CAPÍTULO 8

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"En este momento me encuentro en un lío debido a todo lo que dijiste. Ese beso que nos dimos hoy estará en mi memoria a partir de ahora".

Z.Tao-Collateral Love

Los párpados de Baekhyun se abrieron despacio tras haber tenido una larga noche de sueño. Se incorporó sentadose en la cama mientras pasaba los dedos por su, ya de por sí, despeinada cabellera. Pretendía tomarse un tiempo antes de levantarse pero se vio obligado a cambiar de idea cuando sus ojos se posaron sobre el reloj de pared.

—no es posible—susurró con la voz un tanto rasposa y haciendo las cobijas a un lado de forma brusca se paró de la cama en un santiamén.

Su cuerpo no estaba preparado para realizar aquella acción tan repetina por lo que sus pies resbalaron. Sin embargo, pudo recuperar el equilibrio antes de caerse, sintiéndose agradecido con todos esos años de entrenamiento que le han ayudado en cientos de ocasiones. Una vez aseado y cambiado procedió a salir del cuarto sin molestarse en tender la cama; dejándolo para luego.

Sabía que correr por los pasillos del palacio sería algo inapropiado pero dada las circunstancias era la única solución. Baekhyun se movía a través de ellos como una centella esquivando los pequeños estantes, decoraciones y a uno que otro sirviente desprevenido.

—¿En dónde es el incendio, Sir Baekhyun?—le preguntó Hyeri con humor. Había estado sacudiendo el polvo y se detuvo cuando lo vio pasar apurado.

—en el pasillo principal del comedor—le respondió sin detenerse.

—espere, ¡¿De verdad hay un incendio?!—exclamó Hyeri con rostro pálido dejando caer el plumero.

—no—le aclaró Baekhyun frenando sólo por unos segundos y mirándola—pero llego tarde para el saludo matutino del rey así que es casi lo mismo.

La sirvienta respiró hondo aliviada y él reanudó su carrera tan pronto como terminó aquella oración. En el corredor principal estaba el resto de los caballeros del Sol alineados en una fila más para su asombro y buena suerte no había señales del rey aún. Algunos de sus compañeros le dieron una mirada curiosa y otros lo miraron divertidos mientras esté iba desacelerando hasta colocarse en su lugar.

—parece que alguien aquí durmió bastante bien—comentó Shindong de forma burlona aunque nadie tuvo la oportunidad de reírse porque en ese mismo instante el rey Soo-man hizo acto de presencia seguido de cerca por Leeteuk, su único hijo y heredero al trono.

El monarca venía ataviado con un conjunto púrpura oscuro. La parte superior mostraba los más intrincados bordados y sobre sus hombros descansaba una larga capa de satén rojo brillante la cual era mantenida en su lugar por un broche de zafiro. La enjoyada corona que portaba en su cabeza resplandecía en colores tornasolados a medida que el rey se acercaba.

En cambio, el atuendo del príncipe era un poco más modesto en comparación. Usaba el mismo uniforme blanco y dorado de los caballeros del Sol, excepto porque el suyo tenía un cinto rojo que iba desde su hombro derecho y bajaba en diagonal hasta la parte izquierda de su cintura. Más que una corona Leeteuk llevaba en su frente una diadema como todos los Magister de cada gremio del reino, pero la suya destacaba por los diminutos rubíes que hacían juego con su cinto.

Los caballeros se inclinaron haciendo una gran reverencia para ambos soberanos y el rey procedió a contestarles el saludo llamando a cada uno por su nombre justo como hacía todas las mañanas.

—buenos días, Donghae—habló Soo-man y el mencionado se irguió con firmeza poniendo ambas manos tras su espalda.

El rey siguió con su tanda de saludos pasando por Shindong, Siwon,Yesung y luego Henry.

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