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Sacó su cuaderno y una lapicera. Inclina ligeramente la cabeza cuando empieza a tomar nota. El profesor habla al frente de la clase, no tengo idea que dice. Tengo abierto mi cuaderno en la última página que use, un pequeño cartel que dice "sé buena!". Pero las letras me parecen tontas y la miro de nuevo. La forma en que su pelo cae en su cara y lo aparta tiene algo particular. ¿Acaso estoy temblando? ¿Qué clase de nervios son estos? Debe concentrarme en la clase. Miro la pizarra llena de cosas sin saber que veo. Mierda... me va a ir mal en este tema. Mejor me doy por vencida y garabateo la hoja. Recuerdo a mamá en un día normal, ella me miraba hacer los deberes y sonreía cuando le pedía ayuda. La recuerdo abrazándome cuando un niño me empujó y me lastimé la rodilla.. Lo último que me dijo fue "cuando llegues iras directo a tu habitación". Yo ni la mire del enojo que tenía por tal castigo, no aproveche esa oportunidad... lo siguiente fue confuso... quiero recordar todo, cada detalle pero cerré los ojos como una estúpida. Para cuando me doy cuanta una lágrima cae en mi hoja, tengo que secarme los ojos rápido sin que el profesor me vea... Es lo bueno del frío, llevar mangas largas, poder limpiarme la cara sin que nadie lo note. Si alguien pregunta estoy enferma, mientras tanto este momento es mío y me apodero de él. Puedo permitirme olvidar todo, que estoy viva en esta escuela llorando a escondidas, entonces miro la hoja mojada y dibujo el contorno de la lágrima que cayó así nadie la olvida. Pierdo la noción del tiempo imaginando de donde puede provenir esa gota de agua salada cuando suena el timbre.

-Chicos este tema es difícil así que para la próxima semana quiero un trabajo de ello. Les voy a permitir trabajar de a dos así que digan cuáles serán los grupos para anotarlos.

No me lo esperaba, odio estos trabajos y ya todos los saben. Debo esperar sentada por cortesía aunque sepa que voy a quedar sola.

-Alex...-me sobresalto al oír mi nombre, el profesor me mira a mi efectivamente y no sé qué decir- Ahora que no somos un número impar puedes hacer grupo con Keila-lo miro perdida, de quién me estará hablando? Creo que es algún tipo de broma pero la veo saludarme. Que me trague la tierra y me queme en el infierno. Está bien que me guste mirar cómo se parece a mi madre pero esto es mucho. Me mira con cara curiosa, hasta parece que sonríe. Todos me miran esperando alguna excusa pero mi cerebro tiene un plan del que no soy parte y antes de darme cuenta digo:

-Está bien, podemos ser grupo.

Estoy casi segura de que acabo de cometer un grave error, no nos conocemos ni quiero que me conozcan. Pero esta chica, como la llamo el profesor?, tiene cara de tampoco querer. Le puedo hablar para que hagamos el trabajo por separado o tal vez hasta individual. Salgo del aula y la busco por el pasillo, rápidamente veo su pelo ondulando de un lado al otro, entonces me acerco y le toco el hombro.

-Hola. Soy Alex... emmm... esto...

-Te espero a la salida del colegio para terminar lo antes posible este trabajo. Adiós.

Definitivamente no es una chica normal, he quedado como una niña frente a ella sin decir nada. La veo alejarse y perderse en la multitud, estoy en problemas pero no sé qué hacer. Tobías viene a mi mente de inmediato, corro en dirección opuesta para bajar las escaleras y buscarlo en el comedor. Cuando llego lo veo hablando con Sara la arpía, no empiezo a odiar la situación porque cuando me ve viene a mi encuentro y me besa.

-Hola princesa, como está tu día?- es encantador cuando quiere y yo no puedo evitar derretirme con escuchar su voz.

-Mal... Tenemos compañera nueva y el profe de mates me obligo a formar grupo con ella. No sé qué hacer...- tal vez ahora que lo digo en voz alta suena un problema tonto, aun así pongo mi mejor cara de tristeza para que el me consienta. Eso es lo bueno de Tobías, siempre está dispuesto a darme un beso y una sonrisa.

Lo que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora