Odio los paseos escolares

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Aparté de un manotazo la mano de mi compañera de cuarto, ella frunció los labios con reproche y se abalanzo sobre mí de nuevo, la esquivé sin problemas y ella cayó sobre su trasero en el suelo. Se levantó enojada.

-Esto es ridículo ¿puedes quitarte esa cosa de la cabeza?-ella señaló la tiara de plata que tenía puesta y nunca me quitaba.

-Sabes que no lo haré-le recordé por millonésima vez.

-Entonces no iras conmigo a la fiesta-dictó cruzándose de brazos.

Sonreí-Perfecto, yo no quiero ir-Clara hizo un puchero, llevaba toda la tarde convenciéndome de ir con ella, terminé aceptando, sería divertido ¿no? La fiesta antes de las vacaciones de invierno, y sobre todo antes de la excursión con el entrenador Hedge, todos (hasta yo) necesitábamos algo con lo que relajarnos antes de subirnos a un autobús por horas con él.

Por desgracia acepté sin "leer el contrato" no sabía que ella no me dejaría ir si no era bajo sus condiciones, primero maquillaje me puso tanto que parecía otra, lo peor era que ya no me molestaba tanto. Ella había hecho que me acostumbrara, cada día hacía una batalla conmigo para lograr que me pintara aunque sea un poco, porque era enserio un fastidio, si no lo hacía no dejaba de perseguirme con un labial a todas partes (y cuando digo a todas partes es enserio a todas partes, eso incluye el baño). Enseguida planchó mi cabello, en el proceso me quemó más de una vez, si mi cabello de por sí era largo, ahora llegaba hasta mi trasero. Y un vestido azul marino que era pegado hasta la cintura y después tenía vuelo. Odiaba los vestidos.

Observé a mi compañera, se había arreglado y estaba entusiasmada por ir pero no iría si yo no la acompañaba-¿Tengo que quitarme la tiara?

Asintió con pesar-Te ves más ridícula que de costumbre princesa-me mordí la lengua para no insultarla, ella sabía que no me gustaba que me llamaran así. Me quité la tiara y la coloqué con cuidado sobre mí cama-perfecto-chilló-ahora tus zapatos.

Se levantó y buscó en su armario. En lo que hacía eso me puse a pensar, como rayos acabé ahí con maquillaje y sin mi tiara. Cuando acabó la batalla de Manhattan, decidí tomarme un tiempo libre, y fui con Matt al orfanato, lo que no esperé fue que apenas dos semanas después me adoptaran por una familia que era dueña de la mitad de Nueva York. Al principio todo estuvo bien, seguía viendo a Matt y llevaba una relación tranquila con mis padres adoptivos, luego hubo problemas en la escuela. Pare resumir un par de monstruos se toparon conmigo y les pateé el trasero, en el proceso tal vez quemé un par de salones. Mis padres no lo toleraron y me mandaron a La escuela del Monte", su lema: "donde los alumnos son animales" en otras palabras un internado para delincuentes juveniles.

Aún asi me mantuve en contacto con Matt, hablábamos todos los días...solíamos hacerlo; esta última semana no había recibido ni una llamada o mensaje, ni respondía cada vez que intentaba localizarlo. Me preocupaba que algo malo le hubiera pasado, la última vez que hablé con él me comentó que iría al campamento mestizo. Tal vez estaba en una misión ¿qué rayos haría Matt en una misión? Resoplé calmándome, estaba bien solo un poco ocupado.

-Los encontré-gritó mi compañera-creo que te quedaran.

Le di una mirada a los zapatos y reí sarcásticamente-No-podía matar a un monstruo con esos zapatos.

-Dios-se quejó ella-solo póntelos.

-No

-¡Elizabeth!-reprochó.

-¡Clara!-me quejé.

En ese instante tocaron la puerta, dejamos de argumentar. Mi compañera se sentó en la cama enojada. Volvieron a tocar, a pesar de que no quería que nadie me viera de esa manera, fui a abrir la puerta porque sabía que Clara no se movería. Abrí la puerta, creyendo que sería algún maestro diciéndonos que nos calláramos. Pero resultó ser Matt. Lo observé impactada por su repentina aparición. Casi no había cambiado, tal vez era un poco más alto, estaba usando su collar de cuentas (bueno por ahora solo tenía una cuenta), y tenía el cabello más alborotado.

La última hija de Artemisa-Deber u honor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora