♢ WE WERE ♢ [YOONMIN]

1.1 KIM NAMJOON

13 de junio del 2028 – 3:00 PM

Sentado en los incomodos cojines frente a la pequeña mesa de madera, de esa reducida habitación que había alquilado con anticipación; en ese popular restaurante de Seúl, esperaba con ansiedad a que alguien se dignara a aparecer.

No es como si con los chicos hablase mucho luego de la drástica separación, pero meses atrás había por fin logrado comunicarnos por mensajes, para así ponernos de acuerdo con aquella reunión; aun cuando se presentaba una gran dificultad en nuestros horarios. Pero, al parecer volvían a dejarme plantado a pesar de las promesas en las que había confiado ciegamente, y, a decir verdad, ya no me sorprendía en absoluto.

Ya que cada año luego de lo sucedido con nuestras vidas, habíamos intentado que en este día nos viéramos así fueran unos cuantos segundos, pero luego de diez años había sido imposible y era entendible; ninguno era capaz de dar la cara. Tenían miedo, y sencilla vergüenza, aunque quizás culpabilidad podría ser la palabra más adecuada para ello.

Porque, si yo constantemente lo único que sentía era culpa. Un asqueroso y mortificante remordimiento que no me dejaba en paz, era bastante probable que ellos estuvieran igual o mucho peor que yo.

Soltando un largo respiro, tomé la jarra de porcelana que contenía vino de arroz; la cual una de las guapas meseras la había dejado media hora atrás y sin pensármelo demasiado, serví un tanto del blanquecino líquido que aún estaba caliente, en un vasito de porcelana que había sobre la mesa; para acto seguido beberme de sopetón todo el contenido.

Tamborileé mis dedos sobre la suave madera, y cuando estaba a punto de perder las esperanzas de aquel ansiado reencuentro, la puerta corrediza de madera se abrió, permitiéndome ver una tez morena, un cabello negro perfectamente peinado, una sonrisa familiar que dejaba al descubierto dos peculiares hoyuelos en esas lisas mejillas, junto con una mirada afable que me obligó a apartar los ojos en dirección a mis manos entrelazadas.

—¡Ha pasado mucho tiempo, YoonGi-Hyung! —saludó con su voz rasposa y profunda.

Lentamente, asentí a sus palabras entre tanto aflojaba un poco la corbata de mi traje, dado que, por alguna razón con su repentina presencia, comenzaba a sentirme sumamente asfixiado, y ese pésimo ambiente aumentó cuando el menor se sentó delante de mí.

Duramos minutos enteros sin decirnos nada, porque a decir verdad yo no sabía cómo iniciar una conversación tras tanto tiempo, pero NamJoon siempre fue esa clase de persona que te entendía en silencio y trataba de no forzar las cosas, por ende, se limitó a servirnos más vino sin molestarse en despegar sus labios en ningún momento, e internamente se lo agradecí, porque de lo contrario aquel semblante serio y circunspecto que tenía pintado en mi rostro, habría terminado siendo remplazado por uno roto y lleno de lágrimas.

Y NamJoon no merecía contemplarme de esa manera luego de tanto tiempo sin vernos.

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Rap Monster fue su nombre artístico desde el 2013 hasta finales del 2017, aquel año en el que decidió cambiárselo a RM. Sinceramente, para esa época de mis 25 años ambos nombres me parecían completamente ridículos e infantiles, pero yo no era quien para burlarme. Más cuando mi creativo nombre para los escenarios estaba inspirado en el azúcar y mi pálido tono de piel, no obstante, no era algo que yo sinceramente hubiera elegido, pero había sido decisión del CEO después de todo, así que no tenía muchas opciones de rechistar algo al respecto, todo lo contrario, a NamJoon; quien solito se puso su propio sobrenombre.

RM siempre fue bastante sensato, y maduro para su edad, sabía que responder en una entrevista, o el cómo salir rápidamente de algún aprieto, era inteligente, centrado, prudente, lector innato y bastante talentoso a la hora de componer. Era tan asombroso a su corta edad que el CEO lo dejó como el líder aun cuando era menor, que SeokJin y yo. Y, a decir verdad, el hecho de que fuera el líder de BTS durante toda nuestra corta pero extenuante carrera, fue algo acertado, probablemente de no ser por RM muchas cosas no hubieran funcionado.