CAPITULO 4

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Hoy es sábado así que lo voy aprovechar al máximo, limpie toda la casa.

Me dirigí hacia la cocina pero el grifo, solo salía agua fría, no lo podía entender. No le di importancia, prepare el almuerzo: pasta con pollo.

Jex bajo en pijamas a la cocina

-mmm, eso huele bien-dijo

-gracias, estará listo en un momento

-El grifo sigue roto, y yo desperdicie mi dinero con el idiota de Dan

-Es raro que yo te digo esto porque siempre la menos rencorosa de las dos eres tú, pero perdónalo, ayer parecía que lo sentía en verdad, simplemente pídele de vuelta el dinero.

-Está bien, no me gusta estar embroncada con las personas, pero que se quede con el ese dinero, no lo quiero, esta sucio.de cualquier forma no era tanto

-llama al plomero, tengo un dinero guardado

-¿estás segura?

-si, podemos vivir sin televisión pero necesitamos el grifo sano

-a la tarde lo llamare y hablare con él.

Almorzamos mientras charlábamos de las clases. Jex se fue a la casa de su novio como de costumbre. Y me quede lavando los platos. Llame al plomero y venia dentro de media hora

-hola, que tal soy Estuar, el plomero

-hola, bien. Pase por aquí está la cocina. El grifo está roto, se abre solo, y la otra vez me queme con agua  pero después cuando quise sacar un poco de agua hirviendo, no salió ni una gota.

-está bien, me fijare que puedo hacer

-gracias

Lo deje trabajando solo en la cocina, Salí un rato al patio, me senté en la hamaca  con el libro que me había prestado mi madre: “la custodia de los seres de luz”. Después de un rato decidí entrar y preguntarle si necesitaba algo.

-está todo bien, ¿necita algo?

-no. No encontré ningún problema, no entiendo como se ha abierto sola, y de aquí nunca puede salir agua caliente porque no conectaron la caldera a la cocina; solo sale agua fría.

Me dejo atónita la noticia

-¿está seguro?

-si señorita

Como podía ser que no tuviera conexión y más aun que estuviera sana

-bueno me tengo que ir

-claro ¿Cuánto le debo?

-nada

¿Está seguro?

-si, n se haga problema

-muchas gracias, lo acompañe a la puerta y me despedí de él.

Decidí no darle importancia al asunto; acomode un poco el jardín de la parte delantera de la casa

Corte flores y encontré un bonito jarrón para ponerlas. Saque un vaso de la repisa y lo llene de agua, cuando lo llevaba hacía la sala, estallo en mis manos, mientras caían los trocitos vidrios, vi como corría mi sangre entre el cristal. Estaba muy alterada, yo no tengo la suficiente fuerza para romper de esa manera un vaso.

No sabía a quién llamar pero necesitaba salir de esa casa urgente.

Tenía la respiración acelerada y entrecortada, llame a Pris

-hola, ¿podemos salir un rato al parque Sadec?

-si, que te pasa, ¿sucede algo malo?

-no lo vemos dentro de media hora

LA PROFECÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora