VI

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—¿Qué es la soledad según Juan Ramón Jiménez?

Hoy nos toca analizar sobre el Premio Nobel Español, famoso por escribir ‹‹Platero y yo››. Desconocía de este poema titulado ‹‹Soledad››.

‹‹Soledad››. Este nombre me trae tantos dulces y amargos recuerdos a la vez. Hoy son cuatro años desde que se fue.

—¿Qué creen que es lo que quiso transmitir el escritor en sus versos? —dice el profesor para volver a recitar:

‹‹En ti estás todo, mar, y sin embargo,

¡qué sinti estás, qué solo,

qué lejos, siempre, de ti mismo!››

‹‹¿Sinti?››.

De inmediato, alzo mi brazo para interrumpir.

—¿Sí, Rodrigo? —Me señala con su mano—. ¿Quieres decirnos qué es lo que Juan Ramón Jiménez quiso contarnos en estos versos?

Niego con la cabeza.

—Hay un error. —Alzo la hoja que me repartió—. Este ‹‹sinti›› no puede ir junto. Debería ser ‹‹sin ti››.

Escucho un murmullo. Él solo sonríe.

—Así es, junto.

—¿Eh?

No entiendo.

—El autor quiso escribirlo así. Es la transcripción del poema original.

—¿En serio? —Enarco mi ceja, confundido.

Él asiente.

—Y retomando a mi pregunta inicial, ¿alguien me podría decir qué es lo que dijo el autor en estos versos?

El murmullo de antes da paso a un silencio total.

Como nadie parece querer intervenir, leo el resto de los versos que tengo frente a mí al tiempo que el profesor los recita en voz alta:

‹‹Abierto en mil heridas, cada instante,

cual mi frente,

tus olas van, como mis pensamientos,

y vienen, van y vienen,

besándose, apartándose,

con un eterno conocerse,

mar, y desconocerse››.

Releo los versos y suspiro. ¡Dios, otra vez esta maldita dificultad!

Me cuesta interpretar las metáforas. ¡Cuánto me cuesta! Sin embargo, un recuerdo invade mi memoria y me abre los ojos de par en par.

‹‹Rodrigo, ¿te gusta escribir poesía?››.

‹‹Bueno, lo he intentado como tú, pero no me salen los versos tan bien››.

‹‹Quizá sería bueno que vinieras aquí a la playa más seguido››.

‹‹¿Eh?››.

‹‹El mar me ayuda a escribir. Es tan inmenso. Las olas vienen y van, como nuestras contradicciones. Es lo que nos hace humanos››.

‹‹Sigo sin comprender, mamá››.

‹‹¿No te ha pasado que a veces dices algo que es lo contrario de lo que deseas?››.

‹‹Creo que sí››.

‹‹Eso eres tú. Y solo lo descubrirás al escarbar en tu soledad, como mi nombre... en tus recuerdos... en tus alegrías... en tus tristezas... en tus emociones... en tus contradicciones... en tus reflexiones. Frente al mar... frente a tu corazón... frente a ti››.

Apoyo mi cabeza sobre mi mano izquierda. Suspiro profundo mientras aquellas palabras del pasado vuelven a colarse en mi memoria del presente.

‹‹Supongo que uno se conoce mejor mientras está frente al mar, solo, reflexionando sobre uno mismo. ¿Esto debe de ser la soledad?››.

¡Levanto la mano de inmediato!

¡Estoy emocionado! Es la primera vez que he podido interpretar un verso sin mayor ayuda que la de mis recuerdos. Pero, cuando busco ansioso la vista del profesor para capturar su atención, no logro mi objetivo.

Él ha dirigido su rostro hacia otro lado: la chica de largo y negro cabello ondeado.

—El poeta lo que quiere decir es que, frente al mar, en su soledad, escarba en sus recuerdos, en sus heridas, en sus emociones, en sus contradicciones, en sus reflexiones —dice con esa voz de niña.

‹‹¿Qué?››.

—¿Eso debe de ser la soledad? —añade.

‹‹¡¿QUÉ?!››.

Trago saliva. Es como si en ella se hubieran conjugado las reflexiones de mi madre del pasado y las conclusiones de mi presente.

El profesor asiente ante su interpelación. Ella sonríe con timidez, sino de satisfacción. Luego, él voltea su rostro en mi dirección y me pregunta si quiero intervenir.

No le contesto. Total, ella ya lo hizo por mí... y solo por esto, descubro que me gusta verla sonreír.

Diez Rimas de Soledad [Saga Ansías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora