CAPÍTULO OCHO: PARA SIEMPRE
___________________¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? ¿Aquella tarde de verano?
¿O lo que sentiste cuando te abracé por primera vez? Yo lo recuerdo.
Me sentí completamente feliz de tenerte tan cerca.
Probablemente nunca me lo dirías, pero desde el primer momento supe que me odiabas, sin embargo, me fue imposible despegarme de ti. Y mira que tuve razones para dejarte ir, tu ironía, tu irritabilidad con cualquier cosa que hiciera, tus diversas formas de ignorarme, etcétera.
Sin embargo, nunca dudé de tu amor por mi. Supongo que en el fondo sabía que eras mi destino, por eso no me sorprendí cuando me susurraste un simple y melodioso "te amo". Porque sí, recuerdaba como si hubiera sido ayer la primera vez que me lo dijiste.
Además yo también te había amado desde que éramos niños.
Gracias por no dejarme ir, gracias por no rendirte con nosotros, gracias por amarme tanto, Yuta.
Gracias, gracias, gracias.
— ¿Qué escribes? —apareció por delante de mí con una toalla colgando de su hombro y unos pantalones de tela.
Alejé de sus curiosos ojos mi libreta y negué.
— ¿No me vas a mostrar? —se cruzó de brazos y volví a negar.
—Vamos, podría ayudarte —se acercó lentamente mientras en su rostro se grabó una sonrisa juguetona.
—Usas tu título contra mí —me crucé de brazos.
Hacía un año, Yuta se había recibido de Profesor de Literatura y siempre que podía molestarme con mis falencias ortográficas o cohesivas, lo hacía.
Deposité mi libreta en el primer cajón de la mesita de luz y abrí mis brazos con entusiasmo.
Yuta corrió a mí y comenzó a sacudir su cabello húmedo con gran ahínco.
—Ya basta —reí y tirando su rostro hacia atrás, quedé cautivado por la sonrisa tierna que sus labios dibujaron para mí.
—Vamos a llegar tarde al trabajo, hay a secarte —susurré y luego de depositar un rápido beso en su mejilla, procedí a secar su cabello con una secadora.
Yuta me agradeció con una sonrisa y luego de un par de cosquillas y deseos de ambos de tener un buen día, nos separamos.
Caminé por las calles con tranquilidad y felicidad, la primavera comenzaba a llegar y con ella el olor floral.
—Sicheng, ¿cómo has estado? —me palmeó la espalda Eric, el maestro de música.
—Muy bien, ¿y tú? —le sonreí con alegría, lo veía dos veces por semana pero a pesar de todo, sentía que era muy poco. Aquel chico me caía muy bien.
Comenzamos a caminar juntos hacia el salón, saludando a los niños que corrían de ahí para allá.
— ¿Y cómo está Yuta? Hace mucho que no lo veo por aquí —sopesó.
Yuta solía ir a recogerme todos los días antes de tomar las horas en la Universidad de Chicago.
—Él está muy bien, salgamos un día y de paso traes a tu esposa, ya la quiero conocer —le propuse con certero interés.
— ¡Claro! Después arreglamos, ten un buen día —gritó por encima de la voz del chillido de los niños que comenzaban a entrar al salón.
Elevé mi mano y lo saludé con una sonrisa.
— ¡Maestro, maestro! ¡Mire lo que puedo hacer! —demandó mi atención Jules, un enano pelirrojo que solía hacer payasadas.
Se tiró al piso y por varios segundos dejó de respirar.
— ¿Vio? Puedo contener la respiración por diez segundos —me mostró sus dos manitos con los dedos extendidos y le sonreí.
— ¡Estoy asombrado, Jules! Es increíble —exclamé y él se halló satisfecho.
Amaba a los niños y había decidido dedicarles mi vida. Supongo que la Señorita Jung tuvo mucho que ver con mi decisión, no lo sé con certeza, pero no me arrepentí.
Hacía cinco años que con Yuta habíamos dejado Japón y a pesar de que extrañábamos a nuestras familias y conocidos, habíamos construido nuestra vida en Estados Unidos.
Ambos habíamos seguido nuestros sueños y aunque a veces el trabajo se interponía de cierta forma entre nosotros, siempre encontrábamos la forma de equilibrar todo para poder estar juntos y ser profesionales.
— ¿Crees que deberíamos ir a visitar a mamá? —le pregunté desde el salón a Yuta.
Cerró el grifo y se lo pensó un poco.
—Hace años que no la veo, ¿crees que tome bien el hecho de que nos casamos sin decirle a nadie? —Yuta sonrió de lado.
—Quizás podríamos fingir que sólo somos novios... —susurré.
— ¿Estás loco? ¡Claro que no! Eres mi esposo, no se puede negar tal cosa —sonrió ampliamente al finalizar.
— ¿No puedes dejar de enfatizar que soy tu esposo, no? —elevé mi ceja, divertido.
Nos habíamos casado hacía unos meses y Yuta no paraba de publicarlo y gritarlo.
Cada vez que conocía a alguien nuevo, solía sacar una foto mía y decir "este es mi esposo", lo sabía porque un amigo cercano a él me lo había confiado.
— ¡Nunca! —rió —, me costó mucho conseguirte, tú sabes.
Terminó de lavar los platos y dejando los guantes, se acercó a mí.
—Vamos a dormir, mañana terminas el trabajo —hizo un puchero y me miró suplicante.
—Deja de hacer eso, tienes veinticuatro años, ya no es tierno —continué agregando exclamaciones y caritas sonrientes al dibujo de Amber.
—Por favor —alargó la <o>.
—Eres un niño más —rodé los ojos y cerré la carpeta, tendría que levantarme mucho antes para corregirlos, pero realmente no importaba.
Yuta me abrazó por la cintura y descansé mi cabeza en su pecho.
—Sicheng —me llamó susurrante y lo observé —, John va a hacer una reunión entre colegas y creo que sería lindo ir juntos, ¿qué piensas?
Seo John era un profesor de la Universidad en la que trabajaba Yuta y lo había visto algunas veces, me resultaba alguien muy agradable.
—Claro, iremos.
Besó mi coronilla y minutos después su respiración se calmó. Su pecho comenzó a subir y bajar con intensidad y supe que se había dormido.
Me acurruqué un poco más y procedí a dormirme.
[...]
— ¿Me compraste un perrito? —exclamé mientras el canino me movía la cola y lamía mi rostro. Acaricié su pelaje y lo abracé con firmeza.
—Bueno, pensé que podría servirnos de práctica... —susurró.
— ¿A qué te refieres? —hablé tres tonos más arriba cuando el cachorro comenzó a intentar morder su cola —, ¿quién es el más bonito de todos? Sí, tú.
—Empezamos cuidando plantas, ahora un perro, creo que lo siguiente podría ser un poco más complejo —rascó su nuca, incómodo.
— ¿Te refieres a un gato?
—Creo que estamos listos para ser padres —habló con inestabilidad y me observó.
Parpadee con incredulidad y luego de unos segundos reaccioné.
—Me parece bien, pero primero intentemos que no se muera Yucheng —hablé en dirección al animal.
— ¿Yucheng?
—Es una mezcla de Yuta y Sicheng, ¿no es grandioso? Soy genial —me levanté del piso y tomé al cachorro en mis brazos.
—No puedes ponerle así, Sicheng —comenzó a seguirme él.
—No le pondré "colitas" o "pelusa".
Y Yuta continuó quejándose del nombre que había elegido por muchísimo tiempo. Los años pasaron y se volvió una costumbre para él, pero nunca me quejé. Incluso permití que le colocara el primer nombre a nuestro hijo como sinónimo de paz.
Y luego yo elegí el primer nombre del segundo, así que supongo que fue algo justo.
Fue difícil dejar el país, fue difícil adaptarse a otro idioma, fue difícil empezar de cero, lidiar con los estigmas sociales y encajar en una sociedad que rechazaba lo distinto, pero al final valió la pena.
Todo porque fue con él.
Todo porque lo hicimos juntos.
Y si el tiempo lo permitía, estaríamos juntos incluso por muchísimo más..._____________________
N/A: Espero que no haya sido un final muy abrupto porque a mí me gustó.
Gracias por todo el apoyo y la paciencia que tuvieron conmigo.
No se olviden de comentarme qué les pareció esta historia y bueno, si les gustó, estén atentas porque se vienen muchísimas historias más Yuwin y de otros ships de NCT.
¡Gracias por todo, de corazón lo digo! ♡

ESTÁS LEYENDO
Star blossom↝ yuwin
Romansa》;Entre miles de estrellas iluminando mi noche y tú sonriendo, elijo sin dudar embriagarme en ti;《 ♡Fluff ♡Historia corta ♡070618 🎀GANADORA DE LOS KPOP AWARDS SEXTA EDICIÓN🎀