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ㅡ¡¡¡MinLu!!! ㅡquejó el pelinegro a mi costado mientras movía las piernas desesperadamente intentando quitar las mantas que se encontraban encima de él.
Suficiente había tenido con sus interminables pataletas en la noche, ¿Ahora no me dejaría descansar un poco?
ㅡ¡Me duele la cabeza MinLu!!! ㅡse volvía a quejar el muchacho como un niñito de 5 añosㅡ ¡¡¡Min!!! ㅡgritó desesperado por una respuesta.
ㅡ¡Callate de una maldita vez Jeon JungKook! ㅡrespondí sentándome rápidamente en la cama con un humor para nada bueni, me arrepentí al segundo por el dolor de cabeza que me provoco aquel estúpido movimiento.
Y cuando el pelinegro se iba a reír de mí como casi siempre hacía, se llevo las manos a la boca y corrió al baño que se encontraba dentro de mi habitación.
ㅡ¡No! ㅡreaccioné muy tardeㅡ ¡Eres un puerco! ㅡgruñí al ver como intentaba formar una para nada bonito sonrisa.
El pobre e inocente, reitero, el sucio y estúpido Jeon JungKook se encontraba regresando todo aquel líquido que lo había hecho sentirse la mejor persona ayer y la peor hoy.
ㅡHey, ¿Te sientes bien? ㅡpregunté intentando ser un poco más piadosa.
ㅡSi, ¡Solo estoy saludando al interior de tu inodoro! ㅡrespondió con sarcasmo.
No pudo seguir gritando porque las arcadas regresaron y su rostro un tanto desafiante se tenso por completo en una horrible mueca.
La puerta de mi habitación se abrió dejando ver a mi madre entrando con dos tazas y lo que se suponía eran pastillas para el dolor de cabeza.
ㅡKokie, necesit...? ㅡintentó hablar mi madre.
ㅡ¡Esperen! ㅡordené rápidamente.
Corrí hasta mi escritorio y cuando encontré un pequeño bolso de color negro con gotas de pintura por todos lados saque a tiempo record lo que se encontraba dentro de éste, la cámara estaba en mis manos en un abrir y cerrar de ojos y en menos de lo que JungKook se podía meter en problemas, empecé a grabar.
ㅡProsigan ㅡpedi muy tranquila.
Jungkook maldecía por lo bajo y se le veía gracioso con su pijama de ositos negros.
Si, mi madre tenía todo listo para cualquier día que el pelinegro se le ocurriera llegar a altas horas de la noche o a dormir para no ir a la escuela.
Su remera negro de manga larga con unos pantalones blancos de algodón que tenían dibujitos de ositos negros por todas partes era la aniñada pijama que mi madre le había regalado por su cumpleaños, hace 2 meses.
ㅡ¿Ya salió todo mi niño? ㅡpreguntó mi madre en un tono dulce al mismo tiempi en el que le daba pequeñas caricias a su ancha espalda.
Él asintió como un niñito pequeño y se levantó del piso para empezar a lavarse los dientes con...mi cepillo. Dios, que puto asco.
