–¡Basta! ¡Porfavor!– Irene lloraba mientras recibía otro golpe de Sehun. El chico no la escuchó y sigió propinandole golpes.
–Espero que aprendas de esta a no engañarme.– Sehun dijo mirando a la chica que yacía a sus pies llorando del dolor. Sin decir más se fue y se encerró en el cuarto dejando a Irene sola en la cocina. La chica se levantó como pudo y salió del departamento. No sabía a donde se dirigía y solo continuó caminando hasta llegar a un lugar que concía bastante bien. La cafetería.
El local estaba cerrado contando de que ya eran las once de la noche y cerraba a las diez. Irene se sentó frente al lugar y acercó sus rodillas a su pecho comenzando a llorar.
–¿Irene?
Al escuchar su nombre miró hacia arriba y Seulgi sintió su corazón detenerse al ver la sangre seca que bajaba por el rostro de Irene.
Al ver a Seulgi, Irene se levantó del suelo ignorando el punzante dolor en sus costillas y la abrazó.
–No llores porfavor, me rompe el corazón verte así.– Seulgi intententó calmar a la chica pero se le hacía imposible. Así que opto por tomar su mano y llevarla a su auto. –Te llevaré a mi casa, ven.