-¿Que me está pasando?-

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Durante el camino a casa de su madre nadie dice nada. Estoy en el asiento del copiloto y observo el paisaje que va pasando a medida que el coche se mueve. Luzco el vestido que Christoph tomó de mi armario, tengo mi bolso en mi regazo y mi cabello está recogido en un moño.

Anton nos viene siguiendo con su propio coche. Eso es mejor, no lo soportaría ni un segundo más. No estoy de humor y sé que tendré que cambiar mi cara y recurrir a una de mis máscaras para ver a la "encantadora, dulce, amable y perfecta " señora Becker, mi suegra.

Christoph parece incómodo y conduce rápidamente.

Aprieta uno de los botones del volante y una canción comienza a sonar. Por un momento percibo que se me hace muy familiar, pero no logro recordar dónde demonios la oí alguna vez.

A Christoph parece gustarle la canción y de vez en cuando tararea el estribillo, mientras que golpea los dedos en el volante al ritmo de la música. Lo miro por el rabillo del ojo, parece disfrutar del momento como si estuviese recordando algo realmente hermoso.

— Adoro esta canción —dice en un susurro, sin despegar su mirada del camino—. Sabes que significa, ¿cierto? —pregunta ladeando su cabeza hacia mi dirección. Frunzo el ceño. No, no sé qué demonios significa.

— ¿Se supone que debería saberlo? —pregunto con mala cara. Él ríe cínicamente y niega con la cabeza.

— No, estaba seguro que no lo sabías.

No sé a qué se refiere, pero no le doy importancia. Regreso mi vista hacia el camino, mientras que la voz del cantante masculino sigue oyéndose dentro del coche. Sé que escuché esa canción en algún lado.

Llegamos a la mansión de mi "querida" suegra y estacionamos el coche en la inmensa entrada. Anton llega minutos después y cuando se baja del vehículo Christoph me rodea la cintura con su brazo. Fingir, tenemos que fingir. Ahora luzco hermosa, como siempre, y feliz, soy muy feliz. Tengo que creérmelo o no funcionará.

Tocamos el timbre de la gran puerta de Dalbergia y luego vemos a lo lejos a una figura asomarse. Christoph sonríe al ver a su madre y me aprieta la cintura con más fuerza, me acerco a él y sonrío ampliamente. No estoy feliz de ver a esa vieja, pero tengo que hacer mi mejor esfuerzo por aparentar que la adoro, como ella hace creer a todo el mundo.

— ¡Christoph! —exclama abrazando a su hijo cuando cruzamos el umbral. Ella ama a mi esposo, cualquiera puede notarlo. Es el único hombre, tiene una hermana. Tengo buena relación con ella.

Mi querida suegra saluda a Anton y luego se detiene y me observa de pies a cabeza. Sé que luzco bien, pero intentará hacerme sentir mal.

— ¡Aleksandra, querida! —exclama abrazándome fingidamente. Acepto su abrazo y sonrío. Christoph y su tío nos observan a ambas, tenemos que fingir—. ¡Mira que bien te ves, aunque has subido de peso! — maldita...—Y esa barriga... deberías ir al gym—dice en voz baja para ella pero todos lo escuchamos

¡Maldita vieja!

— También me da gusto verte Anouska —digo sin ningún problema. No caeré en su juego, no hoy—. Por lo visto aún no has ido a un spa o a tu dermatóloga.

Ella deja de abrazarme y luego observa a Christoph.

Si, sé lo que haré, me las pagará. Ella frunce el ceño y luego me lanza una mirada dubitativa.

— Fui ayer, querida, ¿Por qué?

— Oh, es que al parecer tu cara se derrite —digo con inocencia mientras que señalo su rostro y sonrío, ella frunce el ceño y oigo a Christoph reír a mi lado. Lo miro de reojo y luego respiro lentamente. Tengo que contenerme.

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2018 ⏰

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