambian. ¿Tú sabes lo que son los cambios, no? Tú siempre cambias, te vuelves otro a cada segundo. Yo cambié de parecer. Y estoy sorprendido ― Exhaló con pesar ― No lo entiendo, y me temo que nunca lo entenderé, pero sé que él no es malo. Da amor y me da más de lo que necesito. Soy solamente una pertenencia, el perro, el burro y su daga. No más. Pero se me entrega como si yo fuese más de lo que realmente soy. ¿Cómo puede el dueño darse al esclavo? ¿Cómo? ¿Qué sentido tiene, entiendes? ¿Qué es? ¿Sabes tú? No puedo decir que... que me moleste pero...

Los ojos húmedos giraron bruscamente a un lado y luego desaparecieron en el agua.

¿Arthur, que hacías? Te escuchaba hablar, pero no entendí absolutamente una pizca ― Alfred apareció de entre los largos pastizales, recién despertando. El muchacho de ojos verdes y gruesas cejas lo seguía con la mirada, sentado junto a un árbol delante de un pequeño río.

Hablaba en mi lengua, amo.

Alfred frunció el ceño.

¿Cuándo diablos entenderás que tienes que llamarme Alfred? ¡Es la única orden que jamás obedeces! ― Reclamó. El joven más rubio dio una muy pequeña y ladina sonrisa.

Hablo en mi lengua, Alfred."

Arthur (17 años), al espíritu del río.

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Capítulo 3: "LOS PASOS DE UN GUERRERO"

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Elizabeta entró al dormitorio, lista para despertar al joven Alfred y revisar las manos del otro pequeño. Raro. Elizabeta no se acostumbraba a decirle así, porque parecía más el nombre que se le hubiera dado a un juguete. Y a pesar de su posición, ser llamado así era algo demasiado denigrante.

Ay, joven Alfred... ¿Cómo era posible?

En la gigantesca cama se puede observar un bulto y las frazadas desordenadas. La mujer niega con la cabeza.

Tan mal dormir que tiene... Parece un pequeño tornado.

Primero va a la ventana, para correr las gruesas cortinas. El sol entra fuerte y violento, sintiéndose dueño de la habitación.

Supermassive Black HoleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora