Aunque quisiera huir del mundo y olvidarme de todo, hay algo que me lo impide, para ser más precisos hay alguien que me lo impide. Keila no había salido de mis pensamientos durante todo el día de ayer. Estoy muy asustada de volver a verla en la escuela. Miro hacia todos lados buscando su rostro y no sé qué esperar de ella. No sé si quiero que me hable o me ignore para siempre pero algo quiero de ella, o con ella. Al bajar del autobús camino lentamente hacia la entrada de la escuela para poder mirar a todos y buscarla entre la multitud. No la veo por ningún lado y eso me está poniendo nerviosa. Entro a mi primera clase que por suerte no comparto con ella ni con Tobías. No pude prestar atención sólo puedo pensar en qué pasará cuando nos volvamos a ver. Salgo de clases y camino hacia la siguiente cuando me encuentro con Tobías en el pasillo. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que prácticamente me choqué con él.
-Wow, tranquila nena. A dónde vas?
-Yo... Es que... Te estado buscando ti- no sé si decirle a Tobías mi preocupación por la chica nueva. En parte porque todo esto se debe a mis problemas internos y no quiero hablar con él de ellos.
-Pues acá me tienes vamos a tomar algo juntos, me muero de sed- no nota que me pasa algo, me abraza y me lleva hacia la cafetería. Yo voy hecha un manojo de nervios pensando en que ya no quiero ver a Keila, no con Tobías a mi lado.
Vamos caminando juntos, en verdad no escucho lo que me dice sólo intento parecer invisible. Pero la suerte no es algo que esté de mi lado y al entrar a la cafetería la veo sentada en una mesa, me paro en seco y ella me mira con una mirada desafiante. Tobías casi se cae porque mi cuerpo lo frenó.
-Alex estás bien? Hoy estás muy rara, bueno más de lo normal- cuando Tobías se para frente a mí, me mira con sus ojos marrones y sostiene mis manos entre las suyas. La inmersión me llega de repente, sentir su piel me transporta a otro lugar. Mis latidos ya no eran míos eran suyos junto con mi calor. La sinceridad de sus ojos me hace sentir protegida, sé que este lugar es mi hogar. Mentirle me hace sentir horrible pero dentro de mi sé que decirle la verdad va a ser peor. Me dejo llevar por la sensación, miro durante un par de segundos sus labios, como su respiración entra a través de ellos y entonces lo beso. Lo beso fuertemente, mientras pienso en todo lo que voy a ocultarle, tratando de transmitirle en el beso toda la verdad que no puedo decirle en voz alta.
-Alex- el sonido de su voz me saca muy rápido de la ilusión que compartía con Tobi.- Lamento interrumpir su muestra para nada sexual de amor pero debemos hablar.
El corazón me comienza a latir más rápido, se me seca la garganta y me quedo en blanco. Tobi y ella me miran y yo solo puedo evitar el temblor en mis manos.
-Cla... claro- Y ese fue mi mayor esfuerzo de parecer alguien con medio cerebro funcionando. Obviamente no lo logré.
-Ya mismo y si puede ser a solas mejor- termina la frase mirando a Tobi, él le devuelve una mirada al mejor estilo policía federal. En cuanto termina de escanear cada parte de ella me mira con suavidad.
-Después te alcanzo- me guiña el ojo y aumenta la culpa de no irme con él.
-Como te decía, debemos hablar- esta vez no tengo escape, miro sus ojos rápidamente y creo que me sonríe o hace una mueca. Le doy una cachetada a mi yo interno porque debo concentrarme en esto.
-Keila, dime en que puedo ayudarte- que no saque a relucir nuestro tema "en común" en medio de la cafetería sería ideal
-Primero, dime Keli. Segundo, te debo una disculpa-creo que abrí demasiado la boca pero no terminaba de entender lo último que dijo. La sorpresa en mi cara parece divertirla, pero yo estoy muy confundida.
-No entiendo, una disculpa porque exactamente?
-Pues por como te trate ayer en mi casa. Aun debemos hacer ese trabajo y creo que deberíamos conocernos más teniendo en cuenta los recientes descubrimientos- Lo que me decía tenía lógica, debemos llevarnos bien para terminar el trabajo. Además de que nos podría ayudar tener con quien hablar de la muerte de nuestros padres, alguien que no sea mi psicóloga.
-Acepto tus disculpas, pero no vienen con trampa verdad?
-Nunca Alex- no me mira a los ojos, sino a través de ellos. Me siento desprotegida ante ella, como si se diera cuenta de ello sonríe con superioridad, a pesar de eso hay algo que me hace confiar.- Te veo a la salida de clases- Se aleja sin esperar una respuesta, por otro lado creo que era obvio lo que iba a contestarle.
ESTÁS LEYENDO
Lo que nos une
Novela JuvenilTodos tenemos secretos y Alex cree que los suyos son demasiados para decirlos. Con la reciente muerte de su madre, un padre alcohólico y un novio que no la entiende se siente en el peor momento de su vida. Pronto conocerá a Keila y descubrirá que si...