Percabeth entre mortales

¡Tengo a alguien para presentarte!

Leslie Dawson, mortal.

Si preguntan sobre mí puedo decirles unas cuantas cosas. Puedo contarles que tengo diecisiete años (y que aún no sé conducir), o hablarles sobre mi cabello rubio, del que estoy malditamente orgullosa por lo que ningún estúpido estereotipo va a hacerme sentir mal por eso; puedo comentarles sobre mis ojos verde oliva algo achinados y sobre el lunar que tengo en la esquina de mi ojo izquierdo. También puedo decirles que amo leer, el karaoke, los perros, el atardecer y el béisbol; y que tengo la suerte de tener un perfecto novio al que no le acompleja que sea más alta que él, su nombre es Noah, y realmente lo amo, estoy tan enamorada que muchas veces exteriorizo mi cariño y mi felicidad con todo el mundo, deseando que todos tengan la suerte de sentir algo tan lindo como lo es el amor. Lo sé, sueno cursi, me lo han dicho, y no pienso cambiar esa característica de mí; de eso también estoy malditamente orgullosa, así que púdranse corazones de hielo.

Otra cosa que deben saber de mí es que amo a mi familia, tal vez demasiado. Amo a mi abuelo y sus dificultades con la computadora, amo a mi abuela y sus historias de cuando ella tenía mi edad, amo a mi papá y su fanatismo con la poesía, amo a mi mamá y sus sueños, amo a mi hermana y su pasión por la batería, amo a mi tía y sus chismes del supermercado, amo a mi tío y sus juegos de soldaditos, amo a mis primos y sus discusiones de gemelos...

Y amo a mi prima, aunque técnicamente sea la hija del esposo de la hermana de mi mamá, es mi familia de todas formas (las dos con cabello rubio vuelve más verídica la historia) además, es mi mejor amiga (tal vez sea triste que mi mejor amiga sea un familiar, pero es que ella es genial, eso y que soy de esas chicas que no les resulta fácil tener amigas). El punto es que la adoro, desde su preferencia por los Yankees (aun cuando yo elijo siempre a los Mets), hasta sus detallados datos arquitectónicos (es impresionante todo lo que uno puede aprender sobre la presa Hoover hablando con ella). Es una gran prima, y desde que vino desde San Francisco a un internado en Nueva York tengo la oportunidad de pasar mucho más tiempo con ella, lo que es genial, sobretodo porque siempre he pensado que ella y mi mejor amigo podrían llegar a congeniar muy bien, y ahora que ella vive aquí no veo ningún problema en que ellos empiecen a salir.

Solo que sí hay un problema...mi prima se rehúsa a conocerlo. Lo que también me desgarra por dentro porque, aquí entre nos, yo ya los shippeo.

—Por favor, no te estoy pidiendo que te cases con él, solo que tengas una cita para que puedas conocerlo. — insistí— Estoy segura de que si le dieras una oportunidad te gustaría, es un gran chico...

—Y no estoy diciendo lo contrario, Les. — interrumpió— Pero de verdad no estoy interesada, lo siento.

—Pero, Annie...

—No me llames Annie — pidió.

—No me llames Les— contraataqué.

Mi prima sonrió ante esa respuesta y yo no pude evitar reír ante la típica, pero igual siempre entretenida, situación.

—Déjame explicarte porque este chico es simplemente perfecto para ti...

—Ya me lo has dicho, unas cuantas veces, y yo ya te he dicho que aunque suena como un gran chico, no quiero tener una cita con él. De todas formas, ¿por qué es tan importante para ti? El mundo no se va a acabar solo porque no estemos juntos, prima— bromeó.

—Me gustaría tener una cita doble, ya sabes, ustedes dos y Noah y yo. Pero creo que aquí el problema es que no te estás tomando el asunto con la seriedad precisada, y es que ustedes podrían llegar a ser una de las parejas más perfectas del mundo, y yo sería la que los unió, lo que me aseguraría el derecho de ser tu dama de honor en su futura boda— expliqué.