Esperaba poder despertarme con los rayos de sol en mi cara, pero la alarma de mi reloj de mesita sonó y, lo primero que pude ver a través de la ventana de mi habitación era que el cielo estaba nublado.
No me agradaban demasiado los días así, pero de todas formas me levanté con ánimos y con una enorme sonrisa, dispuesto a comerme el mundo como siempre.
Tras ordenar un poco todo en mi apartamento y alistarme, salí de casa para dirigirme a mi trabajo, como todos los días.Ahora que dispongo de un poco de tiempo en el camino al trabajo, me presentaré: Mi nombre es Hyun, soy escorpio, y trabajo actualmente en el Cosy Bear Café, cerca de la Universidad. Me encanta salir con mis amigos, adoro a mi familia, y amo los zapatos bonitos.
-¡Hyun! ¡Adoro tu puntualidad británica!- exclamó Clemence, mi jefa, nada más crucé la puerta del local.
-¡C...Clemence! ¿No debía abrir hoy yo?- dije extrañado, pues me sorprendió verla allí.
La mujer comenzó a caminar hacia mí, y yo sin darme cuenta había empezado a retroceder.
-¡Vine para verte! ¡Estás tan radiante como siempre!¿Esa colonia que usabas era de limón?
-¡Clemence! ¿No tienes un viaje muy importante que hacer?- le dije, tratando de alejarla de mí.
Ella paró en seco y miró su reloj de pulsera.
-¡Uh, se me hace tarde! ¡Me voy, querido! ¡Te traeré colonia de limón!- Clemence cogió su bolso, que estaba en una de las mesas, y se fue sin decir nada más.
-Ésta mujer no tiene remedio...- dije, mientras me rascaba la nuca.
Hoy iba a estar prácticamente sólo, aunque eso no era algo demasiado arduo para mí. La verdad es que, a pesar de llevar menos de un año aquí, se me daba bastante bien. Podía verse en estos casos, ya que la propia jefa de la cafetería me confiaba el local a mí.
La mañana transcurría con normalidad. Por allí pasaba todo tipo de gente: turistas, empresarios, persona que iban de paso... Pero, sobre todo y precisamente a media mañana, era frecuente ver por aquí a algunos alumnos y profesores de la Universidad Anteros Academy porque se encontraba relativamente cerca de aquí.
Me encontraba limpiando algunas mesas que habían sido usadas, cuando dos personas, un hombre y una mujer, entraron. En seguida les seguí yo también.
Eran dos clientes que venían diariamente, además, siempre sobre la misma hora.
Una vez habían tomado asiento en sitios separados, yo saqué una libretilla y un bolígrafo para tomar nota de lo que querían, y me acerqué primero a la mesa del hombre.-¡Hola! ¿Qué desea tomar?- le pregunté, amablemente.
-Buenos días. Me gustaría un descafeinado de máquina.- me dijo, sin retirar la vista de mis ojos.
Si algo me hacía recordarle, era aquella forma en la que me miraba siempre. Parecía cautivarte con aquellos ojos verdes, ese semblante serio y seductor, y esa piel morena...
-¡Niño! ¡Tómame nota ya! ¡Tengo cosas que hacer!- la mujer me hizo salir de mis pensamientos.
Sentí que me ardía la cara mientras apuntaba con rapidez lo que aquel hombre había pedido. Me acerqué rápido hasta su mesa.
-Discúlpeme, señora.
-Estos jóvenes de hoy en día... ¡Si hubieras trabajado como yo desde joven en el campo sabrías lo que...!
-¿Qué desea?- interrumpí su sermón, mientras le sonreía ampliamente.
-Quiero un café con leche. Pero la leche que sea deslactosada, por favor. Con dos sobrecitos de azúcar. ¡Ah, y que sepa más a leche que a café!
-¡De acuerdo! ¡En seguida lo traigo!
Con la misma sonrisa con la que me acerqué hasta ellos, volví hasta la barra y me puse en seguida a hacer cada café.
