El fin de semana lo tomó para darse un respiro. Después de tanto trabajo, había quedado exhausto y todos entendemos lo horrible que es eso. También sabemos que los días soleados en la naturaleza inspiran paz. Nuestro querido Dallon se animó a salir de casa y broncearse un poco con el sol dorado del verano, cosa que normalmente no hacía.
Fue al mismo parque que estaba cercano a su casa, y aunque evitando molestar a las personitas juguetonas que pasaban por ahí y relajando sus hombros cada que veía a alguien tirando basura, se sintió realmente bien al despejar su mente y usar la consideración con el entorno. No debía actuar mal, era un perfecto día que no podía arruinar por cualquier bobo detalle.
Pero, por desgracias de la vida su buen humor no duró mucho, culminando en un arrebato de furia al ver a lo lejos un sujeto jalando a otro como si lo estuviera obligando a ir a algún lado. Eso estaba mal, eso no cuadraba con la armonía del paisaje. Esa escena alteró su tranquilidad y su instinto humanista salió a la luz, poniéndose de pie y caminando hacia los personajes secundarios para interpretar a un héroe de justicia.
¿Que si tenía miedo? Claro que sí. Normalmente él no era problemático ni agresivo, jamás fue rebelde y jamás obedeció tanto a sus impulsos, pero la depresión de aquellos últimos días lo hizo actuar así y... bueno, las cosas no salieron muy bien.
Se acercó al par de chicos con zancadas firmes y tomó a uno del hombro, al que jalaba al otro. Y al girarlo, también llamó la atención de su acompañante, quien era nada más y nada que menos que su princesa.
Brendon.
¿Cómo no lo reconoció antes?, se golpeó mentalmente. Con esa corona de flores todavía puesta sobre su cabellera negra, esa piel blanca reluciente y su figura afeminada debía ser inconfundible. Era él. De verdad que lo era.
–¿Qué te sucede, imbécil? –el chico de ojos miel cortó aquel reencuentro con su voz ruda.
–Déjalo en paz, Ryan –le pidió Brendon temeroso.
Verlo tan débil dolió a Dallon.
–Suéltalo y no lo trates así –le dijo fuerte al llamado Ryan, pues él aún apretaba el brazo de Brendon.
–Vete por donde llegaste y déjanos solos. No te metas en lo que no te importa.
El chico se iba a dar la vuelta, pero de nuevo Dallon lo giró hacia él, esta vez con más fuerza. Le miró ceñudo y le dijo:
–Esto me importa porque él es una persona y merece respeto.
–Dije que te fueras.
Ryan le tomó la muñeca para despegarle la mano del hombro pero –como deberían saber– a Dallon le molestaba ese tipo de contacto con extraños, sobre todo con tipos descerebrados como aquel, y reaccionó mal ante ello. Con la mano libre tomó al abusador y le jaló el brazo para acercar su cuerpo a su rodilla, la cual levantó para darle en el estómago fuertemente. Ryan quedó sin aire.
–¡Ryan! –exclamó Brendon, pero se fue con Dallon para apartarlo del otro –Dally, calma. Él tampoco se merece esto.
–Te trata como basura –denotó con enfado.
Brendon le puso las manos en el pecho, sintiendo los niveles de su respiración.
–Lo sé, pero jamás me atrevería a lastimarlo.
–¿Acaso es tu novio? –Dallon preguntó a duras penas, dedicándole sus ojos tristes al menor.
–No –respondió –Lo conocí hoy en la heladería y me invitó a salir, pero ahora comprendo qué clase de persona es.
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Painting it pink •• Brallon
FanfictionEn día soleado un hombre llamado Dallon Weekes, quien tiene una personalidad "especial", se encuentra con un coqueto chico, Brendon Urie, en una heladería donde el mismo trabaja. Ninguno de ellos cree en el amor a primera vista, pues su experiencia...