Es sábado por la mañana, muy temprano para mi gusto pero ya no podía dormir. Una mala noche de nuevo. Preferí quedarme despierta disfrutando el calor bajo las sabanas pensando lo que me esperaba en el día. A las 10.3am tengo turno con la doctora Carmen, me quedan 3hs para eso. Mis pensamientos me dicen que podría estar haciendo tantas cosas en este tiempo pero mis ganas no alcanzan ni para tomar agua aunque muera de sed. Odio las mañanas aunque mi mente se empeñe en despertarme temprano. Agarro el celular y compruebo mis redes sociales solo para ver que publica la gente. Compartir mi opinión o mi vida nunca me pareció divertido, mi única contribución es dar likes a todos. Me aburro a los pocos minutos y decido darle paso a mi obsesión de releer conversaciones con Tobías. Anoche hablamos hasta tarde y lo note un poco raro.
Tobías- recibido 00:44
Amor no es que no te extrañe es que nos vimos el jueves
Alex- leído 00:48
Ya sé, pero los fines de semana podemos pasar más tiempos juntos sin escuela ni uniformes L
Tobías- recibido 00:50
No hagas trampa, tu cara de perrito es irresistible
Alex- leído 00:55
Porfaaaaaa
Te extraño...
Tobías- recibido 00:58
Eres una manipuladora
A qué hora sales?
Alex- leído 01:03
A las 11.3 J
Soy tu debilidad
Tobías- recibido 01:04
Lo eres...
Te amo, buenas noches
El pobre chico me ama, yo lo necesito más que el aire. Gracias a él me siento más normal, incluso cuando peleamos pienso que eso es de gente normal. Papá debe sentir lo mismo porque le encanta tenerlo en casa, eso o pensar que nos vigila de cerca. No sé si lo merezco pero soy muy egoísta para dejarlo ir, por muy jodida que esté con él siento que eso no importa. Entonces de nuevo siento húmedas las mejillas, una constante en mi vida. Me permito llorar un rato más antes de levantarme, sé que papa duerme y no verá mis ojos hinchados. Lo mejor sería darme una ducha para intentar calmarme, la gente dice que funciona y yo todavía espero que llegue ese día donde el agua pueda lavarme también el alma. Desde hace ya casi un año que cambie mis ritos por unos totalmente opuestos. Ahora ya casi no miro mi cuerpo, me limito a desvestirme con la mirada al frente. Es una regla de la casa que tampoco haya espejos de cuerpo entero, se supone ayuda al tratamiento o algo así. La tarea es un poco más difícil cuando tengo que jabonar mi cuerpo pero si me concentro en algo casi no presto atención. Es como una constante prueba de fuego donde debo mantener el poder de mi mente al máximo y evitar todo pensamiento negativo, todo recuerdo y toda reacción. Cuando cepillo mi pelo me relajo más, lo hago infinidad de veces concentrándome en el olor del champo. Todo mejor hasta que el golpe de la puerta me devuelve a la realidad.
-Hija, te falta mucho?
-En unos minutos salgo
Que este despierto a esta hora no es buena señal así que decido apurarme y ver cómo está la cosa. Salgo acomodando la toalla en mi cabeza y está apoyado en la puerta esperando para entrar. Le doy paso y entra corriendo cerrando la puerta con pestillo. El olor a alcohol inunda mis sentidos y hasta me marea. Decir que me pone triste es cosa del pasado, ahora soy un poco más fuerte por él. Tomo paso decidido a mi habitación para estar lista en cuanto salga del cuarto de baño.
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Lo que nos une
Teen FictionTodos tenemos secretos y Alex cree que los suyos son demasiados para decirlos. Con la reciente muerte de su madre, un padre alcohólico y un novio que no la entiende se siente en el peor momento de su vida. Pronto conocerá a Keila y descubrirá que si...