Bloqueada

CAPÍTULO 4

Jieun se asomó para ver como el rubio caminaba con sigilo entre la fila de autos y se sintió más confundida que nunca. La calle parecía estar a la inversa de como lucía hace un rato pero eso dejó de importarle cuando se acordó de Leo y lo buscó con la mirada sin encontrarlo por ningún lado. Ella tragó duro al darse cuenta de lo silencioso que estaba el ambiente, como si ellos fueran los únicos en aquél lugar.

—así que ahí estabas—dijo el rubio mirando hacia la azotea del centro comercial. Allí había un hombre parado peligrosamente sobre el barandal con los brazos cruzados—¿Quién eres y qué es lo que quieres?

—soy Xiumin del gremio de Nexus—respondió el hombre sin cambiar su posición—estoy aquí para recuperar algo que nos robó la mujer con la que estabas.

—es curioso que un mago de un gremio ilegal venga aquí reclamando por un robo—contestó el joven con perspicacia—resulta que Noona y yo somos del gremio de Exylion. La conozco lo suficiente como para saber que nunca le robaría a nadie, mucho menos a sabandijas como ustedes.

—me importa un cuerno lo que pienses niño y te sugiero que me digas dónde está esa mujer ahora mismo.

—cualquier asunto que tengas con ella deberás tratarlo conmigo.

—si insistes—añadió Xiumin para después lanzarle una ráfaga de hielo sin previo aviso que el rubio a penas logro esquivar—esa es sólo una advertencia. Dime en dónde está esa mujer o te lastimaré en serio.

—Necesitarás más que eso para asustarme—dijo el joven seguro de sus habilidades—después de todo los dos usamos magia derivada.

—no te confíes niño. Los dos podremos ser magos derivados, pero yo estoy en un nivel superior al tuyo.

Tras esas palabras procedió una especie de tiroteo entre ambos, con Xiumin lanzando ráfagas congeladas desde la azotea que eran esquivadas por el joven. Al parecer la altura a la que se encontraba el mago afectaba su puntería pero a la vez le daba cierta ventaja sobre el chico debido a que los rayos que le arrojaba en respuesta se deshacían en el aire antes de llegar hasta él.

Jieun observaba el combate desde su escondite incrédula de que por fin estuviera presenciando magia, no la clase de trucos baratos a base de humo y espejos o sacando conejos de sombreros, sino magia real. Y aunque era asombroso hasta cierto punto, ella estaba asustada. Su ansiedad creció cuando el mago de hielo finalmente consiguió asestarle un golpe al rubio congelando su pierna y fijándola al suelo.

—te tengo—dijo Xiumin satisfecho—ahora que te he inmovilizado te será difícil evitar mis ataques. Si yo fuera tú empezaría a hablar.

—no tengo nada que decirte—respondió el rubio fulminándolo con los ojos.

Xiumin frunció el ceño disgustado elevando su brazo hacia el cielo. Al instante un enorme círculo mágico azul claro apareció justo sobre el chico. Los patrones de los bordes eran diversos y el centro tenía el símbolo de un copo de nieve. De allí surgió un mazo tan grande como un auto que permaneció suspendido a unos metros por encima de la cabeza del joven.

El mago de hielo dejó caer su brazo con brusquedad y el mazo descendió de igual manera. Jieun respiró entrecortada y su corazón se saltó un latido al pensar que sería el fin del joven. Para su sorpresa y alivio este cruzo los brazos en forma de equis creando un escudo a su alrededor que lo protegió del golpe mortal. Xiumin siguió arremetiéndole con el mazo sin detenerse y a su vez él joven golpeaba el hielo de su pierna en un intento por liberarse. Poco a poco el escudo empezaba a llenarse de grietas pero el mago sintió que le estaba tomando demasiado tiempo romperlo así que decidió acelerar las cosas. Alzo el arma una vez más cambiándolo a una forma redondea llena de púas.