La vida interior de Lolita Flinkes.

DESPUÉS

...de cuatro meses sin ir al instituto, volver a la escuela se planteaba como un reto para mi. Era cuestión de valentía. Las ganas de volver a vivir eran mas fuertes que la vergüenza y el miedo al "qué dirán" asi que no lo pensé demasiado y me dirigí con paso firme y la cabeza bien alta hacia la parada de autobuses.

- Buenos días.- dije, pero nadie se giró. Pensándolo bien, alli solo estaban los niños de segundo curso y no tenía relación con ninguno. A pesar de todo, había sido un pequeño paso para lograr el gran salto final en el instituto. Aun quedaban cuatro paradas y cuatro retos diferentes a los que debería enfrentarme. Mentalmente, me anoté un punto. 1/5.

El autobús llegó unos minutos tarde, como siempre. El conductor era el mismo que a principio de curso y me sonaban las caras de algunos de los que estaban sentados.

Avancé por el pasillo, ¡todos los asientos dobles estaban ocupados por alguien!; exceptuando, claro está, los asientos traseros a los que no iba a ir.

 Avancé un poco mas y me senté sin pensarlo. ¿Al lado de quien me había puesto? No me había fijado. ¡Muy bien, lolo! ¡despistada como siempre! "Te giras rápido que no se dará cuenta"- me dije.

Volví la cabeza. ¡Mierda!, me estaba mirando fijamente. El chico torció la cabeza bruscamente como asustado y se quedó mirando la ventanilla. La cosa no podía quedarse así.

- Ho-hola- balbuceé. Me llamo Do- Dolores, ¡no! quiero decir...Me llamo Lola, ¡Lolita!, o como tu quieras... Justo en ese instante el autobús paró y las puertas se abrieron. Entonces, vi a Iggy. ¡IGGY! Me había olvidado completamente de ella.

Avanzó por el pasillo y se detuvo justo enfrente de mi. No habíamos hablado desde la disputa y la situación era realmente incómoda. Al contrario de lo que yo pensaba, Iggy sonrió y pegó un gritito de alegría.

- ¡WIIIIIII! ¡HAS VUELTO, HAS VUELTO, HAS VUELTOOO! ¿HABÉIS VISTO?, ¡LOLITA HA VUELTO!!!!

- Me estaba muriendo de vergüenza. Me tapé la cara con las manos y traté de invisivilizarme pero las leyes físicas de la tierra no me lo permitieron. Noté como me agarró del brazo y tiró fuertemente de mi hasta que consiguió que me levantara. Era definitivo, ya podía anotarme los 4 puntos que me faltaban.