Star blossom↝ yuwin

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CAPÍTULO UNO: INICIO DEL PROBLEMA
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La primera vez que vi a Dong Sicheng se estaba comiendo la barra de pegamento que la maestra nos había dado para pegar los stikers de animales. Las niñas lo miraban con repulsión hasta que una decidió avisarle a la señorita Jung lo que estaba aconteciendo.
— ¡Sicheng se está comiendo el pegamento! ¡Iugh! —gritó una chiquilla de pecas y lacio cabello que solía caerme pésimo.
— ¡No ej gierto! —replicó el acusado con la boca llena y las mejillas abarrotadas de pegamento.
—Sicheng, ¿por qué te estás comiendo el pegamento que íbamos a usar? —la señorita Jung siempre era dulce al hablar.
El pelinegro bajó su cabeza con arrepentimiento.
—Lo giento —jugó con sus manitos, apenado.
A mí me dio mucha ternura su forma de hablar, tiempo después descubrí que había palabras que no podía pronunciar bien por la falta de algunos dientes delanteros.
S

icheng fue sacado de clase y yo, con gran esmero, pude trepar para ver qué estaba pasando con él. No quería que lo regañaran, ni que le pusieran una carita triste, él no había sido malo.
La señorita Jung tomó su rostro con delicadeza y lo limpió con gran paciencia.
—Ya estás listo —concluyó con un beso en su mejilla y le entregó otro pegamento—, esta vez, no comas este.
Sicheng asintió repetidas veces y sus ojos saltones me causaron gracia.
Esa fue la primera vez que me sentí aliviado en mi corta edad de seis años. El saber que Sicheng no había tenido un problema me tranquilizó casi tanto como un cuento leído por la señorita Jung.
La segunda vez que vi a Sicheng fue un día nublado de Abril.
Todos estábamos molestos porque no podíamos jugar en el jardín debido a que se encontraba embarrado por los tres días seguidos de lluvia.
— ¡Dong Sicheng! —exclamó la señorita Jung y corrió hacia afuera del salón.
Todos nos acercamos a la puerta y vimos el gran problema que había.
Sicheng se encontraba lleno de lodo y en sus rodillas se distinguían varias heridas sangrantes.
Sin embargo, lo que más me sorprendió fue ver que él se hallaba feliz, sonreía y correteaba como un lindo y libre cachorrito.
Uno que definitivamente tendría muchos problemas con la señorita Jung.
En ese momento, mi curiosidad por Dong Sicheng aumentó a pasos agigantados.
Solía verlo de reojo cuando pasaba por mi lado y me llamó la atención verlo siempre solo.
Los demás niños decían que era raro y yo solía darles la razón, definitivamente él no era alguien ordinario.
Empecé a pensar lo solitario que debía sentirse y llegué a sentirme mal por él, así que un día reuní valor y, acomodando mis pequeños tirantes, me acerqué a él.
—Hola —se encontraba devorando un dulce y con las mejillas hinchadas me recordó a un lindo conejo.
Sicheng me analizó varios segundos y luego me regaló una amplia sonrisa.
— ¿Quieres uma dalleta? —me preguntó con simplicidad.
—Mmh, no.
—Mamá siempre dice que dedo preguntar pero me alefro de que no queras —se encogió de hombros.
Bueno, él era raro.
—Bien —me giré inseguro y comencé a caminar lejos.
— ¡Adiod! —gritó con voz animada y yo quise morir de la vergüenza, ¿por qué gritaba tan fuerte?
Por aquel entonces, descubrí, luego de prestar atención, que Sicheng solía meterse en muchos problemas.
Algunos decían que era por ser raro, yo comencé a creer que era por ser feliz.
Sicheng era el niño más solitario del salón, pero también el más alegre.
Y luego entendí que también era el más sabio.
La primer semana luego de volver del receso escolar, me encontré sentado frente a Sicheng.
Mis amigos y compañeros habían salido de excursión y yo no participé porque mamá consideró que no era seguro.
Sicheng, por su parte, al ver que yo me quedaba, insistió en acompañarme y luego de mucho discutir, ganó.
— ¿Quieres uma dalleta? —me extendió el dulce y negué.
—Mamá siempre di-
—Dice que debes compartir pero tú te alegras de que no haya aceptado —concluí por él.
Asintió repetidamente y corrió a mi lado.
Se acercó tanto que nuestras narices chocaron y se quedó así unos segundos.
Luego, sonrió ampliamente.
— ¡Seré tu amido!
—Se dice "amigo" —corregí.
Y Sicheng me abrazó.
Luego de ese extraño suceso, Sicheng solía correr a mi encuentro cada vez que me veía.
— ¡Amifo! —cada día era lo mismo y yo, por respeto, no iba a decirle que no era su amigo.
Quizás porque no me molestaba tanto.
Mis amigos comenzaron a alejarse de mí y así fue como empecé a pasar más tiempo con Dong Sicheng.
Con el tiempo me acostumbré a él, a sus palabras mal pronunciadas, a su constante buen humor, a sus demostraciones afectivas, a sus orejas saltonas y a su personalidad refrescante.
Haberme convertido en su amigo había sido definitivamente lo mejor de mi infancia.

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N/A: ¡Mi primer historia de un ship de NCT! Ya era hora de que mis hijos tuvieran un lugar acá.
Esta historia está pensada para ser suuuper corta, no más de 15 capítulos, creo que ni va a llegar a los 10 capítulos, pero no quiero decir nada seguro porque por ahí me vuelvo rebelde y la extiendo.
Este ship es uno de mis favoritos y lo amo.
El próximo capítulo empieza a relatar en la actualidad.
Se van a ir dando cuenta de la trama con el pasar de los capítulos.