Maldita sea. Ese hombre viene aquí todos los días y nunca he recibido quejas por parte suya. Pero siempre que esa señora viene, algo malo me ocurre con ella. ¿Qué tienen algunos clientes con los camareros? Que si está amargo, que si está demasiado dulce, que si está soso. ¡No somos seres divinos que saben cuál es su café perfecto! ¡¿Qué defecto le va a poner hoy a mi café con leche deslactosada, que sabe más a leche que a café y que lleva dos sobrecitos de azúcar?! ¡Los cafés con leche deslactosada que saben más a leche que a café y que precisamente llevan dos sobrecitos de azúcar son mi especialidad!
-Ya están...- dije en voz baja, y tras suspirar, llevé primero el café que pidió la señora.
-Aquí tiene su café. Y estos dos sobrecitos de azúcar con frases muy motivadoras en su envoltorio. ¡Buen provecho!
Como no dijo nada al respecto, volví de nuevo a la barra, donde estaba el otro café.
-Muchas gracias.- dijo el hombre antes de que yo pronunciara palabra alguna.
-¡Que aproveche!
Me retiré de la mesa, y me di media vuelta para volver a la barra viendo que nadie más había entrado al local y con la única esperanza de que...
-¡¡Mesero!!- gritó la mujer.
Creo que pensé demasiado rápido. ¿Qué me iba a pasar hoy?
Me acerqué a paso lento hacia su mesa, y cuando llegué, ocurrió algo inesperado. Ella se puso en pie y me lanzó el café a la cara.-¡¡ ¿Te dolió?!! ¡¡ ¿A qué no?!! ¡¡Claro, es que está frío!!¡¡Helado!!
Sin decir ni una palabra, me froté los ojos.
-¿Quién se cree usted que es?- escuché otra voz, y en seguida vi que era el hombre que estaba sentado a apenas dos mesas más a la derecha de donde yo estaba.
-¡Usted no tiene por qué meterse en esto!- la señora seguía histérica.
- Claro tengo todo el derecho de hacerlo. Si tiene algún problema, no lo pague con gente que no la conoce de nada. Él está haciendo su trabajo. Él no le ha faltado el respeto nunca, y usted tampoco debe de hacerlo.
-¡Tranquilo, si ya no voy a volver más a éste local de mierda!
La mujer tomó su bolso y se fue a paso ligero, dando un gran portazo con su salida y dejándonos a aquel hombre que acababa de defenderme y a mí solos. Yo me di la vuelta, dándole la espalda a él con la intención de tomar algunas servilletas para limpiarme la cara, porque las manchas de mi ropa eran caso perdido.
Sentí que una mano se posaba en mi cadera, y abrí los ojos como platillos.
-¿Estás bien?- me preguntó, e hizo que me girara para mirarle.
-¡N-No se preocupe!- le dije algo avergonzado.
Él cogió servilletas y empezó a secarme la cara cuidadosamente.
-¿Puedo saber tu nombre?- me preguntó.
-Claro... Mi nombre es Hyun.- le contesté en seguida.
Podía notarse en mi voz que estaba temblorosa aún por el shock.
-Yo soy Rayan.- me dijo una vez había acabado de limpiarme.
De nuevo estaba mirándome de aquella forma... Al tenerlo ésta vez tan cerca, retiré la mirada porque podía notar cómo mi cara ardía de nuevo.
Rayan me sujetó el mentón para que le mirara nuevamente, y ésta vez pasó algo distinto: nuestros labios se unieron en un beso. Yo me agité para que nos separásemos, y antes de que pudiera pedir alguna explicación, aquel hombre me tapó la boca con su mano.-Te he estado siguiendo, Hyun. Me gustas mucho.
Después de quitar su mano de mi boca, ni si quiera pude articular palabra alguna. Simplemente miré, boquiabierto, cómo aquel hombre del que sólo conocía su nombre dejaba el dinero que costaba el café que había pedido y abandonaba el lugar.
Bueno, aquí acaba el primer capítulo XD ¿Cuál es vuestra especialidad? La mía es preparar vasos de agua. Me salen estupendos (?)
Nah, espero que os haya gustado. Trataremos de actualizar lo más pronto posible. ¡Un saludo!DEADPEGASVS...
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MI AMADO DELIRIO
FanfictionYa habían pasado varios meses desde que el jóven Hyun había comenzado a trabajar en la cafetería Cosy Bear. Se esperaba que pudiera pasar de todo, menos que allí comenzara una historia de amor con Rayan Zaidi, profesor de Arte Moderno y Contemporáne...