Escuché sus pasos acercarse a mi, agache mi cabeza, no quería que me viera así. Cuando se detuvo, sentí que intentaría acercarse más.
-No... No me toques- Dije intentando sonar tranquila, pero no sonó así-
-Bien, como quieras-
Sentí como mi corazón se rompía, no pensé que volveríamos a encontrarnos y que estaría tan diferente a como lo conocí. Los chicos tenían razón, es alguien totalmente diferente, es como hablar con Castiel.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, coloque mis manos alrededor de mis brazos y una lágrima rodó por mi mejilla.
Entonces sin previo aviso sentí un peso caer sobre mis hombros.
Limpie la lágrima que rodaba por mi mejilla y mire hacia arriba.Uno de sus mechones rosaba mi frente, tenía sus brazos descubierto, pude notar un par de moretones en ellos, sus ojos me observaban sin decir nada, mordió su labio inferior yo me quedé estática, sus ojos color miel parecían tener un destello de luz y mi estómago parecía llenarse de sensaciones extrañas, me hizo recordar aquella noche, cuando ambos perdimos la inocencia.
-¿Que está sucediendo aquí?- el grito de mi compañera hizo que volviera a la realidad de golpe-
Nathaniel y yo miramos hacia el frente, el retrocedió un par de pasos, y Yeleen me miró molesta. No quise responder, me puse de pie y pase por su lado, no fui capaz de mirar a nadie a la cara, escuché como discutía, pero no uno respuesta por parte de nadie, ni siquiera sé si el seguíaⁿ allí o no, después de todo me hablaba a mi, me recosté sobre las sábanas y me quedé viendo hacia la pared.
La chica cerró la puerta y dejo de reclamar al notar que no le ponía atención, soltó un gran gruñido y apagó la luz.
Un rayo de luz cayó sobre mi rostro, di media vuelta en mi cama, y abrí los ojos de apoco, entonces di un salto al ver que Alexy se encontraba frente a mi rostro.
-Menos mal que despertaste, estaba a punto de darte un beso-Dijo esbozando una sonrisa juguetona-
Mire a mi alrededor, Rosalya y Priya se encontraban detrás de él, me miraban en silencio sin decir nada. Entonces note que en la puerta se encontraba Yaleen. La mire un poco confundida.
-¿Que?-
-No entiendo, ¿Que sucede aquí?-
-Solo les deje pasar por lo de las sábanas, ahora me largo-
Después de decir eso la chica de piel morena se alejó.
Los chicos me miraban de manera extraña, yo me acomode y me senté sobre la cama, recordaba que me había acostado con la ropa puesta, por lo que no me preocupe de que fueran a ver algo extraño, entonces fue cuando sentí que se caía a mi lado, mire el polerón, lo tome entre mis manos y levanté la vista.
-Es de el... O por Dios ________ ¿qué sucedió anoche?-
-Yo...-
-No me digas que...-
Yo no sabía que decir, Rosalya y Alexis no paraban de hacer hipotesis y hablar de teorías, mientras que yo no podía dejar de ver su polerón. No parecían notar como me sentía, quizás me había vuelto muy buena en ocultar mis emociones o simplemente no estaban prestando atención o quizas se debía a que no era capaz de mover ni un solo músculo.
-________- Una voz compasiva se escucho entre el cotilleo de los chicos-
-¿Se volverán a ver?-
-¿Le entregaras su polerón?-
-¿A caso sabes dónde vive?-
Mientras las preguntas seguían y seguían, yo comenzaba a apretar con más fuerza la prenda de Nathaniel.
-Chicos... Yo...- Intente decir algo, pero no sabía que-
Una mano se apoyó sobre la mía, por lo que desvie mi vista del polerón.
-Pásame esto, lo dejaré a tu lado- Priya tomo la prenda de Nath. Y la dejo a mi lado, se sentó al otro, rodeo mis hombros con su brazo y me atrajo hacia ella, haciendo que mi cabeza se apoyará sobre su hombro- Tranquila, todo está bien, no necesitas responder nada ahora, si quieres llorar aquí tienes un hombro-
No pude contenerme, mi garganta se hizo un nudo, escondí mi rostro en su hombro y comencé a sollozar, los chicos se quedaron en silencio, cerraron la puerta de la habitación y se acercaron a mi lado.
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Lazos del destino (Nathaniel y tu)
Fanfiction(Esta historia comienza desde el reencuentro de Nathaniel, en la universidad. resumen corto, nos salvó de unos depravados y nos acompañó hasta nuestra habitación) Sentía mis piernas temblorosas, tomé el mago de la puerta de mi habitación. Y me quedé...