.Diferentes formas de amar.

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Kyle B.

Ser niños era la cosa más fácil del mundo, en nuestro mundo, sin complicaciones que no fuesen sobrevivir la mañana del día siguiente, almorzar sin ser envenenado por un idiota, rivalidades patéticas contra los de sexto o ganarse el título del más rudo aquí, fueron días tan divertidos que parecen hasta nostálgicos de recordar. Sin embargo esos días han quedado atrás al crecer, dando paso a asuntos más complicados por resolver entre nosotros y ya no solo interesa una batalla que no parece tener fin o rescatar al gordo de una realidad ajena a lo que conocemos.

La situación es tan diferente, frustrante, llena de preocupaciones que parecen un chiste mal contado por una chica superficial como Wendy o Rebecca. Con quien hemos cogido la noche anterior, las copas pasadas, sustancias trasladadas y consumidas de aquí a allá, ¿enamorarse o pasatiempo? ¿Marica o curiosidad? Solo una experiencia más, esa es la respuesta ahora. No querrías verte patético o débil, no a menos que estés dispuesto a jugarte la reputación.

Nadie te dice cuál es la manera correcta de amar o si hacerlo es lo ideal, pero cuando te golpea este repentino aire simplón de amor simplemente te empuja a sentirlo sin darte guía para hacerlo, ¿cómo se debe querer en esta realidad cruel? La vulnerabilidad es debilidad, amar es debilidad.

Si amar es complicado, amarlo a él sería mi perdición.

Gordo, patético, cursi y dulce, con esos enormes de un curioso azul que no recordaba y ese marrón como el chocolate de los panqueques que trae para almorzar, sigue igual de rechoncho, pero algo ha cambiado entre los roces de nuestros cuerpos o las miradas que él evita más nervioso que en las emboscadas. Justo como ahora donde nadie podría interrumpirte si das una mirada hacia mi posición con tu torpe mirada gacha, tu masticar lento que me desespera a la manera en que tus mejillas se mueven como las de una ardilla.

Es un jodido niño aun, incapaz de comprender el mundo en el que vive cuando insiste en su fantasía de transformarlo según lo que un día vio, lo que un día vivimos tras el otro lado de esta versión retorcida de nuestra vida. Amarlo ahí sería más fácil, si quisiera hacerlo, no tendría que preocuparme si al devolverle esa sonrisa alguien lo verá como mi punto de inflexión, estar juntos no sería una cosa de maricas que estropearía una imagen que proteger, tomar su mano podría ser una realidad y no un lujo de intimidad. No tendría que estarlo protegiendo todo el tiempo del próximo asalto.

Pero lo único que puedo hacer aquí es mirarte como un descarado, ¿está bien hacerlo así? Nadie podría suponer cursilería en la mirada perversa de mis deseos obscenos. Esto es lo normal aunque a ti te incomode, desconociendo totalmente lo que esto es para ti. Te miro a ti cuando se me pega la gana, recorrer tu anatomía sin importar que las prendas estorben pues mi imaginación no tiene límite alguno cuando se trata de ti, ¿alguna vez te dije que tienes un excelente trasero? 

¿Por qué he de pensar en ello? Es tan repulsivo en algún punto de mis excusas vagas. Divertido al principio, abrumador con el tiempo, insípido al final del día.

Quizás sea porque eres un gordo por tragar tanto pero realmente tienes unos glúteos que no me importaría morder, llegaría hasta tus muslos por trepar de tu carne con mis manos ansiosas, en serio, hace no mucho me di cuenta que te tengo ganas. Me pregunto si será solo deseo por probar de tu virgen ser o mi sentencia de muerte ante tu abominable existencia, ya lo había dicho hace mucho tiempo pero quiero recalcarlo de nuevo.

Estas maldito, eres un maldito, y me has maldecido con tus encantos desde el día en que sentí lastima por ti para meterte en mi vida. Tu existencia patética es como un hechizo de atracción, al principio una mascota a la cual cuidar y mantener a mi lado; después un amigo de dudosa relación al que, tal vez, podría confiarle mi seguridad en mis momentos de vulnerabilidad ciega. Después esto, siquiera me miras con todo lo que he hecho por ti, por una tontería, algo que olvidarás.

Jamás me has volteado a ver como yo quiero, cosa que no entiendo porque ya he intentado de todo para que me correspondas como es debido, ¿por qué no lo harías? Cualquiera querría un pedazo de mí, vivo o muerto. Así que debes de entender que cuando finalmente te dignas a mirar al tomarme desprevenido por la repentina concentración hacia mi rostro, con orgullo petulante solo se me ocurre decirte una cosa sin pensar que te ahuyentaría. Deberías saberlo, me tomaste por sorpresa.

— ¿Qué me miras gordo, te gusto o qué?

¿Por qué dije eso?

Rápidamente tu mirada huye de nuevo, justo como todos estos miserables días, con tu risa incomoda, tu tristeza en esa voz al disculparse, estoy harto de ti y, a la vez, tan desesperado que vuelvas a mirarme como solías hacer. Solo un pequeño brillo, eso te pido, te lo ordeno bajo una máscara que expresa molestía, ira en la mirada afilada y envenenada que no pareces ver ni volver a comprender.

— Perdóname, Kyle.

Eso es todo, es suficiente, el apetito se va por el caño y con la bandeja que sujeto con la fuerza e impulso de una sola mano, al levantar de mi asiento por el coraje de mi indignación y la impotencia, lo único que veo es esa cabeza tuya embarrada de comida repulsiva sin tocar por la amargura.

¿Por qué lo hice?

¿Qué estoy haciendo?

¿Cuándo fue que de darte una bufanda para cubrirte del frío empecé a dañarte con tanto desdén?

— Ya no tengo apetito, termínate lo mío, cerdo.

Como si eso no fuera el colmo, las risas se escuchan, los murmullos, las miradas. Con mis pasos lentos que parecen tranquilos aun cuando la culpa me carcome por dentro, pero es cosa de aparentar, ¿no es así? De tantas maneras de querer y las diferentes formas de amar, yo decidí hacer esta porquería y hacer aún más grande con mi idiotez de fingir las apariencias.

Te amo, pero las cosas no son fáciles. Te amo aunque parezca desearte todo el mal del mundo. 

Un orgasmo para Kyle BroflovskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora