III

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Capítulo 3: Take me to Neptuno.

Narra Stiles

El camaro negro quedo estacionado por la parte de atrás de la casa, daba de frente con mi ventana, así que eso era perfecto.

Entre con un poco -muchísimo- de miedo, pero no había llegado tarde, esa era la hora exacta, además podía ser que su padre estuviera trabajando, después de todo seguía siendo el sheriff del pueblo, por eso mismo el miedo no me paralizaba.

Subí a mi habitación y la luz estaba encendida.

¡¿Pero qué demonios?!

Mi padre estaba tirado en mi cama, con la botella de vodka vacía, mientras que tenía unos papeles en la mano y los miraba con furia y confusión.

Estaba con su traje de trabajo, pero no llevaba su arma, ni su placa, lo cual solo significaba algo; lo habían despedido.

Se volteo a verme, con los ojos rojos de ira, sus dientes apretados, y sus puños amenazándome.

Me dio curiosidad saber que había en esos papeles que lo afectaran tanto.

-Ya sabía yo que tú eras un error, pero no pensé que de esta magnitud, mataste a tu madre, me estas matando a mí, todo lo que tocas lo destruyes, ¡Ya no hay nadie que te quiera, ¿Oíste?!, ¡Nadie en el puto planeta tierra te va a querer jamás!, ¡Porque eres un maldito bastardo!, pero eso ya no me concierne, ahora mismo viene servicios infantiles por ti.

Una sonrisa maquiavélica cruzo su rostro y mis ojos que de por si estaban llorosos vi como dejaba el papel encima de la cama para levantar la mano y golpearme fuerte en la mejilla, sentí el escozor y mis ojos cristalizarse de dolor, es el golpe más fuerte que he recibido de su parte eso es mucho.

Con un rápido movimiento tome el papel y me lance por la ventana, escuchaba los gritos encolerizados de el por la ventana mientras yo rodaba por el suelo, me pare un poco aturdido y me subí al auto.

El auto arranco de inmediato y nadie hablaba, llegamos a la casa de ellos en un silencio sepulcral, yo sentía dolor en todo mi cuerpo y mi ropa estaba sucia, pero no me preocupe de eso, solo trataba de que las miradas que me daban no me atravesaran por completo, mire por la ventana todo el camino y llegamos Cora, Scott, Derek y yo a una gran mansión en el bosque.

Bajamos, yo cojeando, pero no aceptaba la ayuda que me querían brindar, solo quería salir corriendo y perderme en el frondoso y bonito bosque que esta ciudad tenia, ¿Qué tan malo es querer perderse un rato?

-Hola, chicos, ¿Cómo les fue hoy?, oh, tienen visita, ¿Cómo te llamas, cariño? -Me pregunto una mujer, alce la cara, ya que, estaba viendo el suelo en todo momento después de echarle un vistazo a la casa.

Vi como la cara de la mujer se desfiguraba por la preocupación y tristeza.

No me había dado cuenta que mi capucha ya no estaba conmigo

Y eso me basto para poder llorar como había querido hacer en todo el viaje hasta aquella hermosa casa.

Ya no lo puedo soportar, mi cuerpo duele y arde, mi cerebro no funciona más que para ordenarme suicidarme y mis ojos solo se preocupan de expulsar un poco de mi dolor físico, pero no logran que el dolor psicológico sane, mis gimoteos se hacen más fuerte y rotos, mis rodillas fallan y caigo al suelo arrodillado, Scott me abraza y recargo mi cabeza en su hombro.

Por Dios un abrazo, ¿Hace cuánto no tengo uno de esos?

Pero se la respuesta de eso.

Desde que mamá murió en aquel hospital.

Desde que ella ya no está conmigo.

Desde que su cuerpo se volvió pálido, perdió su gran fuerza y su maravillosa sonrisa.

Desde que sus ojos no se volvieron a abrir.

Si, desde que tengo 8 años.

Hace 9 años que no recibo uno de estos.

Me sentí débil, mi mirada estaba en el verde pasto al frente de la mansión.

Miré de reojo hacia la casa y vi que había más personas que la última vez que había visto, pero no me pudo importar menos.

Se sintió un disparo a lo lejos y lo supe.

- ¡Papá! -Grito con fuerza y dolor, porque sí, lo odio, lo odio mucho, pero sigue siendo la persona que me daba de comer y con la cual llegaba cada día, la persona que no debí dejar sola sabiendo su nivel de locura, porque aun ahora que se iba a deshacer de mí, no me iba a dejar tirado solo, no me iba a dejar a merced del mundo solo, pero yo lo dejé así a él. Y aun con todo el odio del mundo me duele pensar que le pudo pasar algo al yo abandonarlo. -Papá no, por favor, perdóname, te deje solo, yo mate a mamá y termine por matarte a ti, juro no fue jamás mi intención, juro que yo no quería hacerlo -Solté una pequeña risa rota que parecía más un lamento eufórico. – después de todo tenías razón, todo lo que toco se destruye, todo lo que alguna vez ame se desvanece frente a mis narices y eso ni siquiera es lo peor… lo peor es que sé que soy el culpable de todo esto.

>>Mamá -Dije mirando al cielo, pasando por alto a todas las personas alrededor mío, sin querer fijarme en nada más que en mis lamentos. -desearía haber sido yo, ¿Por qué tuviste que ser tú?, mi papá te amaba, estoy seguro que él no hubiera cambiado de haber sido yo la perdida, tu hubieras sabido controlar su pena y dolor, yo lo intente, te lo juro, lo intente. Solo por favor dime que me llevaras de aquí pronto, ya no quiero estar aquí, llévame, llévame contigo, nadie me extrañara, ni cuenta se dará el mundo, así que, por favor, por favor, llévame contigo, llévame donde tu estés, no quiero estar aquí mucho más sin amor, -mi voz se redujo a un susurro lastimero y roto. – porque aquí no hay amor para mí, ya no, de hecho, nunca lo hubo, la única persona que me amó se fue, tú eras esa persona, la única que me amó y la única que me amara, nadie más lo hará, porque estoy roto, roto de muchas maneras tanto en alma como en cuerpo, cualquiera que se aproxime se cortara, y yo no pienso dejar que alguien sea lastimado por mi culpa, si no puedes llevarme por lo menos mándame lejos, lejos de las personas, lejos del mundo.

>>Llévame a Neptuno, recuerdas eso, esa historia tan bonita que siempre me contabas, recuerdo que decías que Neptuno era un lugar hermoso, donde una historia de amor pasó, una historia incluso más bonita que Romeo y Julieta porque aquí a pesar de la muerte se siguieron amando hasta la eternidad, mamá llévame a Neptuno, llévame ahí, tal vez pueda encontrar el amor y cariño que en la tierra se ha extinguido. Tal vez ahí estés tú, tal vez ahí este papá, pero no el que se quedó aquí, ¡Esa es la respuesta!, ¡Ahora todo calza! Tu no moriste, sino, te fuiste a Neptuno y te llevaste a papá contigo y dejaste esta copia fría de él aquí, esa copia que torturo mis días de existencia, con amargura y dolor, pero no te preocupes, ya no lo odio, creí que lo hacía, pero lo perdono, si es que esta ahí contigo, dile que lo amo, susúrrale que lo perdono que ya no me importa el dolor que me causo si él está ahí contigo, ya no me importan los abusos, el que haya tenido que limpiar mis heridas yo mismo, el que haya tenido que aprender a cocinar a los 8 años y a trabajar también, el que lo haya tenido que limpiar y arropar luego de las veces que luego de golpearme borracho se desmayaba entre su vomito, dile que lo perdono verdaderamente porque ya no tengo fuerza suficiente para odiarlo, de hecho, ya no tengo fuerza para nada, creí ser fuerte y persistir, recuerda que te amo y recuérdaselo a él, por favor. -Dije mirando al cielo para que dos segundos después toda mi vista se volviera negra.

HOODIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora