Capítulo 11

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Gwen

Tumor cerebral. Las palabras giran y giran en mi mente, el doctor sigue explicando, y yo no puedo comprender por completo. Cuando el neurocirujano termina de dar su diagnóstico y plan para intentar curarla, lleno de términos complicados y difíciles de recordar, entramos a ver a mi mamá.

"Mami", mi voz se quiebra en cuanto la veo, y me suelto a llorar en sus brazos como niña chiquita.

"Shh". Madre acaricia mi cabello con una mano y me aprieta a ella con la otra. "No pasa nada, calabacita. Estará bien".

"Por favor, dime que intentarás. El tratamiento, la cirugía... alguno podría funcionar", digo entre sollozos.

Mamá se calla un largo rato, y cuando por fin habla, su voz suena tan quebrada como la mía. "Lo haré mi niña, voy a dar todo lo que me queda, te lo prometo"

Lloro tanto como mi cuerpo puede, hasta que estoy tan cansada, tan débil, que Liam prácticamente me tiene que llevar cargando. Mamá tiene que quedarse un par de noches más, por lo que papá nos pide que regresemos a casa. Quería que fuéramos al colegio, como si nada pasara, pero después de insistir fervientemente, accede que nos quedemos en casa, y visitemos a mi mamá en el horario de la mañana.

Liam maneja lentamente a la casa, el trayecto completamente en silencio. En cuanto el auto se detiene en la entrada, salgo corriendo en dirección a mi cuarto, y me encierro ahí, llorando un poco más.

La puerta suena y suena, la voz de Emily instándome a salir, a hablar. Sólo hay una persona con la que quiero estar ahora, pero estoy tan derrocada que no puedo siquiera escribir un mensaje. No sé cuánto tiempo pasa, en el cual estoy espasmódicamente viendo un punto en la lejanía, cuando su voz suena del otro lado de la puerta.

"Gwen, soy yo, déjame entrar".

Me toma toda la fuerza que me queda para poder levantarme y abrir la puerta. Sin decir nada, Elise me toma de la mano y nos lleva a la cama, donde me acurruca en su pecho.

"Creo que va a morir, Elise", le confieso mi más terrible pesadilla.

"Shh", me aprieta más fuerte a ella. "No pienses en eso ahora, amor. No le hace bien a nadie"

Quisiera quedarme ahí, fundirme con ella, y ambas fundirnos con las sábanas. Pero tiene razón, ponerme así no le hará bien a nadie. No sé de dónde saco las fuerzas, pero como puedo, detengo mi llanto, seco las lágrimas rebeldes que aún manchan mis mejillas y me levanto. Cambio la ropa deportiva que me puse esa mañana por unos jeans y suéter, y me levanto el cabello en una cola de caballo.

"¿Crees que te puedas desaparecer por una noche?", le pregunto a Elise, quien no se ha movido de la cama, y me ha observado con detenimiento.

"Eso creo...", me responde medio ausente, "¿a dónde iremos?"

"A la ciudad", contesto simplemente.

Tomo las llaves del auto, escribo una nota a Liam y Emily, quienes están perdidos, al parecer, y empiezo a manejar sin un rumbo en específico.

"Mis padres saben sobre nosotras", de la nada murmura Elise.

Si no estuviera ya en shock, esa noticia de seguro me sacaría de mis cabales.

"Oh", es lo más inteligente que se me ocurre decir. "¿Cómo lo tomaron?"

"Mi mamá no muy bien; mi papá quiere conocer oficialmente a mi novia."

Eso es... interesante. Siempre supuse que, si lo nuestro saliera a la luz, sería su padre quien se pondría medio homofóbico.

"¿Tu cómo estás?". Hemos llegado a las afueras de la ciudad, así que me aparco en el estacionamiento de una pequeña plaza que está en el camino.

Al Final del DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora